A continuación presentamos el mensaje enviado por Daisaku Ikeda a la 15.ª reunión de la sede central para responsables de la Soka Gakkai hacia el centenario en 2030, celebrada conjuntamente con el Curso de Jóvenes de la SGI en el Centro en Memoria de Josei Toda de Tokio, en Sugamo, el 2 de septiembre pasado. Participaron en el encuentro representantes juveniles provenientes de 44 países y territorios.
Estoy inmensamente feliz de dar la bienvenida a los nobles jóvenes líderes del kosen-rufu mundial que se han dado cita hoy aquí [como participantes en el Curso de Capacitación de Jóvenes de la SGI].
Nichiren Daishonin, el Buda del Último Día de la Ley, está elogiándoos a todos, consciente del tremendo esfuerzo que vosotros, mis preciados amigos, habéis realizado, y de los grandes obstáculos y retos que habéis tenido que superar para llegar hasta Japón.
Estoy seguro de que ese reconocimiento del Daishonin también se extiende a vuestras familias y a los compañeros de fe que os han apoyado para realizar esta travesía con sus mejores deseos, diciendo: «¡Cuán inmensa es su sinceridad! ¡Es más firme que la extensa tierra, más profunda que el gran océano!».[1]
Demos una ovación a todos nuestros miembros, que avanzan con la unión de «distintas personas con un mismo propósito», y oremos por el desarrollo del kosen-rufu y por la armonía, la protección, la paz y la prosperidad de sus países y territorios.
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Hoy, anticipando el décimo aniversario de la Sede del Gran Juramento del Kosen-rufu [el próximo noviembre], quisiera alentar a los ciudadanos globales de la Soka, Bodisatvas de la Tierra, mediante tres obras caligráficas que compuse y que incluyen, todas, el carácter «gran».
La primera es «Gran luz».
En marzo de 1954, mi maestro –el segundo presidente de la Soka Gakkai, Josei Toda–, estableció una oficina de jóvenes para nuestra organización y me designó como responsable del plantel. En esa oportunidad, me transmitió la siguiente orientación: la juventud Soka, sosteniendo la filosofía de la inseparabilidad entre nuestra vida y el universo –el reconocimiento de que el sol, la luna y las estrellas existen dentro de nosotros–, debe esforzarse por expandir enormemente su estado de vida y convertirse en fuerza motriz de la planificación y la ejecución de cada aspecto del kosen-rufu.
Unido absolutamente a mi maestro y decidido a responder a la confianza que él depositaba en mí, mis esfuerzos sin reservas como discípulo encendieron la luz de una nueva creación de valor y aceleraron nuestro majestuoso movimiento para difundir la Ley Mística.
Con la pasión y la fuerza de la juventud, por favor, ¡proteged el derecho a las vidas de la humanidad e iluminad potentemente la vida de las personas y la sociedad!
El año próximo representará el 70.° aniversario de ese nombramiento juvenil. Hoy, os llamo a cada uno de vosotros, mis amados jóvenes discípulos de Japón y del mundo: ¡jóvenes amigos, sed los «responsables del plantel juvenil» de la nueva era!
Espero que construyáis una magnífica y creciente red de personas afines, brillantes con la luz de la revolución humana. Con la pasión y la fuerza de la juventud, por favor, ¡proteged el derecho a la vida de la humanidad e iluminad potentemente las vidas de las personas y la sociedad!
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En la siguiente caligrafía se lee «Gran amor compasivo».
En el escrito titulado Saldar las deudas de gratitud, el Daishonin escribe: «Si el amor compasivo de Nichiren es realmente grande y amplio, Nam-myoho-renge-kyo se propagará durante diez mil años y más aún, por toda la eternidad».[2] El Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente señala: «La expresión “gran amor compasivo” es como la misericordia y la compasión que alberga una madre por su hijo. En la actualidad, es la bondad infinita de Nichiren y sus seguidores».[3]
Nadie encarna este gran amor compasivo heredado del Daishonin con mayor profundidad y calidez que las mujeres de la Soka. Por ese motivo, nuestro movimiento por el kosen-rufu mediante la propagación compasiva de la Ley Mística fluirá hoy y siempre sin que nada lo limite.
En esta sociedad, que expone a tantas personas a sufrir en el frío y el desamparo de la soledad, sigamos el rumbo que nos marcan en unión las miembros de los departamentos de Mujeres y Mujeres Jóvenes, y acerquémonos a los demás para dialogar con coraje –sabiendo que, para nosotros, «coraje» es sinónimo de «amor compasivo»–, con la oración compasiva como base y fuente de sabiduría. Haciéndolo, expandamos en todo el globo el mundo brillante, colmado de esperanza, de nuestra familia Soka, que ejemplifica la cultura de paz.
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La última obra caligráfica es: «Castillo de los grandes monarcas».
En una carta dirigida a su joven discípulo Nanjo Tokimitsu, quien protegió con arrojo a su maestro y a la comunidad de practicantes durante la persecución de Atsuhara, el Daishonin relata la historia de una existencia anterior del buda Shakyamuni, en la cual fue un rey llamado Color Dorado.
El reino estaba sufriendo una larga y grave sequía y, para salvar a la gente del hambre, el monarca repartió todo lo que poseía, hasta la última medida de arroz que guardaba en sus graneros. Luego, clamó a los cielos para que todo el dolor y la aflicción de la población recayeran sobre él, ofreciéndose a morir en su lugar. Las deidades celestiales escucharon su ruego y derramaron la dulce lluvia de la inmortalidad, que revivió a toda la población.[4]
Nada es más fuerte que el «corazón de un león rey»,[5] es decir, el espíritu de quien practica la Ley Mística y trabaja con devoción infatigable y altruista por el kosen-rufu, en aras de la felicidad de la gente y de la justicia.
Nada es más fuerte que el «corazón de un león rey», es decir, el espíritu de quien practica la Ley Mística y trabaja con devoción infatigable y altruista por el kosen-rufu.
Tenemos el poder de activar las funciones protectoras del universo, revitalizar las vidas de las personas y crear un reino de tesoros que corporeice el ideal legado por el Daishonin, «establecer la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra».
¡Protejamos resueltamente el castillo siempre victorioso de la Soka, un castillo de personas comunes dedicadas a la felicidad y la paz, construido por nuestros nobles pioneros con fe poderosa e indestructible!
Y junto con todos los Shin’ichi Yamamoto que están creciendo sin límites a lo largo y ancho del mundo, comprometámonos a asegurar la victoria y la prosperidad perpetuas del «castillo de los grandes monarcas» de la Soka Gakkai, dedicado a cambiar el destino de la humanidad.
(Traducción del artículo publicado el 3 de septiembre de 2023 en el Seikyo Shimbun).
[1] ↑ El sutra de la verdadera retribución, en END, pág. 977.
[2] ↑ Saldar las deudas de gratitud, en END, pág. 773.
[3] ↑ OTT, pág. 43.
[4] ↑ Véase El próspero Sudatta, en END, pág. 1132.
[5] ↑ Carta desde Sado, en END, pág. 320.