El capítulo «El maestro de la Ley» (3/3)


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PUNTO 7, ACERCA DE LA TÚNICA, EL SITIAL Y EL RECINTO QUE SE MENCIONAN EN EL PASAJE: «REY DE LA MEDICINA, ¿CÓMO DEBERÍAN PROCEDER AQUELLOS BUENOS HOMBRES Y BUENAS MUJERES QUE DESEEN EXPONER EL SUTRA DEL LOTO A LAS CUATRO CLASES DE CREYENTES CUANDO EL QUE ASÍ LLEGA HAYA PASADO A LA EXTINCIÓN? ESTOS BUENOS HOMBRES Y ESTAS BUENAS MUJERES DEBERÁN ENTRAR EN EL RECINTO DE EL QUE ASÍ LLEGA, PONERSE LA TÚNICA DE EL QUE ASÍ LLEGA, SENTARSE EN EL SITIAL DE EL QUE ASÍ LLEGA, Y ENTONCES, EN BIEN DE LAS CUATRO CLASES DE CREYENTES, EXPONER AMPLIAMENTE ESTE SUTRA».[18]
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[…] Hoy, Nichiren y sus seguidores, quienes entonan Nam-myoho-renge-kyo, están cumpliendo estas tres reglas de la prédica, representadas por la túnica, el sitial y el recinto, a cada momento de su vida.
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La túnica es el manto de «la amabilidad y la paciencia» (capítulo 10.º, y es a lo que se refiere el pasaje: «vestiremos la armadura de la perseverancia» (capítulo 13.º, «Aliento a la devoción»).
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Con respecto al sitial, si uno se consagra a la práctica sin escatimar la vida, eso pasa a ser el sitial de «la vacuidad de todos los fenómenos [como resultado de haber cortado el apego al propio aspecto transitorio]» (capítulo 10.º).
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El recinto recibe ese nombre porque uno reside en «la gran piedad y el amor compasivo» (capítulo 10.º) cuando expone las enseñanzas. Significa ser capaz de albergar el mismo desvelo que una madre siente por un hijo. ¿Y acaso no estamos cumpliendo esas tres reglas de la prédica a cada momento de nuestra vida?[19]

LAS TRES REGLAS DE LA PRÉDICA: LA TÚNICA, EL SITIAL Y EL RECINTO

A continuación, examinaremos una parte del Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente que versa sobre las tres reglas de la prédica, también conocidas como las tres reglas de la túnica, el sitial y el recinto.[20] Aquí, la palabra «regla» significa «dirección», «camino» o «guía». ¿Cómo deberían proceder los buenos hombres y mujeres –es decir, los maestros de la Ley– que practican el Sutra del loto en la época posterior a la muerte del Buda, a la hora de predicar el sutra en bien de los semejantes? Las tres reglas de la túnica, el sitial y el recinto –metáforas de significativa aplicación humana– pueden servir de guía para acometer esa labor.

En el pasaje que aparece justo antes de este que estamos estudiando, las tres reglas de la túnica, el sitial y el recinto corresponden a los tres cuerpos del Buda: el cuerpo del Dharma, el cuerpo de la recompensa y el cuerpo manifiesto.[21] El Daishonin manifiesta que cuando ponemos en práctica las tres reglas, adquirimos las características de los tres cuerpos del Buda, que contienen las virtudes de la verdad, la sabiduría y el amor compasivo. Allí declara: «Hoy, Nichiren y sus seguidores, quienes entonan Nam-myoho-renge-kyo, están cumpliendo estas tres reglas de la prédica, representadas por la túnica, el sitial y el recinto, a cada momento de su vida».

Las tres reglas de la túnica, el sitial y el recinto se presentan después de esta advertencia del Buda: «Puesto que el odio y los celos hacia este sutra abundan incluso durante la vida de El Que Así Llega, ¡cuánto peor será después de su muerte!».[22] Es de esperar que la propagación de la enseñanza correcta en la era de maldad posterior a la muerte de Shakyamuni dé lugar a persecuciones. Al Daishonin le tocó afrontar hostigamientos en muchas oportunidades, exactamente como anticipa el sutra; es más, estuvo a punto de ser ejecutado durante la persecución de Tatsunokuchi.[23] Y todo lo soportó para poder enseñar y transmitir la gran Ley y, de ese modo, posibilitar la iluminación de todas las personas, de cara al eterno futuro del Último Día de la Ley. Nosotros tampoco debemos claudicar o transigir, por muchas adversidades que se nos presenten por delante. Esta postura resuelta es lo que define a un digno discípulo de Nichiren Daishonin.

El budismo significa vencer. Con una disposición tibia o condicionada, no podemos confrontar ni superar las embestidas tormentosas de la oposición. Por eso, debemos ataviarnos con la túnica de «la amabilidad y la paciencia» y con «la armadura de la perseverancia».[24]

El «sitial» significa estar dispuesto a «consagrarnos a la práctica sin escatimar la vida»[25] aun en medio de la marea borrascosa de la realidad y avanzar intrépidamente ante la naturaleza destructiva de la autoridad arrogante. El «recinto» se refiere al amor compasivo semejante al «desvelo que una madre siente por un hijo»[26] y también a la fortaleza necesaria para proteger a todos de cualquier daño.

El 3 de mayo de este año (2023) se cumple el trigésimo quinto aniversario del Día de las Madres de la Soka Gakkai. ¡Cuán feliz se sentiría el Daishonin de ver la impresionante red solidaria de nuestras mujeres Soka de todas las edades, que, como «amigas en el salón perfumado de orquídeas»,[27] personifican el respeto a la dignidad de la vida!

LOS MIEMBROS DE LA SOKA GAKKAI ESTÁN CREANDO «RECINTOS PERFUMADOS DE ORQUÍDEAS DE AMOR COMPASIVO»

Las tres reglas de la túnica, el sitial y el recinto siempre me recuerdan el diálogo entre el huésped y el anfitrión que se desarrolla en el tratado del Daishonin Sobre el establecimiento de la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra.[28]

Con honda preocupación por los desastres naturales que arrasaban la tierra y causaban sufrimiento a la gente, huésped y anfitrión encuentran, el uno en el otro, alguien con quien compartir sus cavilaciones. Con este espíritu, se sientan juntos a dialogar. A medida que avanza la conversación, el invitado reacciona ofuscado al escuchar que su interlocutor critica las enseñanzas de la Tierra Pura (Nembutsu). Contrariado, se pone de pie dispuesto a marcharse. Pero el anfitrión, con una sonrisa serena, lo alienta a persistir dialogando y le explica con paciencia los fundamentos y las verdades que subyacen a su forma de pensar. La furia del otro se aplaca y este, una vez más, vuelve a escuchar receptivamente.

Aquí, a este exasperado huésped, el anfitrión lo envuelve con «la túnica de la amabilidad y la paciencia», y ambos prosiguen entablando un intercambio sincero, abierto y despojado de prejuicios. Con ello, crea un «compasivo salón perfumado de orquídeas» imbuido de solidaridad y de empatía con los que sufren.

En la medida en que difundamos en Japón y en el mundo este paradigma de diálogo, basado en las tres reglas de la túnica, el sitial y el recinto, podremos construir firmes cimientos sobre los cuales hacer realidad el ideal del Daishonin de «establecer la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra». Este no es un objetivo lejano, destinado a concretarse en un futuro distante; se cumple aquí y ahora, en cada lugar donde nuestros miembros –«los más excelsos maestros de la Ley»–[29] entablan un diálogo constante y dinámico.

TRANSMITIR EL BUDISMO EN EL ÁMBITO DE LA VIDA DIARIA

Este año se cumplen ocho décadas del arresto y el encarcelamiento injustos sufridos por Tsunesaburo Makiguchi y Josei Toda, nuestros dos primeros presidentes, a manos de las autoridades militaristas del Japón en tiempos de guerra (en julio de 1943). Pese a las condiciones atroces de su reclusión, ninguno de los dos arrió el estandarte del diálogo con el cual «establecer la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra». El señor Makiguchi hizo de cada interrogatorio una oportunidad para exponer la filosofía budista, y el señor Toda le enseñó el budismo Nichiren a sus carceleros.

Esta determinación inamovible de hacer daimoku y de difundir la Ley Mística en cualquier circunstancia imaginable es practicar las tres reglas de la túnica, el sitial y el recinto. Sigamos el ejemplo de nuestros grandes mentores, los presidentes Makiguchi y Toda, y continuemos trabajando por el kosen-rufu, sin jamás flaquear ni un instante en nuestro afán.

Cuando transmitimos el budismo a otros con corazón serio y sincero, «habitamos en el mismo lugar que El Que Así Llega».[30] Los maestros de la Ley siempre están junto al Buda.

En el Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente, el Daishonin cita el siguiente comentario: «Cada mañana nos levantamos con el Buda, y cada noche concluimos la jornada con el Buda. A cada momento adquirimos el Camino, a cada momento revelamos nuestra verdadera identidad»[31].[32]

De hecho, los maestros de la Ley corporifican, enseñan y promueven incesantemente el budismo en el ámbito de su vida cotidiana, pues este es el camino hacia la eterna felicidad.

LA INSPIRACIÓN ESPIRITUAL FORJA VALORES HUMANOS

Hace cuarenta años, el día siguiente a nuestra entusiasta celebración del 3 de mayo (de 1983), fui junto con un grupo de jóvenes a Hikawa, un lugar situado sobre el límite occidental de Tokio. Tenía recuerdos hermosos de esa localidad ya que, muchos años antes, había acompañado allí al señor Toda para celebrar una jornada al aire libre del Suiko-kai (Grupo «A la vera del río»),[33] un grupo de capacitación del Departamento de Hombres Jóvenes.

Ese día les dije a mis compañeros: «Los acontecimientos que se producen dentro de nuestro movimiento por el kosen-rufu podrán parecer de poca relevancia, pero, a medida que pase el tiempo, veremos que adquirirán un significado más profundo, grande y eterno. Este encuentro de hoy, y todos los que aquí están presentes, sin falta brillarán en la historia inmortal del kosen-rufu».

Mi convicción era infinita… Hasta el potente río Ganges comenzó siendo una sola gota de agua. Sabía que nuestra juventud y todos nuestros miembros se pondrían de pie en épocas de adversidad y se darían aliento e inspiración unos a otros, porque el juramento que subyace al movimiento Soka es auténtico. Sabía que todos ellos formarían un caudaloso río de valores humanos que, con el tiempo, transformarían la época y el mundo.

Los maestros de la Ley de los que habla el Sutra del loto son, en realidad, bodisatvas en quienes arde el gran juramento del kosen-rufu. Viven activamente junto al pueblo, se dedican al diálogo para crear una sociedad más pacífica en bien de todos y, de ese modo, abren nuevos caminos de avance. Una persona con esta postura puede dar motivación espiritual a muchas otras en el lugar donde vive. El resplandor que cada una de ellas irradia puede iluminar el mundo e inspirar a los demás.

Nosotros, los maestros Soka de la Ley, tenemos la gran misión de comunicar ampliamente a la familia humana global el mensaje del Sutra del loto de coexistencia armoniosa y de respeto a todos los congéneres. Nuestro trabajo es construir una época diferente, en la cual cada individuo haga brillar su dignidad y florezca bellamente, fiel a sí mismo, de acuerdo con el principio de la floración de los «cerezos, ciruelos, durazneros y albaricoqueros».[34]

¡ES MOMENTO DE PONERNOS DE PIE CON PROFUNDA ALEGRÍA!

Cada 3 de mayo, a lo largo de todos estos años, he orado con esta determinación renovada: ¡Mis camaradas Bodisatvas de la Tierra! ¡Y todos los jóvenes, que son nuestra esperanza colectiva! ¡Pongámonos de pie con dinamismo y profunda alegría! ¡Seamos un poderoso río de valores humanos de corriente incesante, que abra paso a un siglo de la vida! ¡Y ampliemos más aún nuestra marea mundial de ciudadanos globales dedicados a establecer la paz y la felicidad!

(Traducción del artículo publicado en la edición de mayo de 2023 de Daibyakurenge).


[18]SL, cap. 10, pág. 164.

[19]OTT, págs. 84-85.

[20] Tres reglas de la prédica: También, «tres reglas de la túnica, el sitial y el recinto». Son tres aspectos esenciales para la propagación del Sutra del loto en la era de maldad después de la muerte del buda Shakyamuni, mencionadas en el capítulo «El maestro de la Ley» (10.º) de dicho sutra. Shakyamuni declara: «¿[C]ómo deberían proceder aquellos buenos hombres y buenas mujeres que deseen exponer el Sutra del loto a las cuatro clases de creyentes [monjes, monjas, laicos y laicas] cuando El Que Así Llega haya pasado a la extinción? Estos buenos hombres y estas buenas mujeres deberán entrar en el recinto de El Que Así Llega, ponerse la túnica de El Que Así Llega, sentarse en el sitial de El Que Así Llega, y entonces, en bien de las cuatro clases de creyentes, exponer ampliamente este sutra. El “recinto de El Que Así Llega” es su gran piedad y su amor compasivo hacia todos los seres vivos. La “túnica de El Que Así Llega” es la actitud amable y paciente. El “sitial de El Que Así Llega” es la vacuidad de todos los fenómenos». (SL, cap. 10, págs. 164.)

[21]Tres cuerpos: Tres clases de cuerpo que puede poseer un buda. El cuerpo del Dharma, el cuerpo de la recompensa y el cuerpo manifiesto. El cuerpo del Dharma es la verdad o Ley fundamental con respecto a la cual está iluminado un buda. El cuerpo de la recompensa es la sabiduría necesaria para percibir la Ley, y se llama así porque la sabiduría de buda se considera la recompensa derivada de un esfuerzo y de una disciplina incesantes. Y el cuerpo manifiesto es la conducta compasiva que llevan a cabo los budas para guiar a las personas a la felicidad.

[22]SL, cap. 10, pág. 163.

[23] Persecución de Tatsunokuchi: El 12 de septiembre de 1271, Nichiren Daishonin, quien cumplía arresto por una acusación falsa, fue llevado secretamente a Tatsunokuchi en mitad de la noche con el propósito de ejecutarlo. La decapitación no pudo consumarse.

[24] Véase OTT, pág. 85.

[25] Véase ib.

[26] Ib.

[27] El «amigo en el salón perfumado de orquídeas» indica a la persona de virtud. La expresión sugiere que la compañía de alguien virtuoso obra como una buena influencia, de la misma manera que uno, al estar en un salón lleno de orquídeas, queda impregnado de su fragancia. (Véase Sobre el establecimiento de la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra, en END, pág. 24.)

[28] Sobre el establecimiento de la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra: Este escrito es un tratado de advertencia que Nichiren dirigió el 16 de julio de 1260 a Hojo Tokiyori, emperador retirado que seguía siendo el hombre más influyente del clan gobernante japonés. Adopta la forma de un diálogo entre un anfitrión y un huésped, figuras que se interpretan como alusiones a Nichiren Daishonin y a Hojo Tokiyori, respectivamente. Allí predice que, si no se sigue la enseñanza correcta contenida en el Sutra del loto, el país sufrirá en el futuro cercano la calamidad de una invasión extranjera y la calamidad de una rebelión interna, las únicas dos que faltaban producirse en Japón dentro de los males conocidos como «tres calamidades y siete desastres».

[29]OTT, pág. 82.

[30] Ib., pág. 83; En el capítulo «El maestro de la Ley» del Sutra del loto se lee: «Debes saber que estas personas habitarán en el mismo lugar que El Que Así Llega, y que este, con su mano, les acariciará la cabeza». (SL, cap. 10, pág. 163.)

[31] Cita de un comentario de Fu Ta-shih (497-569), practicante budista laico de China que gozó del respeto del emperador Wu de la dinastía Liang, también budista como él. Además de dedicarse a la práctica con devoción, fue un gran filántropo.

[32] OTT, pág. 83.

[33] Suiko-kai (Grupo «A la vera del río»): Grupo de capacitación del Departamento de Hombres Jóvenes formado por el segundo presidente de la Soka Gakkai, Josei Toda. Debe su nombre a la antigua novela épica china A la orilla del agua, que fue material de estudio de esa agrupación.

[34] Véase OTT, pág. 200.

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