Jóvenes fénix · A los miembros del Departamento Futuro de la SGEs
¡Hola, compañeras y compañeros!
Esperamos que en mayo hayáis disfrutado de unas maravillosas reuniones de diálogo conmemorativas del mes de los sucesores. Ahora entramos en la recta final del curso escolar: seguro que todas y todos habréis encendido vuestros faroles luminosos para llegar a este mes de junio con alegría y constancia, dando un paso de coraje más y sorteando cualquier dificultad. ¡Enhorabuena!
En relación con la importancia de brillar siendo fieles a nosotros mismos, Ikeda Sensei nos explica que existe una torre llena de tesoros en nuestro interior:
Cuando hacéis Nam-myoho-renge-kyo, permitís que vuestra torre de los tesoros interior brille intensamente, tal como sois. Esta es la promesa de Nichiren Daishonin, el Buda del Último Día de la Ley.
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No hay necesidad de compararos con otros, de dejaros controlar ni tampoco de ser influenciados por lo que piensen de vosotros. Jamás debéis menospreciaros a vosotros mismos.
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Pase lo que pase, mientras entonéis Nam-myoho-renge-kyo al Gohozon y os esforcéis de un modo acorde con vuestra manera de ser, seréis capaces de abrir la torre de los tesoros de vuestras vidas y extraer valentía, sabiduría y amor compasivo ilimitados.
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Mis jóvenes amigos, ¡confiad en vosotros! ¡Vivid con orgullo y sed siempre fieles a vosotros mismos![1]
¿Conocéis el cuento de El patito feo? ¡Seguro que muchos sí! Él también poseía una maravillosa torre de tesoros, aunque otros no pudieran verla. Este cuento, entre muchos otros como La sirenita o Pulgarcita, fue escrito por Hans Christian Andersen. Sus historias siempre rebosan del espíritu de valorar al máximo a cada persona, y la del patito feo es un ejemplo de ello. La escribió basándose en su propia vida, ya que sufrió burlas e innumerables reveses, pero no se dejó vencer y siguió luchando por sus sueños. Al final, llegó a convertirse en un autor famoso, un maestro de la narrativa que escribió, a lo largo de su vida, más de ciento cincuenta cuentos infantiles.
En el libro Un arcoíris de esperanza, Sensei nos recuerda que, aunque algunas personas se puedan burlar de nosotros por ser diferentes, «el bullying y la discriminación son comportamientos totalmente equivocados […], así que no os dejéis vencer por ellos. Cada uno de vosotros posee un maravilloso tesoro, que es suyo y de nadie más. La recitación del daimoku tiene el poder de hacer brillar ese tesoro al máximo en vuestras vidas. Aunque ahora no podáis identificar cuál es, llegará el momento en que sí podréis».[2]
«Cada uno es como es; no puede ser otro»: Completa el laberinto guiándote por estas palabras de Ikeda Sensei: «Imagino que, a veces, querréis ser como alguien que conocéis. Pero las flores de cerezo nunca pueden convertirse en flores de ciruelo, melocotonero o albaricoquero. Cada uno es como es; no puede ser otro. Lo importante es que, siendo fieles a vosotros mismos, expreséis en todo su esplendor el máximo potencial que poseéis».[3]
[1] ↑ IKEDA, Daisaku: «¡Sean siempre fieles a sí mismos!», Mirai Journal, 1/9/2023.
[2] ↑ IKEDA, Daisaku: Un arcoiris de esperanza, Rivas-Vaciamadrid: Ediciones Civilización Global, 2022, pág. 100.
[3] ↑ IKEDA, Daisaku: «Nuestras diferencias nos hacen únicos», Mirai Journal, 1/2/2024.