Aprendiendo a compartir


Paule Barcenilla y Maite De Diego | Bilbao


Maite: Tengo 58 años y empecé a practicar el budismo Nichiren en 1987, alentada por mi hermano. En ese momento nuestra sociedad no estaba aún muy abierta a nuevas ideas, pero en mi familia siempre nos apoyaron y respetaron, incluso aceptando de buen grado que hiciéramos reuniones de diálogo en casa cuando aún vivía con mis padres.

Paule: Yo tengo treinta años y conocí la práctica en 2018 a través de una amiga. Empecé a orar sola y poco después comencé a participar en reuniones de diálogo. La verdad es que la Soka Gakkai que yo he conocido es distinta a la que viviste tú en tus primeros años como pionera. Es más…

Maite: ¿Abierta?

Paule: Sí, y creo que en 2018 la organización también era más sólida.[1] Había reuniones de diálogo mensuales, muchas personas me apoyaron… En 2021 decidí ingresar como miembro, y poco a poco he ido asumiendo más responsabilidades. La verdad es que me inspira mucho la fortaleza de las mujeres: sois para mí, y para muchas jóvenes, una fuente de inspiración y de compromiso. Me transmitís el valor para no rendirme cuando las cosas se ponen difíciles.

Paule y Maite, victoriosas

Maite: Mi tendencia natural siempre ha sido hacerlo todo yo. De hecho, nunca he tenido ningún problema en asumir todo tipo de responsabilidades con ganas e ilusión. Pero compartir la responsabilidad del grupo de diálogo con Paule y preparar juntas las reuniones me ha permitido aprender a compartir, a delegar, a confiar y a agradecer su apoyo.

Paule: A mí también me pasa. Soy bastante independiente, y antes de practicar el budismo en la Soka Gakkai me costaba pedir ayuda, pero con la Alianza Brillante estoy aprendiendo cada día.

Por otro lado, pienso también que quienes ahora somos jóvenes pasaremos al Departamento de Mujeres y siempre habrá departamentos juveniles, con nuevas ideas, a los que habrá que apoyar.

[Maite:] Compartir la responsabilidad del grupo de diálogo con Paule y preparar juntas las reuniones me ha permitido aprender a compartir, a delegar, a confiar y a agradecer su apoyo.

Maite: Sí, es imprescindible confiar en las generaciones jóvenes. Tenemos que aprender de vosotras, de vuestro ímpetu y vuestras ganas. Si no somos capaces de unirnos a la gente joven, que es el futuro, no conseguiremos la paz.

Paule: Totalmente de acuerdo. Es estableciendo puentes de diálogo y amistad, donde el vínculo trasciende diferencias como la de edad, como podemos trabajar por la paz, sin estar mirando cada uno por su lado. Por eso creo que debemos valorar profundamente nuestras reuniones de diálogo y la Alianza Brillante.


[1] ↑ En relación con los desafíos de la etapa anterior a 1991, en la que Maite inició la práctica budista, puede leerse «Fundamentos del budismo Nichiren para la nueva era del kosen-rufu mundial», cap. 10.

Scroll al inicio