Gracias al Departamento de Artistas de la SGEs
«En paz, ¡tra, tra!»: esta rítmica expresión, con homenaje a Rosalía, resonó en el auditorio del Centro Cultural Soka de Rivas el domingo 12 de mayo. Y es que, tras un paréntesis de cinco años motivado por la excepcionalidad del período, el espacio volvió a acoger una Fiesta de la Cultura Soka: el regalo que el Departamento de Artistas de la SGEs ofrece a la ciudadanía anualmente, durante las fiestas locales de mayo.
En esta ocasión, la fiesta cobró la forma de una comedia original, creada para la ocasión en un tiempo récord. Con el título «Voces de paz», fue una invitación a realizar una reflexión colectiva sobre este tema de tan extrema actualidad, la paz.
Gracias a la mediación de los personajes de Gloria y Victoria, dos simpáticas solucionadoras de conflictos y conductoras de un pódcast sobre la paz; gracias al recuerdo de disputas superadas, como un desacuerdo entre vecinos, y, sobre todo, gracias a enfrentar en directo una pugna entre bandas callejeras, el guion trasladó a la escena el pensamiento de Daisaku Ikeda de que «toda persona, en esencia, desea la paz» y que «debemos cambiar nuestra actitud hacia el otro y, con valor, iniciar el diálogo, para superar la desconfianza, el odio y el temor que anidan en nuestro propio corazón» (IKEDA, Daisaku: La nueva revolución humana. Volúmenes 19 y 20, Rivas-Vaciamadrid: Ediciones Civilización Global, 2020, pág. 104).Aunque buena parte de las escenas eran tremendamente hilarantes, no faltaron momentos conmovedores, en los que artes escénicas y plásticas se entrelazaron para nutrir la determinación de que terminen las guerras y prevalezca, de una vez, la paz.
Las sonrisas se extendieron por la sala cuando, en uno de los dos pases, un personaje preguntó: «¿No os dais cuenta de que se necesita más valor para evitar una guerra que para hacerla?», y una enérgica voz infantil respondió desde el público: «¡Es verdad!».
Con la participación de más de veinte artistas y alrededor de trescientos asistentes –entre los cuales, numerosas personas que visitaban el centro cultural y el Jardín de la Paz por primera vez–, la Fiesta de la Cultura Soka volvió a divertir, emocionar y abrir las puertas a nuevos, y necesarios, diálogos.
