El desafío de cambiar el destino de la humanidad


Entrevista a Minoru Harada (Parte 2/2)

(Volver a la parte 1/2).

Minoru Harada | Foto: Seikyo Shimbun

Entre 1974 y enero de 1975, cuando se fundó la Soka Gakkai Internacional (SGI), ¿qué episodios del movimiento de diplomacia ciudadana impulsado por Ikeda Sensei destacaría?

El conflicto entre China y la Unión Soviética es lo que más le dolía. De hecho, Sensei visitó ambos países por primera vez con el deseo de encontrar un camino hacia la solución de ese conflicto, costara lo que costara.

Durante su primera visita a China, en mayo de 1974, vio en primera persona cómo estudiantes de secundaria trabajaban duro para construir un refugio antiaéreo. Constatar cómo el miedo a la guerra ensombrecía incluso las vidas de los más jóvenes le angustió.

Recreación del momento en que Daisaku Ikeda, durante su primera visita a China (en mayo de 1974), presenció cómo estudiantes de secundaria trabajaban en la construcción de un refugio antiaéreo, en un ambiente prebélico que él contribuiría decisivamente a transformar (extraída de La nueva revolución humana) | Ilustración: Cortesía del Seikyo Shimbun

Más tarde, en septiembre del mismo año, cuando realizó su primera visita a la Unión Soviética y se entrevistó con el primer ministro Alekséi Kosyguin, le planteó: «[En China] están pendientes de los movimientos de la Unión Soviética. Perdone que sea tan directo, pero ¿la Unión Soviética piensa atacar a China?».[1] A lo que el primer ministro contestó: «No, la Unión Soviética no tiene intención de atacar a China».[2]

Entonces, Sensei preguntó: «¿Puedo transmitir esto a los líderes chinos?». La respuesta de Kosyguin es conocida: «Hágalo, por favor».[3]

Durante su segunda visita a China, en diciembre de 1974, Ikeda Sensei transmitió las palabras del primer ministro Kosyguin a los líderes chinos, incluido el viceprimer ministro Deng Xiaoping, a través de Liao Chengzhi, presidente de la Asociación para la Amistad China-Japón.

Constatar cómo el miedo a la guerra ensombrecía incluso las vidas de los más jóvenes le angustió.

El papel que desempeñó la diplomacia ciudadana de Ikeda Sensei en este período fue abordado por Kong Shigefeng, entonces director del Centro de Investigación Zhou Enlai de la Universidad de Nankai, en un discurso que pronunció en la Universidad Soka en 2004:

En aquella época, China se encontraba en medio de una turbulenta situación política. En esa situación, el primer ministro Zhou estaba trabajando en las Cuatro Modernizaciones[4] y, para llevar a cabo ese plan, era esencial una evaluación precisa de la situación internacional. Al conocer la posición de la Unión Soviética a través del presidente Ikeda, Zhou se convenció de que una guerra abierta entre China y la Unión Soviética era imposible y pudo implementar audazmente su plan de reconstrucción nacional.

Creo que el primer ministro Zhou reconoció que el papel del presidente Ikeda era del más alto nivel, y por esa razón se reunió con él incluso en circunstancias tan especiales.[5]

De hecho, el registro de actividades de Deng Xiaoping en aquella época muestra que inmediatamente después de su encuentro con Ikeda Sensei fue a visitar al primer ministro Zhou, y que pocas semanas después, en enero de 1975, Zhou declaró en la Asamblea Popular Nacional que seguiría promoviendo las Cuatro Modernizaciones. Esta tendencia culminaría más tarde con la Reforma Económica China. En este sentido, el testimonio del director Kong es extremadamente significativo.

En el viaje por el kosen-rufu que realizó entonces, en enero de 1975, Ikeda Sensei experimentó en una primera escala el cálido clima de Los Ángeles, para seguidamente afrontar un frío glacial en Nueva York, reunirse con el secretario de Estado Henry Kissinger bajo la nieve en Washington, y luego pasar por Chicago y otras ciudades antes de trasladarse a Hawái y Guam. La temperatura varió de forma tan drástica que era como si el crudo invierno se hubiera convertido de golpe en verano. Varios miembros de la delegación enfermaron, pero Sensei mantuvo la templanza hasta el final. Fue la viva imagen del espíritu de no escatimar la vida[6] y el coraje del león.

En la ceremonia fundacional de la SGI en Guam, Ikeda Sensei pidió a los representantes de cada país allí reunidos: «Más que vivir buscando la alabanza o la gloria personal, espero que dediquen su noble existencia a sembrar las semillas de paz de la Ley Mística en todo el mundo».[7] Creo que estas palabras expresan perfectamente la gran lucha que él desplegó con sus acciones, y el espíritu que nosotros, sus discípulos, heredamos con nuestra práctica.

En aquellos tiempos turbulentos, Ikeda Sensei escribió sobre el tema de su novela La revolución humana: «La gran revolución humana de un solo individuo puede generar un cambio en el destino de un país y, más aún, propiciar un cambio en el rumbo de toda la humanidad».[8] Podría decirse que protagonizó una destacada diplomacia ciudadana con líderes mundiales para demostrar que es posible transformar el mundo.

Lo primero que un discípulo debe heredar de su maestro es la acción. Ni la filosofía más profunda ni las aspiraciones más nobles pueden crear valor para la sociedad a menos que se traduzcan en acción.

Una vez, su maestro Josei Toda le dijo a Ikeda Sensei, mientras contemplaban el mar teñido por la puesta de sol frente a la aldea de Atsuta, en Hokkaido: «El mundo es inmenso; lo habitan seres abrumados por terribles sufrimientos y niños que tiemblan ante las siniestras sombras de la guerra. Debes llevar la llama de la Ley Mística hasta los confines de la Tierra. ¡Hazlo en mi lugar!».[9]

Debemos abrazar el corazón de los niños asustados por la guerra y de las personas que luchan contra el sufrimiento, incluso en tierras lejanas, como si fuera nuestro propio corazón, pensar en qué podemos hacer por la paz y dar un paso adelante.

En lugar de apartar la vista de la crisis climática y la destrucción ambiental, debemos considerar estas amenazas como nuestras y desempeñar un papel activo en la protección del futuro del planeta.

De este sentido de responsabilidad y esta acción surgirán la sabiduría y la solidaridad que abrirán las puertas a un mañana mejor.

Lo primero que un discípulo debe heredar de su maestro es la acción. Ni la filosofía más profunda ni las aspiraciones más nobles pueden crear valor para la sociedad a menos que se traduzcan en acción. Debemos abrazar el corazón de los niños asustados por la guerra y de las personas que luchan contra el sufrimiento, incluso en tierras lejanas, como si fuera nuestro propio corazón, pensar en qué podemos hacer por la paz y dar un paso adelante.

En 1974, en respuesta al espíritu de paz que Ikeda Sensei estaba corporeizando a través de sus viajes por todo el mundo con una promesa hecha a su maestro en el corazón, el Departamento de Jóvenes de la Soka Gakkai de Japón lanzó una campaña de recogida de firmas por la abolición de las armas nucleares y la erradicación de las guerras, que sumó más de 10 millones de firmas.

Ikeda Sensei acogió con genuina satisfacción esta iniciativa proactiva de sus discípulos y, en enero de 1975, entregó el libro de firmas al entonces secretario general de las Naciones Unidas, diciendo: «Démosle el toque final».[10]

Además, para preservar un registro de los horrores de la guerra accesible a las generaciones futuras, el Departamento de Jóvenes realizó entrevistas a supervivientes de la Segunda Guerra Mundial y publicó colecciones de testimonios de la batalla de Okinawa y de los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki, que vieron la luz en junio de 1974 y agosto de 1975, respectivamente.

El movimiento para transmitir fielmente al futuro los trágicos recuerdos de la guerra se extendió a todo el país. Las publicaciones pacifistas de la Soka Gakkai han llegado a conformar una serie con más de cien volúmenes y son altamente valoradas por la sociedad, hasta el punto que un experto las ha definido como un «Man’yōshū moderno».[11]

Una lección que podemos extraer de lo que estamos hablando es que, en tiempos en que la sociedad está sumida en el caos y la incertidumbre, debemos actuar en bien de la dignidad de la vida, construir un espacio para el diálogo y la solidaridad, y brindar esperanza a las personas.

En este sentido, considero que el evento Mirai Action Festival, que se celebró el pasado 24 de marzo a partir de la colaboración con organizaciones juveniles y de la sociedad civil, y en el que participaron jóvenes de la SGI, fue un excelente y oportuno encuentro que aunó la sabiduría de la juventud para abordar estos tiempos convulsos.[12]

Representantes de los colectivos juveniles que organizaron el Mirai Action Festival formalizan, durante el evento, la entrega de una declaración conjunta a Tshilidzi Marwala, rector de la Universidad de las Naciones Unidas y secretario general adjunto de la ONU (Tokio, 24 de marzo) | Foto: Seikyo Shimbun

Además, han surgido innumerables «Shin’ichi Yamamoto»[13] en todo el mundo. Por ejemplo, la Soka Gakkai de la India (Bharat Soka Gakkai, BSG) participa en «BSG for SDG», una iniciativa que promueve los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en la sociedad, y el Instituto Budista Italiano Soka Gakkai impulsa la campaña por la abolición de las armas nucleares «Senzatomica».

Es muy alentador que se estén dando estos pasos en bien de las comunidades y de la sociedad, y no podemos sino esperar que la «gota» de estas actividades juveniles se extienda hasta convertirse en el «gran río» de la paz mundial.

En lugar de apartar la vista de la crisis climática y la destrucción ambiental, debemos considerar estas amenazas como nuestras y desempeñar un papel activo en la protección del futuro del planeta. De este sentido de responsabilidad y esta acción surgirán la sabiduría y la solidaridad que abrirán las puertas a un mañana mejor.

La edición del Seikyo Shimbun del 15 de noviembre del año pasado presentó un ensayo de Ikeda Sensei titulado «Construir castillos de valores humanos y jardines de paz en todo el mundo», perteneciente a la serie Nuestra brillante revolución humana. Fue el último escrito por nuestro maestro, y se publicó el día de su muerte.

En ese ensayo, refiriéndose a una reunión de sede central de la Soka Gakkai que se llevó a cabo en Nakanoshima, Osaka, medio siglo atrás, hizo el siguiente llamamiento:

A menudo se priorizan los intereses nacionales sobre la vida de los seres humanos, y se justifica la violencia causada por el odio. Por desgracia, quienes sufren las consecuencias de esta inversión de las prioridades suelen ser las personas comunes, las madres y los niños.

Hoy, la situación es aún más crítica. Por lo tanto, ya que practicamos la filosofía del budismo Nichiren, que afirma el valor de la vida, trabajemos para impulsar aún más nuestro movimiento con la convicción de que «nada contribuye tanto a la felicidad como la paz».[14]

Espero sinceramente que todos los miembros del Departamento de Jóvenes de la Soka Gakkai hereden estas palabras, que pueden considerarse la última voluntad de Ikeda Sensei y, con un compromiso inquebrantable, las encarnen en la sociedad.

(Traducción del artículo publicado el 23 de abril de 2024 en el Seikyo Shimbun).


[1]Véase IKEDA, Daisaku: La nueva revolución humana. Volúmenes 19 y 20, Rivas-Vaciamadrid: Ediciones Civilización Global, 2020, pág. 339.

[2] ↑ Ib.

[3] ↑ Ib.

[4] ↑ N. de E.: Las Cuatro Modernizaciones fueron objetivos establecidos por Zhou Enlai, en 1963, y promulgados por Deng Xiaoping, a partir de 1977, para fortalecer la agricultura, la industria, la defensa nacional, y la ciencia y tecnología en China.

[5] ↑ N. de E.: Zhou Enlai decidió encontrarse con Daisaku Ikeda durante el segundo viaje de este a China, en diciembre de 1974, aun estando hospitalizado.

[6] ↑ N. de E.: Esta expresión condensa las palabras del Sutra del loto «sin jamás escatimar ni el cuerpo ni la vida» (SL, pág. 189). En la revista CG, n.º 231, julio 2024, sección «Estudio» (1/3), se lee sobre ellas que «no quieren decir que debamos tomar a la ligera ni devaluar la vida. Antes bien, su propósito es destacar cuánto debemos atesorar y apreciar la Ley».

[7] ↑ Extractos de este discurso se pueden escuchar en línea.

[8] ↑ Véase IKEDA, Daisaku: La nueva revolución humana. Volumen 30. Parte II, Rivas-Vaciamadrid: Ediciones Civilización Global, 2021, pág. 293.

[9] ↑ Véase IKEDA, Daisaku: La nueva revolución humana. Volúmenes 25 y 26, Rivas-Vaciamadrid: Ediciones Civilización Global, 2022, pág. 104.

[10] ↑ N. de E.: Esta expresión, que entronca con un relato originario de China, en este contexto viene a rendir homenaje a los esfuerzos de la juventud, al proponer su culminación.

[11] ↑ N. de E.: Man’yōshū es el nombre de la colección de waka o poesía japonesa más antigua existente y de mayor relevancia histórica. Buena parte de los poemas que la integran corresponden al período entre los años 600 y 759. El significado literal del título, que constituye un dato relevante para comprender la alusión en el texto, es «colección de diez mil hojas».

[12] ↑ N. de E.: Véase un reportaje sobre el Mirai Action Festival en la revista CG, n.º 229, mayo 2024, sección «Especial».

[13] ↑ «Shin’ichi Yamamoto» es el nombre del personaje que representa a Daisaku Ikeda en la novela La nueva revolución humana. En enero de 1949, el joven Ikeda se incorporó a la editorial dirigida por Josei Toda. Cuando le asignaron la dirección de una revista infantil y escribió algunos artículos, firmó como «Shinichiro Yamamoto». Toda Sensei apreció la elección: «Es bastante bonito». Una versión más compacta del nombre fue usada más tarde en la novela La revolución humana y, posteriormente, identificó al protagonista en los treinta volúmenes de La nueva revolución humana.

[14] ↑ Véase la revista CG, n.º 226, febrero 2024, sección «Orientación». La frase entrecomillada está extraída del primer volumen de La nueva revolución humana.

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