El capítulo «La duración de la vida de El Que Así Llega» · Parte III (3/4)


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PUNTO 16, ACERCA DE LAS PALABRAS «YO SOY EL PADRE DE ESTE MUNDO»[27]
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El Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente señala: «Yo» se refiere al buda Shakyamuni, padre de todos los seres. El Sutra del loto nos asegura que tanto el Buda como el sutra en sí poseen las tres virtudes del soberano, el maestro y el padre.[28]
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Lo que se nos asegura con respecto al Buda se halla en el pasaje referido a las tres virtudes del Buda de la enseñanza teórica, que dice: «Pero ahora estos tres mundos / son mis dominios / y los seres vivos que habitan allí / son, todos, mis hijos. […] / Soy la única persona / que puede rescatar y proteger a los demás» (capítulo tercero, «Parábolas y semejanzas»). En relación con las tres virtudes del soberano, el maestro y el padre referidas al Buda de la enseñanza esencial, la virtud del soberano se constata en las palabras «[E]sta, mi tierra, permanece a salvo y en calma» (capítulo decimosexto); la del maestro, en las palabras «Constantemente he predicado la Ley, / he enseñado y convertido a incontables millones de seres vivos» (ib.) y la del padre, en las palabras «Yo soy el padre de este mundo» (ib.).[29]

NICHIREN DAISHONIN ES EL SOBERANO, EL MAESTRO Y EL PADRE DEL ÚLTIMO DÍA DE LA LEY

A continuación, estudiemos, en el Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente, el punto 16 del capítulo «La duración de la vida», que comenta la cita «Yo soy el padre de este mundo». A Shakyamuni, como buda que logró la iluminación en el remoto pasado, se lo describe desde la perspectiva de las tres virtudes de soberano, maestro y padre, y Nichiren Daishonin se identifica como la persona cuyo comportamiento representa dichas virtudes en el Último Día de la Ley.

Las palabras del sutra «Yo soy el padre de este mundo» se refieren a la parábola del médico excelente y sus hijos enfermos.[30] Shakyamuni, como el padre médico de la parábola, es el «padre de todos los seres» en los tres mundos reales. Y tal como el médico salva a sus hijos en estado de ilusión (que han perdido el sano juicio por tomar veneno y rehúsan beber el remedio preparado por su progenitor), del mismo modo Shakyamuni se esfuerza incondicionalmente para salvar de su «confusión»[31] a las personas que sufren.[32]

Aquí, el Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente pone de relieve las tres virtudes de Shakyamuni citando un pasaje del capítulo «Parábolas y semejanzas» (3.o)[33] de la enseñanza teórica (primera mitad del Sutra del loto) y otras partes del capítulo «La duración de la vida» (16.o) de la enseñanza esencial (segunda mitad). Con respecto a dichas citas, el Daishonin afirma que «la virtud del soberano se constata en las palabras “[E]sta, mi tierra, permanece a salvo y en calma”;[34] la del maestro, en las palabras “Constantemente he predicado la Ley, / he enseñado y convertido a incontables millones de seres vivos”;[35] y la del padre, en las palabras “Yo soy el padre de este mundo”[36]».[37]

Luego, el Daishonin señala: «Ahora, Nichiren y sus seguidores, quienes entonan Nam-myoho-renge-kyo, son los padres de todos los seres, pues los salvamos de los tormentos del infierno del sufrimiento incesante».[38] En esta frase, afirma que, en el Último Día de la Ley, él y sus discípulos son los «padres de todos los seres» y que asumen el gran reto de liberar de las aflicciones a todos, guiándolos hacia la iluminación.

En La apertura de los ojos, que el Daishonin escribió durante su exilio en la isla de Sado, explica: «Yo, Nichiren, soy el soberano, el maestro y el padre de todo el pueblo del Japón».[39]

Aquí expresa su convicción de que él es el «soberano, maestro y padre» del Último Día de la Ley, quien se ha levantado con infinito amor compasivo para guiar a todo el pueblo a la iluminación en esta época oscura, donde abundan los actos contra la Ley y el sufrimiento humano. Se consagra intrépidamente a propagar la enseñanza budista correcta, sin arredrar ante la persecución más implacable. Posee un estado de vida colosal, que le permite considerar una «profunda alegría» incluso ese exilio que podía significarle la muerte.[40]

TODOS LOS SUFRIMIENTOS SON LOS SUFRIMIENTOS DE NICHIREN

Al final de esta parte del Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente dedicada a las palabras «Yo soy el padre de este mundo», el Daishonin cita el Sutra del nirvana: «Los diversos sufrimientos que experimentan los seres son los propios sufrimientos de El Que Así Llega».[41]

Inmediatamente antes de esta cita, en el Sutra del nirvana, aparece esta declaración: «Ver sufrir a los seres es como sufrir yo mismo». El Buda considera que las angustias de todas las personas son su dolor personal.

En vista de ello, el Daishonin declara en el Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente: «Los diversos sufrimientos que experimentan los seres son los propios sufrimientos de Nichiren».[42]

Asimismo, en Sobre la advertencia a Hachiman, luego de citar el mismo pasaje del Sutra del nirvana que comenta en el Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente, el Daishonin escribe: «Las aflicciones que padecen todos los seres brotan de esta sola causa: son todas las propias aflicciones de Nichiren».[43]

Los sufrimientos que cada uno de nosotros experimenta son muy variados o «diversos», pero, en última instancia, derivan todos de los deseos mundanos (o pulsiones ilusorias) y, más específicamente, de la ignorancia fundamental.[44] Aunque se expresan como múltiples aflicciones, provienen de una misma fuente u origen. ¿Cómo se corta esa causa raíz del sufrimiento? El Daishonin afirma que eso se logra mediante la fe, la creencia. «La “fe” [o creencia] es una filosa espada que cercena la oscuridad o ignorancia fundamental».[45]

El Daishonin, blandiendo la «filosa espada» de la Ley Mística, corta la ignorancia fundamental de todos los seres y «obstruye el camino que conduce al infierno del sufrimiento incesante».[46] De ese modo, a través de la transmisión benevolente de la Ley Mística despeja el cauce para que fluya la corriente del kosen-rufu en el Último Día de la Ley y a lo largo del eterno futuro.

Cada uno de nosotros, en nuestro propio lugar de misión, estamos haciendo una labor persistente y tenaz para acercarnos con sinceridad y empatía a quienes nos rodean, con el deseo de aliviar su dolor y su sufrimiento. Hemos construido una red de buenos amigos[47] que acerca y une a la gente.

Estos esfuerzos están reviviendo en nuestra sociedad contemporánea el espíritu de amor compasivo ilimitado del Buda para aliviar los «sufrimientos de todos los seres» en el nivel más fundamental. Ha llegado la hora de mostrar al mundo, más que nunca, el genuino valor de nuestro gran movimiento global de Bodisatvas de la Tierra dedicados a eliminar la desdicha e impartir alegría.

(Continuar leyendo la parte 3/4).


[27] ↑ SL, cap. 16, pág. 230.

[28] ↑ Tres virtudes del soberano, el maestro y el padre: Virtudes que todos los seres deben respetar. La virtud del soberano es el poder de proteger a todos los seres vivos; la virtud del maestro es la sabiduría de instruir a los seres y guiarlos a la iluminación; la virtud del padre es el amor compasivo de nutrirlos y sostenerlos.

[29] ↑ OTT, pág. 137.

[30] ↑ Parábola del médico excelente y sus hijos enfermos: Una de las siete parábolas del Sutra del loto, donde se narra la historia de un diestro médico, padre de muchos hijos que ingieren veneno mientras aquel está fuera del hogar. El padre elabora un antídoto, pero algunos de los hijos, en estado de enajenación mental, rehúsan beberlo. Entonces, el padre deja el remedio y se marcha a una tierra lejana. Desde allí, envía a un mensajero para informar a sus hijos que él ha muerto. Desolados, estos recobran el discernimiento, toman el remedio que su padre les ha dejado y sanan de inmediato. Luego, este regresa a la casa y todos se reúnen felizmente.

[31] ↑ SL, cap. 16, pág. 230.

[32] ↑ En el capítulo «La duración de la vida» del Sutra del loto, Shakyamuni dice: «Yo soy el padre de este mundo, / y salvo a los que sufren y viven en la aflicción. / A causa de la confusión de la gente común, / aunque vivo, hago correr la voz de que he entrado en la extinción». (Ib.).

[33] ↑ Referencia al pasaje que dice: «Pero ahora estos tres mundos / son mis dominios / y los seres vivos que habitan allí / son, todos, mis hijos. / Este lugar / está plagado de dolores y de pruebas. / Soy la única persona / que puede rescatar y proteger a los demás» (SL, cap. 3, pág. 69).

[34] ↑ SL, cap. 16, pág. 229.

[35] ↑ Ib., pág. 228.

[36] ↑ Ib., pág. 230.

[37] ↑ OTT, pág. 137.

[38] ↑ Ib., pág. 138.

[39] ↑ La apertura de los ojos, en END, pág. 304.

[40] ↑ El Daishonin escribe: «Por lo que hice, fui condenado al exilio, pero este es un sufrimiento menor, limitado a mi existencia actual, y del que no vale la pena lamentarme. En mis existencias futuras, disfrutaré de una inmensa felicidad, y este pensamiento me colma de profunda alegría» (Ib.).

[41] ↑ OTT, pág. 138.

[42] ↑ Ib.

[43] ↑ On reprimanding Hachiman (Sobre la advertencia a Hachiman), en WND-2, pág. 934.

[44] ↑ Ignorancia primordial o fundamental: También llamada oscuridad fundamental. La ilusión más hondamente arraigada en la vida, que da lugar a todas las otras ilusiones. Se refiere a la incapacidad de ver o de reconocer la verdad suprema de la Ley Mística, así como las pulsiones negativas que surgen de dicha ignorancia.

[45] ↑ OTT, pág. 54.

[46] ↑ El Daishonin escribe: «Si el amor compasivo de Nichiren es realmente grande y amplio, Nam-myoho-renge-kyo se propagará durante diez mil años y más aún, por toda la eternidad, pues [ese amor compasivo] posee el poder benéfico de abrir los ojos ciegos de todos los seres vivos en la tierra del Japón, y puede obstruir el camino que conduce al infierno del sufrimiento incesante». Saldar las deudas de gratitud, en END, pág. 773.

[47] ↑ En el budismo, un «buen amigo» es una persona virtuosa y recta que guía a la gente hacia el budismo. El término se usa en oposición a «mal amigo», que se aplica a las influencias negativas que alejan a la gente de la práctica budista u obstruyen su fe.

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