Diciembre es, como junio, uno de los meses en los que en la SGEs se invita a profundizar y practicar la ofrenda budista a través de la actividad de aportación. Para contribuir a ello, entrevistamos a Ramon Casals y Dora Fernández, que viven en la localidad barcelonesa de Sant Antoni de Vilamajor y son referentes de esta clase de esfuerzos.
Muchas gracias por aceptar nuestra invitación a conversar. Sois un matrimonio con un largo recorrido en la práctica del budismo Nichiren en la Soka Gakkai. ¿Cómo lo iniciasteis?
Ramon: Cuando tenía 25 años, a finales de 1985, una amiga me habló por primera vez del budismo de Nichiren Daishonin. Durante la primavera del año siguiente recité por primera vez Nam-myoho-rengue-kyo y experimenté sus efectos positivos rápidamente. Esto me animó a cultivar con seriedad la fe, la práctica y el estudio budistas ya desde el inicio.
En esa época, en España apenas contábamos con materiales de lectura y estudio, pero empecé a leer los textos de orientación de Daisaku Ikeda a los que iba teniendo acceso, y desde el primer momento me conmovieron.
Mi vida cambió profundamente: en contraste con lo que había sido, me sentía alegre, con mucha esperanza y ganas de vivir. Decidí avanzar junto a mi maestro y dedicar mi vida al kosen-rufu.
Dora: A mí el budismo me llegó a través de Ramon, en septiembre de 1991. Comenzamos a salir y enseguida me habló de cómo esta práctica le había cambiado la vida. Con la pasión que le caracteriza, me iba explicando qué era la Soka Gakkai, quién era Daisaku Ikeda…
Tengo un especial recuerdo de las primeras reuniones de diálogo a las que asistí acompañando a Ramon, y de lo cómoda que me hicieron sentir las personas que participaban en ellas. Con todo, tardé un tiempo en empezar a practicar. Lo hice en 1993, y fue la mejor decisión que pude tomar para mi vida.
Después de 31 años puedo decir con total convicción que siento un gran agradecimiento y un gran orgullo de formar parte de la Soka Gakkai y de tener a Daisaku Ikeda como maestro de vida.
Como sabéis, os hemos propuesto esta entrevista para su publicación en diciembre, «mes de aportación» en la SGEs. ¿Podéis hablarnos sobre vuestra vivencia de esta actividad a lo largo de estas décadas?
Ramon y Dora (juntos, en adelante): Con el paso de los años hemos tenido muchas experiencias. Hemos vivido dificultades de todo tipo: enfermedades, problemas laborales, problemas sociales, muertes de familiares y amigos… Como dice el Gosho, son «hechos de la vida»,[1] y gracias al aliento de nuestro maestro no hemos dejado que nos hicieran retroceder, sino que siempre hemos seguido avanzando.
Los dos hemos sido funcionarios: Dora, en la administración pública de la Generalitat de Catalunya como maestra de escuela (hasta la jubilación, ahora hace seis años); Ramon, en la administración local como administrativo en el Ayuntamiento (todavía hoy, aunque con la jubilación cerca).
Desde el inicio de nuestra práctica nos hemos desafiado en la actividad de la aportación, al igual que en todas las otras actividades de la SGEs. Para nosotros estas no son meros actos puntuales, sino parte de nuestra revolución humana: una lucha espiritual.
Nos venimos esforzando en todas las actividades de la Soka Gakkai, y de ese modo hemos podido impulsar nuestra revolución humana. Simplemente deseamos retribuir esta deuda de gratitud con sinceridad.
Siempre hemos intentado ser constantes. Uno de los pasajes que nos ha inspirado a hacerlo es este de La nueva revolución humana:
Por favor, siga perseverando en la práctica con una fe constante como la corriente del agua. La constancia en la fe es esencial para alcanzar la budeidad en esta existencia. Por eso Nichiren Daishonin escribe: «Aceptar es fácil; continuar es difícil. Pero la Budeidad yace en mantener la fe»[2].[3]
En los momentos en que, por algún motivo, hemos tenido un ingreso económico extraordinario, hemos traducido nuestro agradecimiento al Gohonzon en un esfuerzo adicional en la aportación. Por otro lado, cuando durante la pandemia las actividades de la SGEs pasaron a ser en línea, tomamos una decisión: calculamos lo que veníamos a gastar al mes en desplazamientos por el kosen-rufu[4] antes de la declaración del estado de alarma, e incrementamos nuestra aportación en esa cantidad. Lo cierto es que, con espíritu de desafío, hemos mantenido ahí el listón incluso después de retomar la presencialidad.
Dicho esto, no queremos dejar de señalar un aspecto de la ofrenda budista que se recalca cuando estudiamos sobre ella: más importante que lo que se ofrenda –el valor económico– es el espíritu con el que se ofrenda. Lo resume el Daishonin al escribir: «Lo importante es el corazón».[5]
Como hemos apuntado antes, nosotros nos venimos esforzando en todas las actividades de la Soka Gakkai, y de ese modo hemos podido impulsar nuestra revolución humana. Simplemente deseamos retribuir esta deuda de gratitud con sinceridad.
Habéis citado varias frases de los escritos de Nichiren Daishonin y unas palabras de Daisaku Ikeda que hacen alusión a la actitud que tratáis de personificar en vuestra vida y en las actividades por el kosen-rufu. ¿Hay algún pasaje alusivo a la ofrenda budista que os haya inspirado especialmente?
Sí, hay varios. Por ejemplo, hace unos años Ikeda Sensei comentó un pasaje en el que el Daishonin ilustra la trascendencia de la ofrenda de una prenda de ropa por parte de una seguidora:
«Para ilustrar la idea, si una sola chispa, pequeña como una habichuela, prende fuego una hoja de hierba en un tupido prado primaveral de mil ris cuadrados, en un instante todo se convertirá en una hoguera inmensurable e ilimitada. Lo mismo sucede con esta túnica. Aunque se trate de una sola prenda, ha sido ofrendada a los budas de todos los ideogramas del Sutra del loto».[6]
Es una metáfora muy vívida. El Daishonin también enseña que el beneficio que obtiene una persona al hacer ofrendas a la Ley también se extenderá a su familia y a sus seres queridos, a sus padres y abuelos, y a la vida de todas las personas que están relacionadas con ella.[7]
El Daishonin […] enseña que el beneficio que obtiene una persona al hacer ofrendas a la Ley también se extenderá a su familia y a sus seres queridos.
Y en el capítulo «El triunfo» de La nueva revolución humana, que constituye una referencia clave en relación con este tema, hay una parte que sintetiza la relación entre la ofrenda, la fe y la felicidad: «El espíritu de la ofrenda hecha con alegría eleva el estado de vida de la persona y produce beneficios inmensurables. Esto, a su vez, profundiza la convicción en la fe. Es una ecuación inconmutable para consolidar los cimientos de la felicidad».[8]
Evidentemente, se podrían citar otros tantos pasajes. A través del estudio podemos aprender sobre lo que, al final, es nuestra fuente de inspiración primordial: el ejemplo de los tres presidentes fundadores de la Soka Gakkai, Tsunesaburo Makiguchi, Josei Toda y Daisaku Ikeda, con su postura de contribuir con sus vidas al kosen-rufu.
Esa referencia a «contribuir con la vida» es significativa. Ciertamente, las ofrendas al budismo no son solo monetarias, sino que cobran otras formas también.
Desde luego. Es algo que tenemos muy presente.
En 2002, cuando decidimos construir una casa para nuestra familia (de la que, por cierto, todavía estamos pagando la hipoteca), lo hicimos con la determinación de ofrecerla también como lugar de reunión, abierto a las actividades Soka. Y así lo hemos hecho.
Nuestro pueblo, a 50 kilómetros de Barcelona, no tiene estación de tren. Algo similar les ocurre a muchos de los miembros de la SGEs en nuestra zona, que viven en localidades con poca accesibilidad en transporte público. Para movernos con una cierta autonomía y poder visitar a los compañeros y compañeras, a menudo recorriendo distancias largas, para nosotros ha sido imprescindible tener vehículo propio. Y, como siempre nos hemos tomado seriamente la guía de evitar cualquier accidente en el transcurso de las actividades por el kosen-rufu, hemos considerado necesario contar con vehículos seguros. Primero, tuvimos un coche en propiedad y, desde hace unos 11 años, usamos coches en renting. Gracias a ello, hemos podido acercarnos y atender a muchas personas.
Vuestros esfuerzos son admirables… Estamos seguros de que habrán revertido positivamente en vuestra vida de infinidad de maneras. ¿Podríais compartir algunas?
Bueno, hemos podido formar una familia que, de acuerdo con el aliento de nuestro maestro, late con el deseo de contribuir a la sociedad. Aquí cabrían muchos episodios, pero, como padres, algo que nos reconforta especialmente es haber podido acompañar y constatar el crecimiento de nuestras dos hijas.
La mayor, Anna Taeko, fue aceptada en la Universidad Soka de América para cursar la carrera de Artes Liberales y, gracias a sus esfuerzos, le otorgaron varias becas. Después fue admitida y también becada en la Universidad de Georgetown (Washington D. C.), donde completó un máster en Relaciones Internacionales Europeas. Y, cumpliendo el que había sido su sueño desde la adolescencia, pudo trasladarse a Nueva York y trabajar en la ONU, con la meta de mejorar el mundo.
Nuestra hija menor, Maria Hiromi, cursó las carreras de Ciencias Políticas, en la Universitat Autònoma de Barcelona, y Derecho, en la Universidad Internacional de la Rioja. Ahora trabaja en el departamento de Recursos Humanos de una empresa internacional en Barcelona.
Las dos, en sus respectivos trabajos, muestran una gran responsabilidad, son valoradas, saben escuchar y tienen empatía por las personas de su entorno, especialmente las que más sufren. Se esfuerzan en crear valor allá donde están.
Esta prueba real de la bondad de los valores Soka es muy significativa para nosotros.
[1] ↑ La felicidad en este mundo, en END, pág. 715.
[2] ↑ La dificultad de mantener la fe, en END, pág. 493.
[3] ↑ IKEDA, Daisaku: La nueva revolución humana. Volumen 30. Parte II, Rivas-Vaciamadrid: Ediciones Civilización Global, 2021, pág. 28.
[4] ↑ La zona donde residen Ramon y Dora es rural y, como responsables de un área organizativa grande, recorren distancias importantes para participar en reuniones y realizar visitas, según se lee más abajo en la entrevista.
[5] ↑ El tambor en el Portal del Trueno, en END, pág. 993.
[6] ↑ La ofrenda de una túnica sin forrar, en END, pág. 558.
[7] ↑ Véase Civilización Global, n.º 152, diciembre 2017, sección «En diciembre».
[8] ↑ IKEDA, Daisaku: La nueva revolución humana. Volúmenes 3 y 4, Rivas-Vaciamadrid: Ediciones Civilización Global, 2010, pág. 265.