Como informamos en el número anterior de esta revista, el mensaje emitido al mundo con la concesión del Premio Nobel de la Paz 2024 a Nihon Hidankyo se vio amplificado, tras la ceremonia de entrega del galardón en Oslo, con varios eventos coauspiciados por la Soka Gakkai Internacional (SGI) en la capital noruega al día siguiente, 11 de diciembre. A continuación, presentamos un resumen de las intervenciones de los ponentes de un encuentro celebrado en la Universidad de Oslo con la meta de acercar las experiencias de los hibakusha a la juventud. En él, estudiantes locales de secundaria, bachillerato y universidad aprendieron sobre la inhumanidad de las armas nucleares.
MELISSA PARK | DIRECTORA EJECUTIVA DE ICAN
Me gustaría poner de relieve el coraje de los hibakusha de Hiroshima y Nagasaki, quienes sobrevivieron a los bombardeos nucleares sobre estas ciudades. Durante décadas, han hecho frente repetidamente a recuerdos dolorosos para pedir la abolición de las armas nucleares. Sus testimonios allanaron el camino para la adopción del Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares en la ONU. Sin los testimonios de los hibakusha, el tratado nunca se habría adoptado.
ICAN recibió el Premio Nobel de la Paz en 2017. Este fue el resultado de concienciar sobre el impacto humanitario de las armas nucleares y hacer campaña para la adopción del nuevo tratado en la ONU. Los testimonios de los supervivientes del uso y los ensayos de armas nucleares dieron un poderoso impulso a la campaña. El Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares proporcionó, por primera vez, un marco para la proscripción y eliminación completas de las armas nucleares. También incluye obligaciones para apoyar a las víctimas de las armas nucleares y restaurar el medio ambiente.
Escuchar las voces de los hibakusha y actuar nosotros mismos es la forma más importante de hacer realidad sus deseos. Por eso queremos alentar a más países a que se adhieran al Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares.
La abolición de las armas nucleares es un reto global. Ha habido muchas ocasiones en las que estas armas han estado a punto de utilizarse accidentalmente. Hemos tenido suerte de que no se haya producido ningún daño global. De emplearse, las armas nucleares tendrían un efecto devastador sobre millones de vidas y causarían una destrucción medioambiental generalizada. La cuestión de las armas nucleares amenaza la supervivencia de la humanidad y del planeta en su conjunto.
Según estudios recientes, incluso en el caso de una «guerra nuclear limitada», el hollín y el polvo que una explosión nuclear arrojaría se extenderían por la atmósfera y bloquearían la luz solar, lo que provocaría un colapso de la agrícultura y una hambruna, provocando con ello muchas víctimas. Este fenómeno se conoce como «invierno nuclear» y es un ejemplo de los efectos devastadores de las armas nucleares.
El presidente de la SGI, Daisaku Ikeda, colaborador de ICAN desde hace muchos años, dijo en una ocasión: «Para poner fin a la era del terror nuclear, debemos luchar contra el “enemigo” real, que no son las armas nucleares en sí mismas, ni los Estados que las poseen o construyen. El oponente real que debemos confrontar es la lógica que justifica las armas nucleares y considera legítimo aniquilar a otros cuando se los ve como una amenaza o un obstáculo para el logro de los propios objetivos». Estas palabras expresan la filosofía de la SGI y la nuestra respecto a la abolición de las armas nucleares.
De ahora en adelante, es importante que la generación más joven actúe en favor de la abolición de las armas nucleares. Tenemos la responsabilidad de transmitir un futuro pacífico con las palabras: «Nunca repetiremos Hiroshima y Nagasaki».
KEIKO OGURA | REPRESENTANTE DEL GRUPO DE INTÉRPRETES POR LA PAZ DE HIROSHIMA
La mañana del 6 de agosto de 1945, yo tenía ocho años. Estaba cerca de mi casa, a 2,4 km del epicentro. Ese día, mi padre me dijo: «Tengo un mal presentimiento. No vayas a la escuela hoy».
A las 8:15 de la mañana, de repente me vi envuelta en un potente destello de luz y todo lo que tenía delante se volvió completamente blanco. La explosión me tiró al suelo y quedé inconsciente. Cuando me desperté, todo estaba completamente oscuro. Cuando comencé a ver, poco a poco, mi entorno, vi que las casas vecinas y todo lo demás había sido destruido. Mi hermano me dijo que la ciudad de Hiroshima estaba en llamas y que muchas personas habían quedado reducidas a cenizas en un instante, mientras que muchas otras corrían sin rumbo con la ropa ardiendo.
Dentro de nuestra casa había cientos de fragmentos de cristal, pero mi padre tuvo suerte de salir ileso. Cuando salimos de casa, empezó a caer la «lluvia negra», altamente radiactiva.
Muchas personas cuyos hogares se habían visto afectados cerca de nuestra casa huían, una tras otra. Todas pedían agua. Yo les di agua e, inmediatamente después de beberla, dos personas murieron delante de mí. Esto se convirtió en un trauma irreversible que me atormentó durante mucho tiempo.
De las personas que pudieron volver a casa sin quemaduras ni heridas, algunas murieron más tarde por los efectos de la radiación. Debido a este miedo a la radiación, muchos hibakusha sufrieron discriminación social. Entre los supervivientes de la bomba atómica no solo hay japoneses, sino también personas de otros pueblos asiáticos, como los chinos y los habitantes de la península de Corea.
El cenotafio dedicado a las víctimas de la bomba atómica en el Parque Memorial de la Paz de Hiroshima lleva inscritas las palabras «Descansad en paz, pues jamás repetiremos el error». Estas palabras representan el compromiso de la humanidad.
La razón por la que hoy he compartido mi testimonio sobre la bomba atómica es porque necesito vuestra ayuda. Por favor, reflexionad sobre mi historia y trasmitídsela a otros jóvenes. Espero que emprendáis acciones por la abolición de las armas nucleares de acuerdo con la manera de ser de cada uno, por ejemplo, a través de la música o de la escritura.
No os dejéis atrapar por las diferencias de nacionalidad o de creencia. Conoced los pensamientos de personas de orígenes culturales diferentes al vuestro y hablad sobre ellos a otras personas. Nuestro anhelo es que la próxima generación haga realidad un mundo sin armas nucleares. Espero que la gente del mundo se dé cuenta de lo trágicas que son las armas nucleares y que nunca se repitan los mismos errores.
MASAO TOMONAGA | DIRECTOR EMÉRITO DEL HOSPITAL DE LA BOMBA ATÓMICA DE NAGASAKI DE LA CRUZ ROJA DE JAPÓN
Soy superviviente de la bomba atómica y médico. Me gustaría hablar desde esa doble perspectiva. Además de los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) y el cambio climático, vosotros tenéis que hacer frente a la creciente amenaza del uso de armas nucleares. Por lo tanto, me gustaría que todos la conozcáis y entendáis.
Los efectos de una bomba atómica responden a tres elementos: onda expansiva, calor y radiación.
Cuando una bomba atómica explota, se liberan grandes cantidades de radiación gamma y neutrones que irradian el área circundante. La radiación es invisible, pero afecta al cuerpo humano. La exposición a grandes cantidades puede causar roturas o mutaciones del ADN. Las células dañadas suelen afectar a la médula ósea y a los órganos y pueden provocar la muerte en cuestión de semanas.
Mi casa estaba a unos 2,7 kilómetros del epicentro. Yo tenía dos años y me enteré más tarde de lo que ocurrió entonces. El día del bombardeo, estaba durmiendo en el piso de arriba de mi casa con fiebre alta. La explosión destruyó parcialmente mi casa, pero afortunadamente salí ileso y escapé con mi madre.
La bomba atómica incendió edificios y casas en la ciudad de Nagasaki. El calor quemó la piel y causó graves traumatismos a muchas personas. Muchas saltaron al río con la expectativa de encontrar alivio en el agua, pero la mayoría murieron.
Además, los efectos a largo plazo de la radiación pueden durar décadas y causan enfermedades como el cáncer. Muchos años después de los bombardeos atómicos, la gente sigue sufriendo.
El expresidente de EE. UU. Barack Obama, que visitó Hiroshima en una ocasión, pidió una «revolución ética» para abolir las armas nucleares. Quisiera pediros a todos que asumáis ese importante papel.
No hay ninguna razón para fabricar armas nucleares. No hay ninguna necesidad. Espero y deseo sinceramente que vuestra generación trabaje en unión solidaria para construir un mundo pacífico sin armas nucleares.