En su tratado Sobre el establecimiento de la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra, presentado el 16 de julio de 1260 al gobernante de Japón, Nichiren Daishonin lamenta que la población del país tuviera que experimentar un sufrimiento interminable a consecuencia de los desastres naturales, el hambre y las epidemias. Declara que la única manera de aliviar ese dolor es abrazar una sólida filosofía de respeto a la dignidad de la vida. El discurso de Daisaku Ikeda del cual presentamos un extracto a continuación explica que el propósito de «establecer la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra» es el corazón del budismo Nichiren y un pilar central de la Soka Gakkai.
Se dice que todas las enseñanzas que expuso el Daishonin a lo largo de su vida comienzan y terminan en el tratado Sobre el establecimiento de la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra.
En este texto palpita su inmenso amor a la humanidad, su ferviente deseo de que las personas sean felices y de construir una sociedad de paz, basada en la enseñanza correcta del budismo.
Perfectamente de acuerdo con este principio, dispuestos a «establecer la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra», los miembros de la Soka Gakkai hemos promovido el kosen-rufu superando toda clase de hostilidades y persecuciones. Tengo la absoluta convicción de que el Daishonin reconoce y aplaude nuestros esfuerzos.
Como afirma en este tratado: «Si a usted le importa su seguridad personal, debe ante todo orar por el orden y la tranquilidad en los cuatro sectores del territorio, ¿no lo cree así?».[1] […]
Mientras las guerras y los desastres naturales convulsionen la Tierra, la gente no podrá sea feliz. No es cuestión de esforzarnos solo por nuestra felicidad personal: la felicidad verdadera solo puede lograrse si oramos por una sociedad pacífica y próspera y trabajamos para hacerla realidad.
Además, cuando vivimos de esta manera, podemos romper los límites de nuestro yo inferior, y construir una vida realmente valiosa y plena.
La felicidad verdadera solo puede lograrse si oramos por una sociedad pacífica y próspera y trabajamos para hacerla realidad.
El maestro Toda decía a los integrantes del Departamento de Jóvenes: «¡Pensad cómo cambiar la sociedad y qué necesitáis hacer para construir un mundo ideal! ¡Quiero que baséis todas vuestras acciones en esta perspectiva a largo plazo!».
Me gustaría que vosotros, los jóvenes, lideréis la construcción de una sociedad ideal. Espero que os involucréis activamente en la sociedad y que hagáis cuanto esté a vuestro alcance para ayudar a otras personas y para contribuir a vuestras comunidades. Esta es la esencia del budismo Nichiren.
Me gustaría que vosotros, los jóvenes, lideréis la construcción de una sociedad ideal. Espero que os involucréis activamente en la sociedad y que hagáis cuanto esté a vuestro alcance para ayudar a otras personas y para contribuir a vuestras comunidades. Esta es la esencia del budismo Nichiren.
El ser humano es la base de las sociedades y naciones, y la conducta humana se modela a partir de las ideas, los principios filosóficos y las creencias religiosas.
El estado de una sociedad, en gran medida, depende de los principios rectores y las metas que orientan la vida de sus integrantes. Por ello es tan importante que cada persona posea una sólida filosofía de vida. Nuestro movimiento por el kosen-rufu es, por tanto, una lucha por lograr el ideal de «establecer la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra».
En otro escrito, el Daishonin observa: «En última instancia, los desastres continuarán sin tregua, a menos que logremos demostrar la supremacía de esta enseñanza [de Nam-myoho-renge-kyo].[2]
El foco del budismo está en la victoria. La paz y la prosperidad, en sentido genuino, solo se pueden lograr cuando prevalece lo correcto y lo justo y florecen principios rectos.
La vida es una contienda. Podemos obtener resultados victoriosos solo en la medida en que oramos seriamente, nos esforzamos al máximo y somos consecuentes en las acciones. Seamos personas triunfadoras en todas las esferas mediante el trabajo persistente y el diálogo sincero.
El Daishonin sufrió tremendas persecuciones a raíz de confrontar a las autoridades gubernamentales. ¿Por qué, sabiendo que sería perseguido, escribió Sobre el establecimiento de la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra? En su escrito Razones por las cuales escribí «Sobre el establecimiento de la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra» aclara sus intenciones: «Mi único propósito al hablar así es el bienestar de la nación, de la Ley y de los demás, no mi propio beneficio».[3]
El Daishonin, Buda del Último Día de la Ley, vivió dispuesto a proclamar la verdad con audacia, en bien del budismo, de la paz y del pueblo.
Toda Sensei señaló: «Incluso cuando el Daishonin estaba a punto de ser decapitado, o cuando la nieve y el frío lo atormentaban en el crudo invierno de Sado, ¿acaso no dijo que él era el pilar, los ojos y el gran navío del Japón, y no siguió trabajando abnegadamente por la felicidad de la gente? ¡Retornemos a esa firme identidad interior y luchemos con todas nuestras fuerzas!».
La Soka Gakkai ha propagado ampliamente en todo el mundo una red de paz, cultura y educación basada en el budismo Nichiren. Enfocada siempre en poner la felicidad al alcance de todas las personas mediante la filosofía de la revolución humana, ha promovido el diálogo entre civilizaciones en el ámbito global, inspirada en el deseo de construir una sociedad de armonía y convivencia.
Enfocada siempre en poner la felicidad al alcance de todas las personas mediante la filosofía de la revolución humana, [la Soka Gakkai] ha promovido el diálogo entre civilizaciones en el ámbito global, inspirada en el deseo de construir una sociedad de armonía y convivencia.
El Daishonin escribe: «La persona de sabiduría no es la que practica el budismo alejada de los asuntos mundanos, sino, antes bien, la que comprende cabalmente los principios con los que el mundo se gobierna».[4]
Estamos comprometidos a desplegar la sabiduría del budismo en la sociedad y, de esa manera, contribuir positivamente al mundo de hoy. Esta es la forma de hacer brillar el budismo como una religión mundial rebosante de vitalidad.
Prominentes líderes y pensadores de todos los continentes están elogiando nuestro movimiento por sus contribuciones a la humanidad. Los miembros de la Soka Gakkai, habiendo heredado el espíritu del Daishonin, estamos practicando de acuerdo con sus enseñanzas. Por eso, hoy somos el «pilar de la paz» del mundo, los «ojos de la educación» para los jóvenes, y el «gran navío de la cultura» para la humanidad.
Con este profundo orgullo y convicción, sigamos avanzando audazmente.
(De un discurso pronunciado en una conferencia conmemorativa del Día de la SGI, celebrada en Tokio el 26 de enero de 2010).[5]
[1] ↑ Sobre el establecimiento de la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra, en END, pág. 25.
[2] ↑ El tratamiento de la enfermedad, en END, pág. 1160.
[3] ↑ Razones por las cuales escribí «Sobre el establecimiento de la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra», en END, pág. 173.
[4] ↑ El «kalpa» de disminución, en END, pág. 1167.
[5] ↑ Adaptado desde IKEDA, Daisaku: La sabiduría para ser feliz y crear la paz. Parte 3: El «kosen-rufu» y la paz mundial, Rivas-Vaciamadrid: Ediciones Civilización Global, 2024, págs. 10-14.