Asambleas de jóvenes
El 28 de junio el Departamento de Jóvenes de la SGEs celebró por segundo año consecutivo las asambleas #DespiertaPaz en Barcelona, Rivas-Vaciamadrid, Valencia, Córdoba, Miranda de Ebro (Burgos) y Santa Cruz de Tenerife simultáneamente. Imbuidas de un espíritu alegre y dinámico, en cada una de ellas se respiró el compromiso de la juventud Soka con la construcción de un mundo de paz (haz clic en las miniaturas para abrir las fotos de familia de las asambleas).
La preparación de estos encuentros contó con la implicación, durante semanas, de decenas de jóvenes. Además, fue contagioso el entusiasmo mostrado por los miembros de todos los departamentos de la SGEs, que contribuyeron a las asambleas realizando una infinidad de tareas e invitando a numerosos amigos para compartir un mensaje de esperanza. ¡El corazón de los jóvenes está repleto de gratitud!
Uno de esos jóvenes, Mattia Caracciolo, se esforzó con vigor diseñando una invitación (lee su testimonio en el recuadro).
Muchas personas hicieron llegar sus mejores deseos para esta actividad tan necesaria, entre ellas Mercedes Murillo, directora general de Libertad Religiosa del Gobierno de España, y Luis Morente, presidente de la Unión Budista de España.
En cada asamblea se siguió un programa similar, con varios elementos en común. Un punto clave fue la conexión en vivo entre las seis ciudades, que permitió a los participantes de toda España entrar en contacto y consolidar la unión.
El tema central fue «La construcción de un yo inamovible en simbiosis con el medio ambiente», y para ello nos basamos en el ensayo «La superación de la agonía de Fausto y el alba de una nueva civilización», que Daisaku Ikeda escribió para que se pronunciara en el Ateneo de Santander en 1995, hace exactamente treinta años.
La exposición de este tema dio lugar a un momento central en la asamblea: los mini-diálogos en los que se involucraron todos los participantes, respondiendo a preguntas que invitaban a reflexionar acerca de triunfar sobre uno mismo y transformar el propio entorno para crear la paz. Pero no «una “paz pasiva” –postulada como la ausencia de guerras– sino [una paz basada] en transformar desde sus bases las estructuras sociales que ponen en jaque la dignidad humana».1
También hubo expresiones artísticas que reafirmaron la importancia de la cultura y el arte en la creación de la paz. Las experiencias de vida compartidas fueron una muestra concreta del poder de la fe para transformar las dificultades, y una fuente de esperanza para todos los asistentes.
Sin duda, las asambleas #DespiertaPaz 2025 han representado una poderosa expresión de la misión que han asumido los jóvenes de SGEs de crear una cultura de paz desde la transformación interior. No son un evento aislado: son el reflejo de una juventud en marcha, que asume el desafío de responder como discípulos a Daisaku Ikeda y de edificar, a partir de la revolución humana de cada uno, una nueva civilización basada en la paz, el respeto y la dignidad de la vida.
A partir de ahora, la determinación es mantener el desafío de cultivar este espíritu a lo largo del año, y expandir esta ola de esperanza. Tal como dice Daisaku Ikeda: «No caigamos en la tentación de adaptarnos pasivamente a la realidad actual; por el contrario, asumamos el desafío de crear una realidad nueva».2
Distintas personas que participaron en los varios encuentros lo vivieron así…
Katia, participante en Barcelona que viajó desde Mallorca: «La asamblea fue muy alegre. Las intervenciones eran desde el corazón. Todo fue del corazón. Fue muy alentador dialogar con las personas y también el talento de los bailarines. Hablar de la situación que enfrentamos hoy en el mundo es importante».
Leonie, invitada por una amiga a #DespiertaPaz en Córdoba: «Me impresionó cómo se pudo crear un ambiente tan positivo y de confianza en tan poco tiempo con gente que no se conocía».
Johan, que estuvo en Madrid y fue el primer evento organizado por la Soka Gakkai en el que participó: «Me ha impresionado la autenticidad de los jóvenes presentes. Es difícil encontrar un ambiente tan alegre y genuino al mismo tiempo. He salido entusiasmado y ¡me he llevado un nuevo amigo!».
Thalía, que estuvo en la asamblea de Miranda de Ebro: «#DespiertaPaz ha sido una reafirmación de por qué decidí ser parte de la Soka Gakkai […]. Me voy con el firme convencimiento de seguir creando valor y paz en mi entorno».
Dimon, para quien #DespiertaPaz de Valencia fue la primera actividad de la Soka Gakkai: «Me invitaron, pero no sabía qué esperar. Me encantó el estudio y la frase de Unamuno me dejó sin excusas: “El fuerte, el radicalmente fuerte, no puede ser egoísta: el que tiene fuerza de sobra, la saca para darla”. Yo tengo una vida feliz y bonita, pero muchas veces me pregunto cuál es su sentido. Necesitaba una actividad como esta».
Una isla de paz en medio del ruido
Tuve el privilegio de ilustrar la invitación para la asamblea de Barcelona. Mientras dibujaba, sentí una conexión profunda con el espíritu de la asamblea: transmitir esperanza, alegría, ganas de vivir. Ver luego mis ilustraciones en las paredes del recinto donde se llevó a cabo fue un regalo inesperado. Fue como ver mi deseo de paz convertido en una imagen compartida.
Desde el primer momento sentí que algo se movía: no solo en la sala, sino dentro de cada persona. Se respiraba sinceridad, coraje, vulnerabilidad. Una energía limpia, con risas, lágrimas y ese compromiso invisible de quienes transforman su karma en misión.
El verdadero valor de esta experiencia fue humano y espiritual. Días después, toqué un fondo importante, enfrentando patrones de autodestrucción muy antiguos. Sin embargo, gracias al ambiente creado y al apoyo de mis compañeros de fe, pude dar un giro.
Hice un juramento con mi vida: dejar atrás lo que me daña y empezar de nuevo. Y poco a poco están emergiendo soluciones concretas: en Italia encontré una vía para operarme la garganta y estoy iniciando un camino más profundo de cuidado mental.
Aunque aún no haya encontrado el trabajo que deseo, me siento sostenido por mi práctica budista, por el Gohonzon, por la Soka Gakkai y por tantos jóvenes que, como yo, luchan por despertar su valor.
Esta asamblea fue una isla. Un refugio en medio del ruido. Me la llevo como una semilla que ya ha empezado a germinar. Sé que dará frutos.
(Regresa a la mención en el texto principal).
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