En el capítulo «El bodisatva Jamás Despreciar» del Sutra del loto se presenta a la figura que le da nombre y que tiene una enorme relevancia. Nichiren Daishonin llegó a afirmar que, si el corazón de las enseñanzas que el Buda expuso a lo largo de su vida es el Sutra del loto, el corazón de la práctica del sutra se encuentra en ese 20.º capítulo. Esta declaración, y el hecho de que la última disertación que llegó a escribir Daisaku Ikeda estuviera centrada precisamente en Jamás Despreciar, ha motivado que el artículo extraordinario que sigue se dedique a profundizar en la trascendencia del comportamiento de este bodisatva, que representa la esencia del humanismo budista.
El Sutra del loto relata que el bodisatva Jamás Despreciar se inclinaba ante todas las personas con las que se encontraba y les decía: «Siento profundo respeto por vosotros. Jamás osaría trataros con desprecio o arrogancia. ¿Y por qué? Porque todos practicaréis el Camino del bodisatva y entonces seréis capaces de conseguir la budeidad».1 Mantenía este comportamiento aun cuando, en respuesta, era atacado física y verbalmente. Según expone el sutra, esta práctica fue la causa que le permitió lograr la budeidad.
IR AL ENCUENTRO DE LOS DEMÁS ACTIVAMENTE
La actitud del bodisatva Jamás Despreciar representa la quintaesencia del diálogo. Lo que Jamás Despreciar reverenciaba era la naturaleza de buda inherente a todos los seres humanos. Las palabras que les dirigía constituyen un «Sutra del loto de veinticuatro caracteres».2 Si veía a alguien, aun de lejos, iba a su encuentro para iniciar un diálogo sincero.
Sin embargo, como hemos adelantado arriba, había individuos arrogantes –«fuesen monjes, monjas, laicos o laicas»– que no podían creer en la filosofía del Sutra del loto, que afirma el valor de la vida, ni en la enseñanza que expone que todas las personas tienen el potencial de la budeidad; por eso se burlaban de él, lo rechazaban, e incluso intentaban agredirlo. Pero él nunca abandonaba su actitud de respeto activo, nunca se permitía menospreciar a nadie: de ahí que lo conozcamos como Jamás Despreciar. Su práctica budista era incondicional, de modo que ni siquiera las injurias y persecuciones que afrontaba lo inhibían. Esto es lo que convierte en una figura tan admirable. Se acercaba valientemente incluso a personas de extrema arrogancia que, ellas sí, despreciaban a otras. Nunca se daba por vencido; siempre seguía esforzándose. En suma, ejercitaba una enorme perseverancia.
Los actos de Jamás Despreciar no son, por lo tanto, los de alguien pasivo. El Daishonin afirma: «[F]ue un practicante en el nivel inicial del regocijo»,3 donde la expresión «nivel inicial del regocijo» alude al nivel de práctica de quien, en la época posterior a la muerte del Buda, siente júbilo al escuchar el Sutra del loto.4 Jamás Despreciar sentía auténtica alegría por haber conocido la verdad suprema expuesta en el Sutra del loto. Esta alegría le permitía mantener una fe inamovible y manifestar, además, una gran sabiduría.
Y es que, cuando trataban de apalearlo o lo apedreaban, Jamás Despreciar se retiraba a una distancia prudencial. Entonces, recitaba el Sutra del loto de veinticuatro caracteres de nuevo. Su inquebrantable compromiso con la verdad le permitía desplegar tal conjunción de júbilo, libertad y prudencia en sus acciones.
Actualmente vivimos en lo que el budismo califica como una «época de maldad»,5 contaminada por las cinco impurezas.6 En la sociedad abundan las personas deshonestas y corruptas. No debemos dejarnos engañar por ellas ni involucrarnos en su mal proceder. Sobre todo, los jóvenes necesitan ser sabios para no exponer sus vidas a malas influencias. El Daishonin escribió: «Sea un millón de veces más cauteloso que antes».7
La actitud del bodisatva Jamás Despreciar representa la quintaesencia del diálogo. […] Sin embargo, […] había individuos arrogantes que no podían creer en la filosofía del Sutra del loto, que afirma el valor de la vida, ni en la enseñanza que expone que todas las personas tienen el potencial de la budeidad; por eso se burlaban de él, lo rechazaban, e incluso intentaban agredirlo.
UNA FILOSOFÍA CAPAZ DE REVITALIZAR EL ESPÍRITU HUMANO
Surya B. Shakya (1925-1999), un académico nepalí especializado en el budismo, con quien Daisaku Ikeda mantuvo un diálogo, señaló:
El bodisatva Jamás Despreciar mantuvo su práctica de venerar a los semejantes porque estaba convencido de que todos los seres humanos poseían la naturaleza de buda. Tener convicción en la naturaleza de buda de todos los seres y tomar iniciativas para revelarla: aquí vemos una suprema filosofía para pulir nuestra personalidad.8
Por otro lado, comentó que la Soka Gakkai, inspirada en el liderazgo de Ikeda Sensei, es una organización que practica y propaga el camino del bodisatva en la época actual.9
El Sutra del loto señala que Jamás Despreciar, que en existencias posteriores llegaría a ser el propio Shakyamuni, vivió a finales del Día Medio de la Ley de un buda llamado Rey del Sonido Imponente.10 La verdadera enseñanza de ese Buda había perdido vigencia y en la sociedad había monjes altivos con gran poder y autoridad. En una época tan confusa, el bodisatva Jamás Despreciar se regocijaba escuchando la esencia del mensaje del Buda y ansiaba revivirlo en quienes lo rodeaban.
Su determinación de no permitir que la enseñanza desapareciese y su ardiente deseo de guiar a todos los seres a la iluminación fue sin duda la motivación del bodisatva Jamás Despreciar para mantener su práctica sin menoscabo.
Como apreció el doctor Shakya, el bodisatva Jamás Despreciar corporifica una insuperable filosofía de revitalización del espíritu humano. Y el movimiento por la revolución humana y el kosen-rufu que impulsa la Soka Gakkai, basada en la inseparabilidad de maestro y discípulo, es un desafío por restaurar esta gran enseñanza de respeto en la actualidad, un período que el budismo identifica como «Último Día de la Ley».11 En este sentido, la oposición que la organización ha encontrado en algunos individuos y sectores de la sociedad a lo largo de su historia puede interpretarse en la misma clave que la sufrida por Jamás Despreciar, y se debe a que nunca ha dejado de trabajar por lo que es correcto y justo. Solo superando tales obstáculos se puede hacer realidad, efectivamente, el ideal de «establecer la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra» y construir un mundo de convivencia armoniosa.
El bodisatva Jamás Despreciar corporifica una insuperable filosofía de revitalización del espíritu humano. Y el movimiento por la revolución humana y el kosen-rufu que impulsa la Soka Gakkai, basada en la inseparabilidad de maestro y discípulo, es un desafío por restaurar esta gran enseñanza de respeto en la actualidad.
LA IMPORTANCIA DE NUESTRO COMPORTAMIENTO
A través de su conducta respetuosa, el bodisatva Jamás Despreciar pudo transformar una época en la cual la Ley budista estaba a punto de perecer.
Nichiren Daishonin escribió: «¿Qué significa el profundo respeto que el bodisatva Jamás Despreciar sentía hacia todas las personas? El propósito con el cual nació en este mundo el buda Shakyamuni, señor de las enseñanzas, yace en su comportamiento como ser humano».12
En otras palabras, nuestro comportamiento es el aspecto más importante de nuestra práctica budista. Nuestros actos pueden tener un impacto positivo profundo en la vida de los demás. La clave está en actuar con honestidad, tener un compromiso inquebrantable y ser absolutamente serios y sinceros; y, sobre todo, en tener coraje. Solo así es posible conmover genuinamente el corazón de los demás.
En el Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente, el Daishonin hace un símil que permite comprender profundamente el beneficio de la práctica de respeto del bodisatva Jamás Despreciar: «Cuando uno se inclina ante un espejo en señal de reverencia, la imagen reflejada lo reverencia a uno».13 Aun cuando Jamás Despreciar era perseguido por personas de extrema arrogancia, la naturaleza de buda inherente a todas ellas –naturaleza que él reverenciaba– ya lo estaba reverenciando a él en respuesta.
Del mismo modo, cuando invitamos a otras personas a dialogar y respetamos activamente su naturaleza de buda, aunque esas personas puedan no apreciar o incluso rechazar nuestras palabras en ese momento, su naturaleza de buda estará agradeciéndolas y mostrándonos el mismo respeto. Al transmitirles el mensaje del budismo Nichiren, nutrimos las semillas de la budeidad en sus vidas, que en consecuencia se ponen rumbo a un cambio positivo.
Según expone el Sutra del loto, al perseverar en su práctica con sinceridad y convicción, el bodisatva Jamás Despreciar obtuvo el gran beneficio de la purificación de los seis órganos sensoriales14 y la prolongación de su vida durante «dos billones de nayutas de años».15 Y, en una existencia posterior, pudo renacer como el buda Shakyamuni. Es decir, pudo lograr una victoria absoluta.
Sus logros no pasaron inadvertidos y obraron una transformación incluso en quienes lo habían vilipendiado. Como escribió el Daishonin: «Los que maldijeron y golpearon al bodisatva Jamás Despreciar inicialmente […] luego creyeron en él y decidieron seguirlo; lo trataron con admiración y gran respeto».16 Terminaron comprendiendo su propio error. Jamás Despreciar triunfó a través del coraje, la sinceridad y la perseverancia.
Nuestros actos pueden tener un impacto positivo profundo en la vida de los demás. La clave está en actuar con honestidad, tener un compromiso inquebrantable y ser absolutamente serios y sinceros; y, sobre todo, en tener coraje. Solo así es posible conmover genuinamente el corazón de los demás.
PERSEVERAR EN EL DIÁLOGO
Cuando extraemos nuestra voz valientemente, también se manifiesta con vigor nuestra propia naturaleza de buda. Y esta activa la naturaleza de buda innata en los demás. Los diálogos sinceros que mantenemos contribuyen a un enriquecimiento mutuo, a nuestra felicidad y a nuestra victoria. La única manera de hacer realidad el kosen-rufu y la paz mundial yace en perseverar en la vía del diálogo. Tal es el poder del diálogo en el budismo de la siembra expuesto por Nichiren Daishonin.
El Daishonin escribió: «Y gracias a que perseveré sin temor, hoy hay personas que piensan que mis enseñanzas tal vez puedan ser ciertas».17 Los diálogos que los miembros de la Soka Gakkai estamos emprendiendo impulsarán dinámicamente nuestro movimiento por el kosen-rufu hacia nuevas fronteras, sin falta.
EL POTENCIAL INNATO DEL BIEN Y EL MAL
Todas las personas tienen el potencial de cambiar para mejor. No consideremos nunca que no tiene sentido hablar con una persona determinada. Si juzgamos el potencial de un semejante de este modo, lo que estaremos mostrando es nuestra falta de amor compasivo. Y el espíritu del bodisatva Jamás Despreciar es abstenerse de caer en este error. En ese sentido, Nichiren Daishonin señala que la noción dualista que interpreta como cosas separadas el bien y el mal, lo correcto y lo incorrecto, representa en sí misma la «ignorancia».18
El Daishonin plantea en el Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente que discriminar entre el yo y los otros es una muestra de ignorancia, como lo es considerar que el bodisatva Jamás Despreciar representa «el bien» y que los arrogantes entre las cuatro clases de creyentes19 representan «el mal». La esencia del budismo Nichiren no se puede encontrar en una diferenciación simplista entre bueno y malo; de hecho, alude a los principios de que «el bien y el mal no son dos cosas distintas» y que «lo correcto y lo incorrecto son términos idénticos e inseparables».20 El bien y el mal coexisten en todas las personas. En virtud de la posesión mutua de los diez estados,21 practicando Nam-myoho-renge-kyo podemos hacer que nuestra ignorancia fundamental quede latente y que se active en nosotros la naturaleza fundamental de la iluminación.22
La historia nos enseña que las religiones, pese a aspirar a la felicidad de las personas, a menudo han provocado divisiones y conflictos. En contraste, la sabiduría del Sutra del loto trasciende la dualidad del bien y el mal y concibe ambos como potenciales intrínsecos al ser humano. En tal sentido, pueden quedar latentes o manifestarse vivamente, en respuesta a las condiciones y las causas. El Sutra del loto sostiene que es posible activar el bien y enseña los principios que lo hacen posible.
Todas las personas tienen el potencial de cambiar para mejor. No consideremos nunca que no tiene sentido hablar con una persona determinada. Si juzgamos el potencial de un semejante de este modo, lo que estaremos mostrando es nuestra falta de amor compasivo. Y el espíritu del bodisatva Jamás Despreciar es abstenerse de caer en este error.
BODISATVAS JAMÁS DESPRECIAR DE LA ÉPOCA CONTEMPORÁNEA
Jamás Despreciar vivió en un período en el que se había perdido de vista el valor de cada vida humana individual, infinitamente preciada y digna, y en el que la arrogancia extrema caracterizaba a la sociedad. Durante una época así, transformó la vida de sus congéneres a través de exponer y vivir el principio del respeto a todos los seres.
Las nobles acciones que hoy llevan a cabo los miembros de la Soka Gakkai, consagrados a la felicidad de todas las personas, concuerdan al pie de la letra con la conducta de Jamás Despreciar.
El segundo presidente de la Soka Gakkai, Josei Toda, decía: «El diálogo basado en la oración sincera está imbuido de la impresionante fuerza de la budeidad». Y explicaba: «Compartiendo el budismo del Daishonin con otros, podemos entablar lazos de confianza». Dirigiéndose a los jóvenes, aseguraba también: «La poderosa fuerza vital de un individuo puede influir en la vida de sus semejantes y cambiarla en sentido positivo. La vía más segura para fortalecer esta función interior es la Ley Mística».23
He aquí la clave para ser bodisatvas Jamás Despreciar en la época contemporánea.
(Basado en el artículo publicado en la edición del 30 de junio de 2010 del Seikyo Shimbun y en la disertación publicada en la edición de diciembre de 2023 de Daibyakurenge).
- SL, cap. 20, pág. 264.
- Nichiren Daishonin, además de definir el capítulo «El bodisatva Jamás Despreciar» como «corazón […] del sutra» en Las tres clases de tesoros, en END, pág. 893, aludió al hecho de que su mensaje de respeto, por escrito, constaba de veinticuatro caracteres (véase, p. ej., Sobre la profecía del Buda, en END, pág. 421).
- END, pág. 496.
- Nivel inicial del regocijo: Alusión al primero de los cinco niveles de la práctica del Sutra del loto formulados por el gran maestro T’ien-t’ai. En este nivel, uno se regocija al escuchar la verdad.
- SL, cap. 10, pág. 178.
- Cinco impurezas: Impurezas de la época, el deseo, los seres vivos, las ideas y la duración de la vida. Véase SL, cap. 2, pág. 32.
- El héroe del mundo, en END, pág. 880.
- Seikyo Shimbun, 8 de noviembre de 1992.
- El doctor Shakya afirmó esto durante la conferencia que pronunció en el Instituto de Filosofía Oriental, en Hachioji, Tokio, el 6 de noviembre de 1992.
- Este «Día Medio de la Ley» no se refiere al Día Medio posterior a la muerte del buda Shakyamuni, sino al de «El Que Así Llega Rey del Sonido Imponente» (véase SL, cap. 20, págs. 263 y ss.). La división en tres períodos sucesivos –días primero, medio y último– se aplica también a otros budas mencionados en las escrituras budistas. En consecuencia, la enseñanza de cada buda posee su propio día medio de la Ley.
- Véase ib.
- END, pág. 893.
- OTT, pág. 165.
- Purificación de los seis órganos sensoriales: Proceso mediante el que ojos, oídos, nariz, lengua, piel y mente llegan a transmitir una percepción correcta de los fenómenos.
- SL, cap. 20, pág. 265.
- La refutación de los actos contra la Ley y la erradicación de las faltas, en END, pág. 457.
- END, pág. 512.
- Aquí, «ignorancia» se refiere a la ignorancia u oscuridad fundamental inherente a la vida, la ilusión más hondamente arraigada, de la cual derivan todas las demás. Se refiere a la incapacidad de ver o reconocer la verdad suprema de la Ley Mística, así como a las pulsiones negativas que surgen de dicha ignorancia.
- Esta clasificación se refiere a monjes, monjas, laicos y laicas.
- OTT, pág. 163.
- Posesión mutua de los diez estados: Principio según el cual cada uno de los diez estados posee el potencial de los diez en sí mismo. «Posesión mutua» significa que la vida no se encuentra fija en un estado específico, dentro de los diez, sino que puede manifestar cualquiera de ellos, desde el infierno hasta la budeidad, en cualquier momento dado. Lo importante de este principio es que todos los seres, en cualquiera de los nueve estados, poseen la naturaleza de buda. Cada persona tiene el potencial de manifestar la budeidad, mientras que un buda también posee los nueve estados y, en tal sentido, no es un ser separado o distinto de la gente común.
- Naturaleza fundamental de la iluminación: También llamada «naturaleza del Dharma», es la naturaleza invariable, inherente a todos los fenómenos y a todas las cosas. Se identifica con la Ley fundamental, esencia de la iluminación del buda o verdad suprema, y con la naturaleza de buda inherente a la vida.
- Estas citas de Josei Toda las transmitió Daisaku Ikeda, quien registró numerosos pasajes de orientación oral de su maestro.