El compromiso inalterable de los Bodisatvas de la Tierra


Por Daisaku Ikeda · Junio de 2020


EN JUNIO SE CELEBRA el natalicio del presidente fundador de la Soka Gakkai, Tsunesaburo Makiguchi. Por una espléndida coincidencia, nació en 1871 en la prefectura de Niigata, en Japón, exactamente seiscientos años después de que Nichiren Daishonin fuese exiliado a la isla de Sado, que hoy es parte de Niigata.

En Sobre la profecía del Buda, que el Daishonin escribió en dicha isla, dice: «[H]e padecido adversidades, día tras día y mes tras mes. En los últimos dos o tres años, entre otras cosas, casi fui ejecutado. Mis posibilidades de sobrevivir este año o, incluso, este mes son de una en diez mil».[1] En un destierro en condiciones inimaginablemente duras, el Daishonin audazmente predijo un futuro en que el budismo del sol iluminaría el mundo entero.

Durante la Segunda Guerra Mundial, cuando el linaje correcto del budismo Nichiren estaba a punto de perecer, el maestro Makiguchi dedicó su abnegada existencia a propagar la Ley Mística basado en su compromiso como Bodisatva de la Tierra.

Preso por sus convicciones, declaraba en una carta que escribió en esos años: «Lo que estoy pasando no es nada en comparación con los sufrimientos del Daishonin en Sado».[2]

El invencible «corazón del rey león» que desplegó Makiguchi Sensei siempre junto con el Daishonin, aun poniendo en riesgo su vida, es el eterno punto de partida de la inseparabilidad de maestro y discípulo que existe en la Soka Gakkai.

En el transcurso de nuestra vida y del kosen-rufu, habrá momentos en que nos veremos ante un futuro incierto o ante ineludibles dificultades. Pero cuando pensamos en Makiguchi Sensei, quien murió defendiendo sus convicciones, y en la labor denodada que él hizo hasta el final de su vida para propagar las enseñanzas del Daishonin, en medio de graves persecuciones, vemos que no tenemos motivo para estar ansiosos o para perder la compostura.

Mi maestro Josei Toda y yo tuvimos este mismo compromiso inquebrantable.

El Daishonin nos enseña: «Cuando uno practica el Sutra del loto [en el Último Día de la Ley], surgen dificultades, pero a estas debe considerárselas prácticas “pacíficas”».[3] Cuando entonamos Nam-myoho-renge-kyo y nos ponemos en marcha para superar las adversidades, estamos practicando de verdad el budismo Nichiren y podemos adquirir una tremenda buena fortuna.

El Daishonin también escribe: «Si uno […] pasa por dificultades extremas en esta vida [a causa del Sutra del loto], los padecimientos infernales desaparecerán en un instante».[4] De acuerdo con el principio de disminuir los efectos del karma adverso, podemos manifestar el estado de vida indestructible de la budeidad, e infundir valentía y esperanza a quienes nos rodean.

Ahora, cuando la humanidad se ve ante retos tan difíciles, ¡qué alentadora es nuestra red Soka de jóvenes ciudadanos globales, que brillan comprometidos a proclamar los principios del budismo Nichiren sobre la dignidad de la vida y la sabiduría necesaria para convertir el veneno en medicina! Las voces de nuestros jóvenes elevadas en el canto, uniendo al mundo, son realmente inspiradoras y confortantes. Los miembros de la India están cantando con orgullo:

Tú y yo, juntos,
invencibles para siempre.
¡Es ahora o nunca,
invencibles para siempre![5]

Que esta cordillera de excelentes Bodisatvas de la Tierra, herederos de los valores espirituales de Makiguchi Sensei, resplandezca con la brillante luz de los discípulos «más azules que la planta del índigo».

Imperturbable se yergue
la gran montaña
bajo la tormenta.
Sin debilidad, sin ansiedad,
¡tracemos un sublime arcoíris de victoria!

(Traducción del artículo publicado en la edición de junio de 2020 de Daibyakurenge).


[1] ↑ Sobre la profecía del Buda, en END, pág. 423.

[2] ↑ MAKIGUCHI, Tsunesaburo: Makiguchi Tsunesaburo Zenshu (Obras completas de Tsunesaburo Makiguchi), vol. 10, Tokio: Daisanbunmei-sha, 1987, pág. 282.

[3] ↑ OTT, pág. 115.

[4] ↑ Disminuir la retribución de nuestro karma, en END, pág. 208.

[5] ↑ Estrofa de «Invencibles para siempre», la nueva canción de la Bharat Soka Gakkai (BSG), organización de la Soka Gakkai en la India.

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