Escribamos una sinfonía de renovación y de armonía


Por Daisaku Ikeda · Febrero de 2021


Somos los directores de orquesta de nuestra propia vida. Batuta en mano, conducimos la secuencia musical de nuestra preciada existencia en este mundo, día tras día y año tras año.

Nichiren Daishonin reveló la enseñanza de Nam-myoho-renge-kyo y abrió el camino para que todas las personas alineáramos el curso de nuestra vida con el ritmo supremo del universo. Enseñó el medio para que pudiésemos superar las aflicciones del nacimiento, la enfermedad, el envejecimiento y la muerte, y entonar un jubiloso himno vital adornado con las nobles virtudes de la eternidad, felicidad, verdadera identidad y pureza.

Nuestro maestro, Josei Toda, fue quien difundió las alentadoras enseñanzas del budismo Nichiren a una persona tras otra, en un Japón devastado por la guerra.

En este año de trascendencia histórica, recordaremos el octavo centenario del natalicio del Daishonin[1] y el septuagésimo aniversario del día en que Toda Sensei asumió la segunda presidencia de la Soka Gakkai (el 3 de mayo de 1951).

En el inicio de este mes de febrero, emprendamos una nueva marcha de manera tan apasionada, valiente y unida como lo hicimos en la Campaña de Febrero.[2] En esa grandiosa contienda, los miembros del distrito general Kamata y yo establecimos un punto de inflexión en la lucha para expandir nuestro movimiento por el kosen-rufu, inspirados en el deseo de retribuir lo mucho que les debíamos a nuestro maestro y a Nichiren Daishonin.

Uno de los escritos que, con admirable espíritu de búsqueda, están estudiando las integrantes del Kayo-kai del Departamento de Mujeres Jóvenes en todo el mundo es El logro de la Budeidad en esta existencia. En él, el Daishonin analiza el principio de los «tres mil aspectos contenidos en cada instante vital» y explica: «La vida, a cada momento, abarca el cuerpo y la mente, el sujeto y el mundo circundante de todos los seres animados en los diez estados, y también de los seres inanimados en los tres mil aspectos, entre los cuales se cuentan las plantas, el cielo, la tierra y hasta las ínfimas partículas de polvo. La vida, a cada instante, impregna por completo el mundo de los fenómenos y se revela en todos ellos».[3]

¡Cuán increíbles son el poder y el potencial que podemos desplegar cuando entonamos Nam-myoho-renge-kyo y trabajamos en bien del kosen-rufu! Liberar esa capacidad innata que poseemos nos permite crear valor a cada instante y no ser derrotados por los desafíos más complejos de la realidad. Este es el camino de poner en práctica la fe en la vida cotidiana y de aplicar el budismo en la sociedad.

Cuando obramos con el anhelo de saldar nuestra deuda de gratitud con el maestro, inseparables en el compromiso, alineamos nuestra vida armoniosamente con el ritmo insuperable y prodigioso de la Ley Mística, y experimentamos la ilimitada alegría de estar haciendo la revolución humana a la par de ayudar a otros a hacer lo mismo.

Cuando entonamos Nam-myoho-renge-kyo, «con ese solo sonido suscitamos y manifestamos la naturaleza de Buda de todos los […] seres vivos. Este beneficio es infinito e incalculable».[4]

Durante la Campaña de Osaka,[5] hace sesenta y cinco años (en 1956), los miembros de Kansai y yo nos propusimos permitir a la mayor cantidad posible de personas sumarse a nuestro movimiento para crear una sociedad de paz, basada en los principios humanísticos del budismo Nichiren, y experimentar el beneficio de la fe. Entonamos daimoku con ese deseo, generamos diálogos y dimos lo mejor para poner el budismo Nichiren al alcance de toda la gente.

Ahora, una vez más, recordando la exhortación del Daishonin que afirma «deberíamos estar todos bailando»,[6] ¡encabecemos la marcha con dinamismo y entusiasmo, como Bodisatvas de la Tierra, y escribamos una grandiosa sinfonía de renovación y de armonía!

Que el ritmo de la renovación
resuene
en el mundo entero
y libere el potencial infinito
que cada persona lleva consigo.

(Traducción del artículo publicado en la edición de febrero de 2021 de Daibyakurenge).


[1] Nichiren Daishonin nació el 16 de febrero de 1222. Según la forma tradicional de contar la edad en el Japón, que le asigna un año de vida a la persona el día de su nacimiento.

[2] Campaña de Febrero: En febrero de 1952, Daisaku Ikeda, quien por entonces era asesor del área Kamata, en Tokio, inició una dinámica campaña de propagación budista. Junto a los miembros de Kamata, batió las marcas preexistentes, que eran de unos cien ingresos mensuales, y logró que doscientas una nuevas familias se sumaran a la práctica del budismo de Nichiren Daishonin en la Soka Gakkai.

[3] El logro de la Budeidad en esta existencia, en Los escritos de Nichiren Daishonin (END), Tokio: Soka Gakkai, 2008, pág. 3.

[4] La forma de lograr la Budeidad mediante el Sutra del loto para aquellos que aspiran al Camino por primera vez, en END, pág. 929.

[5] Campaña de Osaka: En mayo de 1956, los miembros de Kansai, unidos en torno al joven Daisaku Ikeda, quien había sido enviado a ese lugar por el presidente Toda para servirles de apoyo, lograron el ingreso de 11 111 nuevas familias a la Soka Gakkai, como practicantes del budismo Nichiren.

[6] Véase El gran mal y el gran bien, en END, pág. 1165.

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