Adeline Flaun · Barcelona
Soy actriz y creadora en artes escénicas. Empecé a entonar Nam-myoho-renge-kyo y a participar en las reuniones de diálogo durante el invierno 2012-2013 por la inquietud que me provocaba el no conseguir estabilidad económica con mi arte.
Al poco tiempo, se manifestó uno de los primeros beneficios de mi práctica: un compañero de profesión me recomendó optar a un puesto de actriz para unas actividades de la Escuela Judicial de España, donde se forman los jueces de todo el Estado español y también de otros países hispanohablantes. Seleccionarían a tres actores y a tres actrices, cuya tarea consistiría en repasar casos reales, acudir a sesiones en las que se reproducen las declaraciones críticas de aquellos casos y en interpretar tanto a las personas demandantes como a las demandadas, mientras los alumnos asumen los roles de juez o jueza, o de fiscal implicado en el juicio. Fui una de las actrices seleccionadas y nuestra colaboración perdura hasta hoy.
Esta iniciativa fue pionera en su momento, y enseguida se convirtió en un referente académico en Europa por el hecho de permitir a los alumnos –futuros jueces, juezas y fiscales del Estado– comprobar su predisposición personal frente a algunas situaciones y comentar la experiencia con sus profesores y compañeros.
Siento que el hecho de ser la única intérprete extranjera y afrodescendiente del elenco ha permitido sumar un valor muy útil a esta actividad, dado que mis características a veces despiertan reflexiones en torno a prejuicios raciales, culturales o de clase, cuando las evaluaciones pueden solo centrarse en las praxis formales de un tribunal.
Mis características a veces despiertan reflexiones en torno a prejuicios raciales, culturales o de clase, cuando las evaluaciones pueden solo centrarse en las praxis formales de un tribunal.
Me siento honrada de poder aportar mi grano de arena a una estructura estatal tan importante. Estas intervenciones me han permitido tocar de cerca el desarrollo de un juicio y los factores humanos que determinan su veredicto. El formato de la actividad empuja a encontrar la humanidad de las personas que protagonizan los casos reales que los actores reproducimos. Sin duda, algunos de los papeles que he interpretado ante las cámaras durante estos últimos años se han beneficiado de este entrenamiento.
Me doy cuenta de que, si el efecto manifiesto de mis oraciones fue la concreción de este trabajo, el efecto latente fue experimentar cómo me ayudaba a abrazar con más determinación el respeto a mi propia vida y a la de los demás.
Y me parece muy esperanzador ver reflejados, en iniciativas como esta, los valores de la Soka Gakkai de justicia y de respeto a la dignidad de la vida –rasgos primordiales para concretar el kosen-rufu–.