Jóvenes fénix · A los miembros del Departamento Futuro de la SGEs
¡Hola, compañeras y compañeros!
¡Esperamos que en mayo hayáis celebrado con gran alegría vuestro «mes de los sucesores»! En este mes de junio queremos felicitar a todas y todos por finalizar el curso escolar, especialmente a quienes os graduáis ahora y comenzáis en otoño una nueva etapa en el instituto: ¡no hay duda de que Ikeda Sensei estará muy orgulloso de todos vosotros!
Como nos cuenta Sensei, Nichiren Daishonin alentaba a sus discípulos a desafiarse siempre al máximo, especialmente en los momentos de mayor dificultad.
Nichiren Daishonin declara que el cerezo, el ciruelo, el melocotonero y el albaricoquero corporeizan la budeidad, el estado de vida más elevado, tal cual son, y cada uno exhibe su propia belleza singular. Del mismo modo, cada persona posee en su vida una preciosa flor que solo uno puede hacer florecer de acuerdo con su propia característica. A esto lo llamamos individualidad, talento o misión.
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Las pruebas y reveses de su etapa juvenil hacen que esa flor interna abra sus magníficos pétalos. Incluso en las jornadas invernales de adversidad, cuentan con la luz de la valentía que es Nam-myoho-renge-kyo. Espero que continúen entonando daimoku mientras se esfuerzan por dar lo mejor de sí mismos, tanto en sus estudios como en las actividades extracurriculares, comportándose con agradecimiento ante sus padres, además de cultivar firmes lazos de amistad. Estos retos se convertirán en causas para que florezca la flor de su propia victoria. El momento y el modo de florecer diferirá según la persona. No necesitan envidiar a otros.
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¡A partir de hoy, desde el preciso lugar donde se encuentran ahora, armados de bravura, comiencen a escribir su propia historia personal de crecimiento a lo largo de las cuatro estaciones![1]
Nuestra individualidad, talento y misión son únicas, y Sensei nos recuerda que somos libres de hacerlas brotar a nuestra manera y a nuestro tiempo. Pero también habla de que esta individualidad «no puede expresarse a expensas de los demás o en conflicto con la realidad circundante».[2] Es decir, de la misma manera que nos esforzamos en hacer florecer la propia belleza singular, también es importante que podamos reconocerla en las personas que nos rodean. Este es el punto de partida de respetar la individualidad de los demás y, juntos, encaminarnos hacia la felicidad y paz compartidas.
¿Cómo podemos reconocer la belleza singular de cada una de las personas de nuestro alrededor? Podemos empezar dialogando con nuestras amigas y amigos para conocerlos mejor. Así seguro que podremos descubrir cuánta riqueza existe en su interior, crear aún más unión y avanzar aprendiendo los unos de los otros.
[1] ↑ IKEDA, Daisaku: «Hagan florecer su única y singular flor de la vida», Mirai Journal, 1/04/2022
[2] ↑ IKEDA, Daisaku: Sabiduría para ser feliz y crear la paz, en https://www.sokaglobal.org/es/resources/study-materials/buddhist-study/the-wisdom-for-creating-happiness-and-peace/chapter-6-9.html