Presentamos la tercera y última entrega de la disertación de Daisaku Ikeda sobre la carta de Nichiren Daishonin cuyo estudio empezamos en mayo.
Todas las faltas cometidas por una mujer a lo largo de su existencia son como pasto seco, y el ideograma myo del Sutra del loto es como una pequeña chispa. Cuando una ínfima chispa prende en un extenso prado, el fuego no sólo consume el pasto, sino también los grandes árboles y las inmensas piedras. Así de poderoso es el fuego de la sabiduría que hay en el solo ideograma myo. Las faltas no solamente desaparecen, sino que, además, se transforman en fuente de beneficios. Este es el significado de «convertir el veneno en amrita». Por ejemplo, la laca negra se vuelve blanca si se le agrega polvo de este color. Las faltas de una mujer son como la laca, y la frase Nam-myoho-renge-kyo, como el polvo blanco.
Cuando uno muere destinado a caer en el infierno, la piel se le oscurece y el cuerpo se vuelve pesado como una piedra que sólo puede mover la fuerza de mil hombres. Pero en el caso de una buena persona, aunque sea una mujer que mida más de dos metros y tenga la tez oscura, a la hora de la muerte su rostro se verá prístino y blanco, y su cuerpo será liviano como la pluma de ganso, y suave y flexible como el algodón.[1]
El poder de la Ley Mística: transformar el veneno en medicina
El aliento a Sennichi prosigue. El Daishonin indica, aquí por medio de una analogía, que la Ley Mística tiene el poder de transformar el «veneno» de todas las faltas y desventuras en una «medicina», lo que significa transformar todo lo negativo de nuestra vida en algo positivo.
La suma total de todas las faltas que comete una persona en su existencia se compara a una vasta pradera de hierba seca, mientras que el poder de «el solo ideograma myo», capaz de erradicar ese sinfín de faltas, se compara con una pequeña chispa. El Daishonin utiliza esa metáfora para indicar que ese solo carácter del Sutra del loto puede erradicar las muchas faltas que una persona puede haber cometido en su vida. Tal es el inmenso poder de la Ley Mística. Gracias a ello, podemos vivir nuestra existencia con tranquilidad y paz interior.
Las faltas cometidas a lo largo de una existencia, aquí comparadas con una extensa superficie de hierba seca, pueden entenderse como una alusión a los problemas y sufrimientos que enfrentamos en el transcurso de la vida. Cada día, entonamos daimoku sinceramente para poder superar nuestros problemas y hacer que todo marche bien en nuestra vida, sin cometer errores de los que podamos arrepentirnos. Cuando recorremos este sólido camino en la vida, por muy adversas que sean las circunstancias o por muchos problemas que podamos enfrentar, todas nuestras preocupaciones, ansiedades y errores se consumen en el fuego de la sabiduría, de la misma manera que las llamas que brotan de una pequeña chispa pueden consumir enormes extensiones de hierba seca, una tras otra. Además, el Daishonin dice que cuando se prende fuego a un enorme pastizal seco, se calcinan incluso «los grandes árboles y las inmensas piedras» que haya en él. En otras palabras, mientras sigamos desafiándonos en la fe para resolver los problemas que enfrentamos a través del fuego encendido por nuestros esfuerzos en entonar Nam-myoho-renge-kyo y enseñarles esta práctica a los demás, con el tiempo podremos consumir incluso el karma más pesado y profundamente arraigado y atravesar la oscuridad fundamental,[2] que es la fuente de todo sufrimiento e infelicidad. Cuando lo hacemos, nuestra vida sin falta florecerá con el gran beneficio de transformar el karma y lograr la Budeidad en esta existencia.
En este escrito, el Daishonin dice: «Las faltas no solamente desaparecen, sino que, además, se transforman en fuente de beneficios. Este es el significado de “convertir el veneno en amrita”». Nagarjuna, el gran erudito budista del Mahayana,[3] interpreta el poder de «el solo ideograma myo» del Sutra del loto como el beneficio de transformar el veneno en medicina. Este poder nos permite convertir los tres caminos de los deseos mundanos, el karma y el sufrimiento[4] en las tres virtudes: el cuerpo del Dharma, la sabiduría y la emancipación.[5] Se refiere, en otras palabras, a la doctrina de lograr la iluminación con la forma que cada uno posee.
Además, una transformación en el karma o destino de una persona abre el camino para el cambio en el karma o destino de toda la humanidad. Siguiendo los pasos de Sennichi, nuestras miembros del Departamento de Mujeres y de Mujeres Jóvenes están liderando hoy nuestro esfuerzo por hacer realidad esta transformación fundamental. Con respecto al desarrollo de la democracia, Walt Whitman (1819-1892), abanderado del renacimiento norteamericano, expresó sus enormes expectativas en las actividades de las mujeres. Declaró que son «grandes […] en todos los terrenos»,[6] y también exclamó: «Grande, en verdad grande, mucho más incluso de lo que ellas mismas sospechan, es la esfera de las mujeres».[7] Las actividades de las mujeres que «abrazan al rey león del Sutra del loto» seguramente cambiarán el mundo de forma importante y significativa. Nuestra red de mujeres de la Soka Gakkai es un tesoro de la humanidad, dedicado a cumplir una histórica misión.
Una fe correcta y firme en el momento de la muerte es la prueba de haber logrado la Budeidad
Las analogías continúan. El Daishonin dice que así como la laca negra se vuelve blanca cuando se le agrega polvo de este color, la Ley Mística tiene el poder de erradicar cualquier falta. A modo de prueba, comenta la diferencia de aspecto físico que hay entre una persona fallecida que ha vivido sinceramente de acuerdo con la Ley Mística y una que ha calumniado la Ley y está destinada a caer en el estado de infierno.
Ya que este es un conocido pasaje en que el Daishonin analiza el rostro o la expresión facial de los difuntos, quisiera confirmar un punto decisivo con respecto al momento de la muerte. Si bien el Daishonin utiliza expresiones como «a la hora de la muerte su rostro se verá prístino y blanco» y «su cuerpo será liviano como la pluma de ganso, y suave y flexible como el algodón» para describir la apariencia física de los fallecidos que han practicado la Ley Mística hasta el momento de su muerte, lo más importante en el instante de fallecer es la disposición espiritual o el corazón de la fe que tenga la persona; en otras palabras, que tenga «una fe correcta y firme en el momento de la muerte».[8] En lo que concierne a la apariencia física, es natural que existan diferencias entre las personas, y esto no debe tomarse como un parámetro invariable o absoluto para establecer si alguien ha logrado o no la Budeidad. En consecuencia, no tiene sentido estar pendiente del aspecto físico que adquiera alguien en el momento de fallecer. Cuando el Daishonin dice de alguien que «a la hora de la muerte su rostro se verá prístino y blanco», cabe pensar que se está refiriendo al brillo interior que se manifestará en su expresión: por ejemplo, la expresión jubilosa de alguien que parte hacia su próxima existencia envuelto en las voces de amigos y seres queridos que entonan daimoku por su felicidad; la expresión luminosa y dulce de alguien que exuda una serenidad indescriptible; el noble aspecto de la persona que resplandece con el triunfo de haber cumplido una elevada misión, impartiendo esperanza y coraje a todos los que la contemplan.
Algunas personas mueren jóvenes. Algunas fallecen en accidentes inesperados. Y otras, al cabo de una larga batalla contra la enfermedad. Pero, sea cual fuere el caso, no hay necesidad de preocuparnos. Lo que cuenta es el corazón de la persona en el instante final, no la forma en que se produce el fallecimiento. Lo que cuenta es si perseveró en la fe hasta el final. En el Gosho, Nichiren Daishonin cita el Sutra del nirvana, que dice: «Un elefante fuera de control solo puede destruir vuestro cuerpo, pero no vuestra mente [es decir, el corazón]».[9] En términos modernos, un «elefante fuera de control» podría corresponder a cosas como los accidentes de tráfico, por ejemplo. Independientemente de cómo pueda morir una persona, si ha creado un firme lazo con la Ley Mística y se ha dedicado de todo corazón a cumplir su misión en este mundo, en el momento de la muerte sin falta brillará de una sublime luz interior. De esto podemos estar absolutamente seguros. Es la manifestación de una insondable causalidad. Lo más importante de una persona siempre es su corazón.
Desde la provincia de Sado hasta esta tierra [de Kai, donde se emplaza el monte Minobu] hay una distancia de mil ris, a través del mar y de montañas. Usted, siendo mujer, se ha aferrado a la fe en el Sutra del loto y, durante estos años, ha enviado muchas veces a su esposo a visitarme en su nombre. Sin duda, el Sutra del loto, Shakyamuni, Muchos Tesoros y los budas de las diez direcciones conocen su devoción. La luna, por ejemplo, se encuentra en el cielo, a cuarenta mil yojanas[10] de distancia, pero su reflejo aparece en forma instantánea en cualquier estanque de la tierra. Y el sonido del tambor en el Portal del Trueno[11] se oye de inmediato, a mil o diez mil ris de distancia. Aunque usted se haya quedado en Sado, su corazón llegó hasta esta provincia.
El Camino de la Budeidad es igual: aunque vivimos en la tierra impura, nuestro corazón habita en la tierra pura del Pico del Águila.[12] Vernos el rostro uno al otro no es tan significativo; lo importante es el corazón. Reunámonos algún día en [la tierra pura de] el Pico del Águila, donde vive el buda Shakyamuni.[13]
Nuestro corazón trasciende cualquier distancia
El Daishonin escribe: «Aunque usted se haya quedado en Sado, su corazón llegó hasta esta provincia». Le dice a Sennichi que, aunque ella no haya podido viajar desde Sado, un sitio muy alejado a través de las montañas y el mar, su corazón ha llegado hasta él en el monte Minobu. Es posible que Sennichi, en su fuero interno, se sintiera triste al pensar que ya no volvería a ver al Daishonin en todo el resto de su vida, y que su maestro haya comprendido exactamente sus sentimientos. Pero, en nuestra práctica budista, no tenemos ninguna necesidad de lamentarnos. Basado en la fe en la Ley Mística, nuestro corazón puede cruzar instantáneamente cualquier distancia. Las palabras de aliento del Daishonin transmiten el mensaje: «Estás luchando a mi lado, con el mismo espíritu». Podemos imaginar fácilmente cuánto coraje y esperanza habrá sentido Sennichi al leer este escrito.
A continuación, el Daishonin señala: «Aunque vivimos en la tierra impura, nuestro corazón habita en la tierra pura del Pico del Águila». Explica a Sennichi que si bien el mundo saha en el cual ambos habitan es una tierra impura, el corazón de los que abrazan la enseñanza correcta reside en la tierra pura del Pico del Águila, lo cual equivale a decir la Tierra de la Luz Tranquila.[14] Pero incluso cuando uno logra el estado iluminado de Budeidad, no quiere decir que deje de tener problemas o quede eximido de vivir en una tierra impura. No obstante, si establecemos un estado de felicidad absoluta e indestructible en lo profundo de nuestra vida como seres humanos comunes, jamás nos veremos abocados a la miseria. Cuando el Daishonin dice: «Nuestro corazón habita en la tierra pura del Pico del Águila», está explicando que podemos hacer surgir en nuestro interior el estado de suprema nobleza de la Budeidad, que no se dejará influir por ningún problema o circunstancia.
Como indica cuando dice: «Vernos el rostro uno al otro no es tan significativo», la fe no queda determinada por el encuentro cara a cara con el maestro. «Lo importante es el corazón», afirma. Y nuestro corazón se manifiesta en nuestras acciones. En el caso de Sennichi, su devoción se revela en el hecho de que envía a su marido Abutsu-bo a visitar al Daishonin casi todos los años. Ello expresa su compromiso invariable en la fe. En la sucinta afirmación «lo importante es el corazón», el Daishonin transmite a Sennichi que él tiene plena conciencia de su sincera dedicación y que esa dedicación es el camino para lograr la Budeidad.
En el budismo, los lazos de maestro y discípulo son eternos e imperecederos
El Daishonin concluye este escrito diciendo: «Reunámonos algún día en [la tierra pura de] el Pico del Águila, donde vive el buda Shakyamuni». Estas palabras declaran que la fe de Sennichi es genuina y que ella, sin falta, podrá lograr la Budeidad en esta existencia, y reencontrarse con el Daishonin en la tierra pura del Pico del Águila. Los lazos de maestro y discípulo, en el budismo, son eternos e imperecederos.
Abutsu-bo y Sennichi demostraron un infatigable espíritu de búsqueda hacia el Daishonin. Y este corazón también fue heredado por su hijo Tokuro Moritsuna, quien también, como practicante del Sutra del loto, continuó la tradición de su padre y visitó al Daishonin en el monte Minobu. Los tres fueron discípulos ejemplares que lucharon con el mismo compromiso que el Daishonin durante su existencia.
En un diálogo con miembros del Departamento de Estudiantes, una vez respondí de este modo a una pregunta sobre la inseparabilidad de maestro y discípulo: «Significa tener un maestro en el corazón y al mismo tiempo levantarse solo. El maestro Toda reside en mi pecho. Esto no es algo que uno ande proclamando a gritos; es una cuestión de corazón. Porque la inseparabilidad es algo que existe dentro de uno».
En todo momento, esté donde esté, entablo un diálogo constante con Toda Sensei mientras llevo a cabo mis actividades. Nuestra inseparabilidad existe dentro de mí. La unión de maestro y discípulo trasciende la distancia y el tiempo. El corazón del maestro y el del discípulo componen una historia eterna de lucha en unión inseparable.
Proclamando la gran filosofía del budismo de Nichiren Daishonin, que enseña que el corazón es lo más importante, apliquémonos con aún más sinceridad y dedicación en nuestro esfuerzo incesante por el kosen-rufu.
Traducción del original en japonés publicado en la edición de septiembre de 2007 del Daibyakurenge, revista mensual de estudio de la Soka Gakkai.
[1] ↑ El tambor en el Portal del Trueno, en END, pág. 993.
[2] ↑ Oscuridad fundamental: También llamada «ignorancia fundamental» o «ignorancia primordial». La ilusión más profundamente arraigada en la vida, que da origen a todas las otras expresiones de la ignorancia o ilusión humana. La oscuridad fundamental es la incapacidad de ver o reconocer la verdad, particularmente la verdadera naturaleza de nuestra vida. El Daishonin interpreta que la oscuridad fundamental es la ignorancia de la Ley suprema; es decir, ignorar el hecho de que nuestra vida, esencialmente, es una manifestación de la Ley, que él identifica como Nam-myoho-renge-kyo.
[3] ↑ Nagarjuna (s. f.): Estudioso del Mahayana que vivió en la India meridional, y se cree que vivió entre los años 150 y 250. Nagarjuna escribió muchas obras fundamentales como el Tratado sobre el Camino Medio, y organizó las bases teóricas del pensamiento del Mahayana. Ejerció una influencia decisiva en el desarrollo del budismo chino y japonés.
[4] ↑ Tres caminos de los deseos mundanos, el karma y el sufrimiento: Se les llama «caminos» porque cada uno conduce al otro. Los deseos mundanos, que incluyen la codicia, el odio, la estupidez, la arrogancia y la duda, dan origen a actos que generan karma negativo. El efecto de este karma negativo se manifiesta como sufrimiento. El sufrimiento agrava los deseos mundanos, lo cual conduce a ahondar los actos erróneos. Esto, a su vez, genera más karma negativo y mayor sufrimiento. De esa forma, los tres caminos impiden a la persona lograr la Budeidad.
[5] ↑ Tres virtudes (el cuerpo del Dharma, la sabiduría y la emancipación): Tres atributos de un buda. El cuerpo del Dharma significa la verdad que el Buda ha comprendido, o el verdadero aspecto de todos los fenómenos; la sabiduría es la capacidad de comprender dicha verdad; y la emancipación es el estado del ser libre de los sufrimientos del nacimiento y la muerte.
[6] ↑ WHITMAN, Walt: Democratic Vistas (Panoramas de la democracia), Nueva York: The Liberal Arts Press, 1949, pág. 29.
[7] ↑ Ib., págs. 12-13.
[8] ↑ «Una fe correcta y firme en el momento de la muerte»: Mantener una fe sólida y estable en la Ley Mística hasta el último momento de la vida. Significa que cuando no nos apartamos del camino del Buda, con la convicción de que lograremos la Budeidad en esta existencia, podremos recibir la muerte con una sensación de profunda plenitud.
[9] ↑ Este pasaje significa que, aunque uno perdiera el cuerpo físico en circunstancias trágicas, como ser aplastado por un elefante fuera de control, lo que jamás podría destruirse es el corazón o la esencia del ser, que ha acumulado gran buena fortuna y beneficios mediante la fe en la Ley Mística durante esa existencia. Al respecto, véase WND-2, pág. 135.
[10] ↑ Yojana: Antigua unidad de medida india, que según se afirmaba, equivalía a la distancia que el ejército real podía marchar en un día. Se calcula que un yojana mide alrededor de siete kilómetros, aunque según otros cálculos, puede equivaler a nueve, seis, dieciocho o veinticuatro kilómetros.
[11] ↑ Portal situado en China, en Hui-chi, Shao-hsing, provincia de Chekiang. Se decía que el sonido que producía el redoble de un tambor en ese sitio llegaba hasta la remota capital de Lo-yang.
[12] ↑ El Pico del Águila es el lugar donde Shakyamuni predicó el Sutra del loto. También simboliza la tierra de Buda o el estado de Budeidad, como en la expresión «tierra pura del Pico del Águila».
[13] ↑ El tambor en el Portal del Trueno, en END, pág. 993.
[14] ↑ Tierra de la Luz Tranquila: Alusión a la tierra de Buda, libre de impureza y de transitoriedad. En muchos sutras, el mundo saha es descrito como una tierra impura, colmada de ilusiones y de sufrimientos, y la tierra del Buda es definida como un lugar libre de estas aflicciones, separado del mundo saha. En cambio, el Sutra del loto revela que el mundo saha es la tierra de Buda, o Tierra de la Luz Tranquila, y explica que la naturaleza de una tierra queda establecida por el corazón de las personas que la habitan.