Por Minoru Harada · Para el número de enero de 2025 de Daibyakurenge
«Alzar vuelo»… ¡Qué imagen tan potente e imbuida de esperanza!
Como un veloz avión, nuestra «Soka Gakkai juvenil en todo el mundo» ha despegado resueltamente hacia el firmamento del nuevo año. Mientras sigamos cobrando altura con el corazón rebosante de esperanza podremos sacar provecho de los adversos vientos de frente para atravesar las nubes más oscuras. Y, entonces, lograremos disfrutar plenamente de un cielo azul de felicidad y victoria, iluminado por un sol deslumbrante.
El gran ascenso de la Soka Gakkai tiene su origen en la historia de maestro y discípulo, cuando Ikeda Sensei libró una lucha valiente e indómita en apoyo de su mentor, Josei Toda, en un período en que sus empresas pasaban por enormes dificultades.
Tras las festividades de Año Nuevo de 1950, en aquella turbulenta época, Toda Sensei cimentó la base de lo que luego sería la «Universidad Toda» como trampolín que proyectaría el posterior desarrollo de la Soka Gakkai como movimiento global.
Sus clases no pretendían llenar de datos e información la cabeza de su alumno, sino que eran una intensa y sincera interacción vida a vida entre un maestro y su discípulo. Este último, perfectamente unido a su mentor, se lanzó a actuar con todas sus fuerzas en cada ámbito: en el trabajo, en las actividades organizativas y en sus estudios diarios. Como un avión que acelera por la pista contra el viento de frente, preparándose para un impetuoso despegue, esa energía dinámica hizo posible que la Soka Gakkai cobrara vuelo y ascendiera a grandes alturas.
*
Como digno graduado de la «Universidad Toda», Ikeda Sensei viajó por todo el mundo generando un torbellino de diálogo y cultivando una amplísima red humanista. En 1973, se crearon, uno tras otro, foros regionales decisivos –como la Conferencia Europea, la Liga Panamericana y el Consejo Cultural Budista del Sudeste Asiático– para que las organizaciones de la Soka Gakkai de dichos países y territorios trabajaran juntas y colaboraran entre sí. La fundación de la SGI fue el resultado directo del enorme empeño que puso Sensei para trazar los cimientos del kosen-rufu mundial.
En el acto fundacional de la SGI, el 26 de enero de 1975, expresó su visión ante los asistentes: «En lugar de vivir buscando la alabanza personal o la propia gloria, espero que dediquen su noble existencia a sembrar las semillas de la Ley budista en todo el mundo». Hoy, cincuenta años después, esas semillas han germinado gloriosamente, y por todo el globo florecen rostros sonrientes de jóvenes. En las próximas cinco décadas, los sucesores juveniles plantarán más semillas, y harán que más flores extraordinarias adornen el planeta.
En enero del año 2000, Ikeda Sensei se dirigió a los compañeros de Hokuriku, la región donde había nacido su maestro, diciéndoles: «Mientras sigamos luchando, encontraremos el mejor camino. Mientras sigamos esforzándonos, prosperaremos, y jamás sentiremos la amargura de la frustración o del estancamiento». Hoy, un año después del devastador terremoto que sacudió la península de Noto, enarbolemos juntos el espíritu de convertir el veneno en medicina y avancemos juntos.
Valientes como el águila, «rey de todas las criaturas que vuelan por el firmamento»,[1] ¡celebremos este enero, el mes en que nació nuestro maestro, remontando vuelo hasta nuevas alturas y logrando grandes victorias!
(Traducción del artículo publicado en la edición de enero de 2025 del Daibyakurenge, revista mensual de estudio de la Soka Gakkai).
[1] El sutra de la verdadera retribución, en Los escritos de Nichiren Daishonin, Tokio: Soka Gakkai, 2020, pág. 974.