Durante el mes de junio, una oleada de encuentros virtuales fortaleció aún más la «aleación» que forman las integrantes de los departamentos de Mujeres y Mujeres Jóvenes de la SGEs. Casi dos mil participantes en cerca de trescientas alegres reuniones de la Alianza Brillante compartieron orientación y experiencias de fe y de superación en clave femenina. En esta sección, reflejamos las vivencias de algunas protagonistas de este movimiento, que no ha hecho más que de empezar.
DANIELA COPPOLA
Santa Lucía de Tirajana, Gran Canaria
Justo antes del estado de alarma, hablé sobre el budismo con Angela, una joven italiana que, debido al confinamiento, no llegó a participar en una reunión de diálogo de la SGEs presencialmente. A pesar de las limitaciones, decidí seguir alentándola con toda mi creatividad, y fue emocionante saber que estaba orando a diario y que le entusiasmaba la filosofía budista. Gracias a ella, estreché la unión con mis compañeras del Departamento de Mujeres Jóvenes, que me apoyaron muchísimo. Angela finalmente regresó a Italia el mes pasado y ya está participando en un grupo de diálogo allí; pero, antes de marcharse, ¡me presentó a su shakubuku Daniela! El movimiento de la Alianza Brillante ha sido un punto de inflexión muy positivo en mi práctica.
ESPERANZA GARCÍA
Jerez de la Frontera
Antes de conocer la práctica budista en la Soka Gakkai la relación con mi familia era complicada, incluso había perdido la esperanza de poder lograr esa armonía familiar que tanto anhelaba. Me independicé muy joven e intenté alejarme de los problemas familiares. Pero después de seis años sin convivir con mi familia, tuve que regresar a casa debido a la crisis de la COVID-19. Al principio era reticente, pero poco a poco me di cuenta de que la relación con mi madre ya no era la misma, y terminé de ser consciente de ello al escuchar las experiencias de las compañeras en la reunión de la Alianza Brillante. Soy muy feliz de haber tenido este beneficio de estos años de práctica.
OLGA FERRER
Calatayud
Soy vicerresponsable de un distrito general de la SGEs donde actualmente hay una sola miembro joven. Cuando comenzó este movimiento determiné, con sentido de responsabilidad hacia el futuro, que participaría al menos una joven en cada uno de los cuatro encuentros previstos. Basada en el daimoku, me esforcé en el diálogo, y jóvenes que habían asistido en el pasado volvieron a interesarse. Pero mi mayor regalo fue que mi propia hija, que vive en Madrid y no veía desde hacía tres meses, el día de la reunión estaba en mi casa y decidió participar. Fue un encuentro muy revitalizador. Agradezco mucho a las jóvenes este reto compartido, ¡juntas podemos transformarlo todo!
ESTEFANÍA VIDAL
Las Palmas de Gran Canaria
Cuando me propusieron preparar el contenido del encuentro de la Alianza Brillante, aunque era mi primera vez acepté sin dudarlo. La reunión era pocos días antes de la oposición para la cual llevaba preparándome dos años y medio, pero en ningún momento pensé que la actividad quitaría tiempo al estudio. El encuentro fue maravilloso. Las compañeras del Departamento de Mujeres comentaron emocionadas que estaban muy contentas de que el mundo quedara en manos de jóvenes como nosotras. El vínculo con ellas me ha abierto los ojos sobre la relación con mi madre; poco a poco, estoy aprendiendo a ver desde su perspectiva, y estoy transformando mi actitud defensiva en comprensión.
HÉLÈNE QUENTIN
San Juan de Aznalfarache, Sevilla
Siento que en la reunión de la Alianza Brillante las compañeras de fe hicimos frente a nuestras dificultades unidas, con el espíritu de «no dejar a nadie atrás». En mi grupo cada una pudo expresarse en total armonía y alegría. Yo conté una experiencia de shakubuku a una persona del pueblo donde vivo y que había compartido conmigo sus sufrimientos. La alenté a experimentar Nam-myoho-renge-kyo cuando se sintiera preparada, con el deseo de que transformara el veneno en medicina en su vida. A pesar de vernos a través de una pantalla, la reunión fue muy alentadora y positiva, especialmente necesaria en los tiempos convulsos que vivimos.
ARACELI LOMBARDO
Barcelona
Empecé el año con varias metas personales, siendo la principal encontrar un piso mejor para mí y para las actividades de la SGEs. El confinamiento lo paralizó todo, y además mi empresa quebró. Fue gracias a una compañera del Departamento de Mujeres que pude mantener mi determinación. No resultó fácil; soy muy racional y me cuesta creer que hay salidas que mi mente no encuentre, pero un día, hablando de nuestras dificultades, nos recordamos mutuamente para qué practicamos, y nos lanzamos a una campaña compartida de daimoku. Contra todo pronóstico, poco después ¡encontré el piso que anhelaba! Aunque sigo luchando por mi estabilidad, ya no dejo que las circunstancias me afecten como antes.
MARÍA MONTERO
Madrid
«Comprenda que los árboles son como los principios, y el viento que los sacude, como la recitación del sutra».[1] Esta frase del Gosho citado por Daisaku y Kaneko Ikeda en el mensaje que nos inspiró en la Alianza Brillante[2] me hizo pensar y decidir firmemente fortalecerme. En la reunión, que fue muy refrescante, compartí una presentación con imágenes de los frondosos árboles que veo desde mi balcón y lancé mi promesa: «Iluminar mi entorno con el porte de un hermoso árbol, y como un sólido puntal de la determinación, degustar la savia de la vida que me provee el budismo del sol». Lo haré por mí y por las mujeres jóvenes.
ANDREA CRUZADO
Haro
El día de la reunión de la Alianza Brillante, durante el daimoku de la mañana, me determiné a realizar una reunión maravillosa. Gracias al entrenamiento en el grupo Azahar, había alentado a las mujeres de mi grupo a que cuidásemos todos los detalles y esa preparación fue decisiva para el éxito. Todas dimos lo mejor, hubo muchas participantes y pudimos sentir que todo estaba hecho con el corazón. Al terminar nos sentimos victoriosas. Este movimiento me ha ayudado a ver el enorme esfuerzo que hace el Departamento de Mujeres cuidando a cada persona, alentando sin descanso y llegando a todas las actividades con una sonrisa.
FÁTIMA RACHDAN
Barcelona
He vivido el movimiento de la Alianza Brillante como una verdadera revolución en mi vida. El mes de junio ha estado cargado de obstáculos, nuevos retos y toma de decisiones importantes. La salud de mi padre empeoraba por días; en el trabajo me enfrentaba a nuevas propuestas; asumí una nueva responsabilidad dentro de la organización Soka. Finalmente entendí que cada reto conlleva un beneficio y, a pesar de todo, pude disfrutar de una maravillosa reunión, donde realmente me sentí muy alentada al escuchar las luchas y victorias de mis compañeras de fe. Siento que he reafirmado mi convicción en la práctica y mi deseo de alentar a los demás.
MARÍA JOSÉ HERRERA CORDERO
Madrid
Daisaku Ikeda dice que las personas que son capaces de juntarse y aunar fuerzas son las que triunfan,[3] y eso es lo que he experimentado recientemente tanto en mi hogar como en mi grupo de diálogo. En plena cuarentena pude ser el sostén económico de mi casa, y he fortalecido los lazos de unión familiar con mi suegra, mi marido y mi hermana. Además, con el apoyo del Departamento de Mujeres estoy viviendo la aleación del oro y el acero: sus experiencias de vida me ayudan a enfrentar mi propia realidad, y estoy orando y dialogando constantemente con ellas, con la firme determinación de «ser feliz hoy».
[1] ↑ Respuesta a la monja laica Nichigon, en END, pág. 1125.
[2] ↑ Véase, en Civilización Global, n.º 182, junio 2020, «Una “fe firme y pura” para “transformar todo en victoria y felicidad”».
[3] ↑ Véase, en Civilización Global, n.º 168, abril 2019, la pág. 7.