El hecho de que ambos [hermanos Ikegami] tengan un mismo propósito puede compararse con las dos ruedas de un carro o con las dos alas de un ave. Aun cuando haya desacuerdos entre las esposas y los hijos de ambos, entre ustedes dos no debe existir jamás ningún tipo de desarmonía.
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Únanse para rendir honor a Nichiren, aunque esto tal vez suene presuntuoso de mi parte. Sepan que dejarán de recibir la protección del Sutra del loto en el momento en que sus actos se aparten de la armonía.
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¡Estén muy atentos, porque hay personas que, claramente, querrán perjudicarlos a ambos! Si no actúan en armonía, serán como la agachadiza y el marisco que, por enredarse en combate, acabaron cayendo por igual en las redes del pescador.[23]
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¡Entonen Nam-myoho-renge-kyo y sean muy precavidos con su comportamiento! ¡Cuiden mucho su forma de actuar![24]
«¿PODRÍA HABER UNA HISTORIA MÁS ESPLÉNDIDA QUE LA DE USTEDES?»
Se cree que los hermanos Munenaka y Munenaga Ikegami, de la provincia de Musashi (cuyo territorio hoy correspondería a Tokio, la prefectura de Saitama y parte de la prefectura de Kanagawa), se convirtieron en seguidores del Daishonin poco después de que estableciera su enseñanza (en 1253). Pero su padre Yasumitsu, seguidor de Ryokan, prior del templo Gokuraku-ji y acérrimo detractor del Daishonin, les exigió que abandonaran la fe en el Sutra del loto. Llegó incluso a desheredar al mayor de sus hijos, Munenaka, en dos oportunidades (en 1276 y en 1277).
En ese entonces, en la clase samurái o guerrera, ser desheredado constituía un castigo de extrema severidad, ya que implicaba perder los derechos sucesorios sobre el patrimonio familiar. El hermano menor, Munenaga, se convertía de ese modo en el nuevo heredero. Pero esto lo ponía en la difícil situación de tener que elegir entre su fe y un futuro de prominencia social y riqueza.
Al Daishonin le preocupaba que Munenaga se dejara tentar por la oportunidad y lo orientó estrictamente al respecto. Redactó Carta a los hermanos y varios otros escritos en los cuales instruyó a los hermanos Ikegami sobre el modo de superar esos desafíos por medio de la fe y la práctica budista. En especial, les enseñó la importancia de mantener un frente de sólida unión.
Los hermanos Ikegami y sus esposas jamás retrocedieron un solo paso a lo largo de ese difícil proceso, y avanzaron con unión inquebrantable, tal como su maestro les había indicado. Al final, el padre no solo revocó la desheredación de Munenaka, sino que adoptó la fe en las enseñanzas del Daishonin. La familia superó brillantemente todas las dificultades y dio una magnífica prueba real de victoria y armonía.
Hoy, más de setecientos años después, este episodio sigue inspirándonos, como les predijo el Daishonin al exclamar: «¿Acaso podría haber una historia más espléndida que la de ustedes?».[25]
«ÚNANSE»
El texto que estamos estudiando en esta ocasión, Hermanos con un mismo propósito, es una carta dirigida a Munenaga, el menor de los Ikegami, y escrita después de la muerte de su padre. En ella, el Daishonin urge a los hermanos a avanzar con mayor unión aún.
Compara el vínculo entre ambos con «las dos ruedas de un carro» y «las dos alas de un ave» y los alienta a trabajar siempre juntos, en armonía.
Un carro no puede avanzar con una sola rueda; tampoco un pájaro puede volar con una sola ala. El Daishonin aconseja reiteradamente a los dos hermanos unirse en corazón y mente para transitar el difícil camino que tenían por delante y alcanzar su destino.
Para esclarecer la clave para lograrlo, afirma: «Únanse para rendir honor a Nichiren».
El Daishonin era un maestro que enseñaba la iluminación universal y el respeto a todas las personas, mostrando cómo vivir poniendo en práctica estos ideales en la propia conducta. Aquí les está diciendo a los hermanos Ikegami que, si siguen su orientación, lograrán establecer sin falta la más firme y extraordinaria unión.
MICROCOSMOS DE LA PAZ MUNDIAL
Este principio se aplica igualmente a la comunidad armoniosa de practicantes que es la actual Soka Gakkai, en nuestro avance hacia el kosen-rufu mundial.
Desde luego, las organizaciones están formadas por seres humanos, de modo que es previsible que surjan conflictos y diferencias de opinión. Todos tenemos nuestras afinidades y rechazos, y a veces nos cuesta llevarnos bien con ciertas personas. Pero precisamente por eso es tan importante ser tolerantes y aceptar a los demás, y tratarnos con mutuo apoyo y consideración en nuestra marcha hacia el objetivo último del kosen-rufu. Necesitamos ayudarnos unos a otros, compensar nuestras carencias de manera recíproca y permitir a cada persona hacer el mejor uso de su capacidad. La clave para lograrlo es avanzar con un apasionado compromiso con la lucha conjunta de maestro y discípulo.
Así se construye la verdadera unión; así se crea una solidaridad inspiradora y victoriosa.
El kosen-rufu significa hacer realidad en el mundo actual este hermoso espacio nutrido por los lazos eternos que unen a los Bodisatvas de la Tierra, a los cuales antes me he referido. Mientras nos esforzamos en nuestra revolución humana, construimos en nuestras comunidades redes de maravillosa diversidad, verdaderos microcosmos de la paz mundial en los que todas las personas brillan, cada una fiel a sí misma, del mismo modo que el ciruelo, el cerezo, el albaricoquero y el melocotonero florecen cada cual con su propia belleza.
Las funciones negativas, producto de la ignorancia fundamental,[26] tienen como propósito destruir este precioso ámbito armonioso. Por eso buscan crear fisuras en la solidaridad. Desunidas y distanciadas unas de otras, las personas serían como la agachadiza y el marisco que caen en las redes del pescador, según la metáfora que usa el Daishonin en esta carta. Pero eso sería entregarse al juego de las fuerzas destructivas.
La fe basada en una sólida unión de propósito es la única forma de vencer estas funciones disruptivas. Como escribe Nichiren Daishonin: «Cuando en el pueblo predomina la unión de distintas personas con un mismo propósito, estas podrán lograr todas sus metas».[27] La «filosa espada» de la fe con unión en la Ley Mística siempre vencerá las fuerzas negativas.
RESPETARNOS MUTUAMENTE COMO BUDAS
El Último Día de la Ley es una época en la que predominan las cinco impurezas;[28] las quejas y la frustración dominan el sentimiento colectivo, y los conflictos y la división cunden sin freno. El corazón de nuestros nobles esfuerzos por el kosen-rufu en el Último Día de la Ley es transformar las vidas de la gente en este mundo atribulado. Este es el juramento y la misión de los Bodisatvas de la Tierra, que viven sus vidas como «la flor de loto en el agua».[29]
Desde la perspectiva del Buda, las personas poseen, sin excepción, la naturaleza de buda. La esencia del budismo es el logro de la budeidad por todas las personas y la igualdad entre todas las personas. Todos somos budas, y justamente por eso debemos respetarnos unos a otros.
Como dice el Sutra del loto, «si ves a alguien que acepta y abraza este sutra, deberás ponerte de pie y saludarlo desde lejos, con el mismo respeto que mostrarías a un buda».[30] Respetar la naturaleza de buda de los demás, como explica el Daishonin, «es como cuando uno mira un espejo y hace una reverencia: la imagen reflejada también se inclina ante uno».[31]
Nuestra creencia en la naturaleza de buda inherente a cada persona nos incentiva a dar lo mejor de nosotros a la hora de alentar a los demás e invitarlos a dialogar para promover la comprensión y la camaradería.
La clave es empezar por hablar con quienes nos rodean y hacer daimoku para encontrar formas de ayudarlos. Una comunicación genuina se traduce en confianza mutua y cooperación. Avancemos siempre juntos en nuestra lucha compartida, «trascendiendo todas las diferencias que pueda haber entre nosotros».[32] No hay otra organización comparable a la Soka Gakkai en su dedicación al kosen-rufu mundial.
TRANSFORMAR NUESTRO ESTADO DE VIDA Y EL DE LOS DEMÁS
Cuando cultivamos la fe en unión, podemos elevar nuestro estado de vida y el de los demás.
Makiguchi Sensei dijo: «Cuando practicamos el budismo Nichiren, antes de darnos cuenta descubrimos que hemos alcanzado un estado de vida que antes no habríamos podido siquiera imaginar». Es tal como enseña el Daishonin: «Un moscardón puede recorrer diez mil millas si se aferra a la cola de un corcel de pura sangre; la hiedra puede alcanzar una altura de trescientos metros si crece sujeta al tronco de un gran pino».[33]
Toda Sensei recalcó: «La única manera de brillar con suprema fortaleza, esplendor y felicidad es basarse en el budismo, la filosofía que enseña los tres mil aspectos contenidos en cada instante vital[34] y la posesión mutua de los diez estados»[35].[36]
SABIDURÍA Y AMOR COMPASIVO PARA UNIR A LAS PERSONAS
El maestro Toda describe la esencia de nuestro movimiento para la revolución humana basado en el budismo. Cuando nos dedicamos a nuestra misión como Bodisatvas de la Tierra, nuestra budeidad innata emerge y revelamos la sabiduría y el amor compasivo capaces de unir a la gente.
Ya que hoy el mundo afronta tan grandes dificultades, mantengamos nuestra valiente lucha conjunta para cambiar el destino de la humanidad y construir la paz y la armonía, haciendo flamear el estandarte de «establecer la enseñanza correcta para la paz de la tierra».
(Traducción del artículo publicado en la edición de junio de 2021 de Daibyakurenge).
[23] ↑ Máxima que aparece en un antiguo relato chino, que enseña lo fácil que resulta a un tercero aprovecharse de dos partes en conflicto para sacar provecho.
[24] ↑ Brothers One in Mind (Hermanos con un mismo propósito), en WND-2, pág. 914.
[25] ↑ Carta a los hermanos, en END, pág. 523.
[26] ↑ Ignorancia fundamental: También llamada oscuridad fundamental, constituye la ilusión más hondamente arraigada en la vida, que da lugar a todas las otras ilusiones. Se refiere a la incapacidad de ver o de reconocer la verdad suprema de la Ley Mística, así como los actos negativos que emanan de dicha incapacidad.
[27] ↑ Distintas personas con un mismo propósito, en END, pág. 648.
[28] ↑ Cinco impurezas: Impurezas de la época, el deseo, los seres vivos, las ideas y la vida en sí. El término aparece en el capítulo «Medios hábiles» (2.o) del Sutra del loto. 1) La impureza de la época abarca la alteración reiterada del orden social o del equilibrio ambiental. 2) La impureza del deseo es la tendencia a ser gobernados por las cinco pulsiones ilusorias: odio, codicia, estupidez, arrogancia y duda. 3) La impureza de los seres vivos es la decadencia física y espiritual del ser humano. 4) La impureza del pensamiento o de las ideas es la preponderancia de ideas erróneas, como las cinco ideas falsas. 5) La impureza de la vida es el acortamiento de la duración promedio de vida de los seres humanos.
[29] ↑ Pasaje de SL, cap. 15 («Surgir de la tierra»), pág. 221. La imagen del loto que da flores puras y bellas en el agua estancada se emplea como ejemplo de la pureza de los Bodisatvas de la Tierra, que no se dejan contaminar por los deseos mundanos, el karma y el sufrimiento.
[30] ↑ El Sutra del loto, cap. 28, pág. 320.
[31] ↑ OTT, pág. 165.
[32] ↑ Véase La herencia de la Ley suprema de la vida, en END, pág. 227.
[33] ↑ Sobre el establecimiento de la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra, en END, pág. 18.
[34] ↑ Tres mil estados contenidos en cada instante vital (en jap.: ichinen sanzen): Doctrina desarrollada por T’ien-t’ai, que se basa en el Sutra del loto. Los «tres mil aspectos» indican los aspectos y fases variables que manifiesta la vida en cada momento. En resumen, todos los fenómenos están contenidos en cada instante vital, y cada instante vital impregna los tres mil estados de la existencia, es decir, la totalidad del mundo fenoménico.
[35] ↑ Posesión mutua de los diez estados: Principio según el cual cada uno de los diez estados posee el potencial de los diez en sí mismo. Esclarece que la vida no se encuentra fijada en un estado específico, sino que puede manifestar cualquiera de los diez, desde el infierno hasta la budeidad, en cualquier momento dado. Cada persona tiene el potencial de manifestar la budeidad, mientras que un buda también posee los nueve estados y, en tal sentido, no es un ser separado o distinto de las personas comunes.
[36] ↑ TODA, op. cit., vol. 1, 1992, pág. 184.