Aprendiendo de «La herencia de la Ley suprema de la vida» · Parte II


La inseparabilidad de maestro y discípulo


Presentamos la segunda y última entrega extraída de una disertación de Daisaku Ikeda sobre el escrito de Nichiren Daishonin cuyo estudio iniciamos el mes pasado.

El oro no puede ser quemado por el fuego ni corroído o arrastrado por las aguas, pero el hierro es vulnerable a ambos. El sabio es como el oro; el necio, como el hierro. Usted es como el oro puro, porque cree en el «oro» del Sutra del loto. […] Han de ser lazos kármicos del distante pasado los que lo destinaron a convertirse en mi discípulo en un momento como este. Shakyamuni y Muchos Tesoros1 sin duda comprendieron esta verdad. No hay forma de que el sutra esté diciendo falsedades cuando expresa: «Las personas que habían conocido la Ley vivieron en distintas tierras de Buda, aquí y allá, y renacieron constantemente en compañía de sus maestros2».3

«USTED ES COMO EL ORO PURO»

Al adoptar como maestro al Daishonin, en momentos en que este era objeto de duras persecuciones, Sairen-bo había elegido un camino difícil.

Por eso, Nichiren Daishonin le muestra su cálida preocupación: «[U]sted ha seguido a Nichiren, aun cuando ello le trajo aparejados sufrimientos. Me aflige profundamente pensar en su angustia».4

En respuesta al compasivo aliento de su maestro, Sairen-bo perseveró como discípulo sin flaquear. De ahí que el Daishonin lo elogie declarando: «Usted es como el oro puro».

MAESTRO Y DISCÍPULO NACEN JUNTOS

La relación de maestro y discípulo es un lazo espiritual que se sustenta en la determinación del discípulo. Enriquece y aporta profundidad a la vida de las personas en todo sentido. Es algo en lo que se han mostrado de acuerdo muchos líderes con quienes he dialogado a lo largo de los años.

El maestro Toda comentaba: «El Daishonin afirma que el maestro y los discípulos siempre nacen juntos, invariablemente. En vista de ello, el agradecimiento que siento por ustedes es infinito. Hemos nacido juntos en este mundo en virtud de una promesa que hicimos en el pasado».5

El camino conjunto de maestro y discípulo en el budismo es solemne y profundo, infinito y eterno.

EL LAZO DE MAESTRO Y DISCÍPULO ES ETERNO

Para ilustrar la relación kármica entre maestro y discípulo, el Daishonin cita a su leal discípulo Sairen-bo un pasaje del Sutra del loto: «[L]as personas que habían conocido la Ley vivieron en distintas tierras de Buda, aquí y allá, y renacieron constantemente en compañía de sus maestros».6

La frase pone de relieve la sublime esencia del Sutra del loto: que la relación de maestro y discípulo no se limita a esta vida; ambos nacen siempre juntos, en existencia tras existencia, y actúan sin descanso para guiar a los seres a la felicidad. Juntos, se esfuerzan en transformar el lugar en que se encuentran, hacer de él una tierra de Buda y ayudar a todas las personas a cambiar su karma. Esta es la promesa y el juramento que los une desde el infinito pasado.

La relación de inseparabilidad de maestro y discípulo, basada en la Ley Mística, trasciende los límites de la vida y la muerte y es eterna; pervive a través del pasado, presente y futuro. Toda Sensei se refería al mismo pasaje del Sutra del loto cuando hablaba del vínculo con su maestro, Tsunesaburo Makiguchi. Hoy, los miembros de la Soka Gakkai en todo el mundo están estudiando y manteniendo este noble espíritu de maestro y discípulo.

UNA RELACIÓN MÍSTICA, EN LA QUE SE COMPARTEN ALEGRÍAS Y SUFRIMIENTOS

El día que asumió la segunda presidencia de la Soka Gakkai, el 3 de mayo de 1951, Toda Sensei me dedicó este poema: «Ahora / y también mañana, / compartiendo juntos / alegrías y sufrimientos / ¡qué místico es nuestro lazo!». […]

Cada Bodisatva de la Tierra elige el momento apropiado en el cual nacer para poner de manifiesto la grandeza de la Ley Mística.

Conscientes del vínculo de maestro y discípulo, sus predecesores en la fe han vivido guiados por un poderoso sentido de misión. Como resultado, ninguna dificultad los ha vencido en la vida. Habiendo superado toda clase de obstáculos kármicos, desde enfermedades hasta problemas económicos, han llevado vidas de supremo valor y han abierto caminos que hoy se traducen en el magnífico desarrollo actual del kosen-rufu.

[…] [A]hora, en este brillante escenario, ocupen ustedes sus puestos con arrojo. La determinación con que se pongan en acción engrandecerá nuestra red de esperanza, que ilumina el futuro de la humanidad, y la expandirá mucho más en todo el mundo.

VALORAR A CADA INDIVIDUO

El budismo Nichiren es una religión viva y transformadora. Porque creemos en el potencial de la persona que tenemos frente a nosotros, podemos apreciarla y reconocer su valor. La Soka Gakkai es un ámbito de aliento y de confianza. Todo lo que hacemos con este espíritu refuerza y profundiza los lazos entre ciudadanos globales. El verdadero mérito del budismo Nichiren como religión humanística brilla más que nunca en momentos de confusión y de desconcierto social.

El movimiento de la Soka, generador de esperanza, seguirá enriqueciendo el siglo XXI para hacer de él un siglo de la vida. Y ustedes, mis jóvenes amigos, desempeñarán una labor vital y admirable en la creación de una era del pueblo, en la que resuenen los acordes triunfales del humanismo.

(Extraído del artículo publicado en la edición de julio de 2020 de Daibyakurenge).


  1. Muchos Tesoros: Buda que, en elSutra del loto, testifica la veracidad de las enseñanzas allí expuestas por Shakyamuni.
  2. SL,cap. 7, pág. 140.
  3. END, pág. 227.
  4. Ib.
  5. TODA, Josei: Toda Josei Zenshu (Obras completas de Josei Toda), vol. 7, Tokio: Seikyo Shimbunsha, 1987, pág. 472.
  6. SL, cap. 7, pág. 140.
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