Aprendiendo de NRH · XVI


Reflexiones sobre el volumen 16 de La nueva revolución humana · Por Hiromasa Ikeda


Imagen: Seikyo

EL 11 DE FEBRERO de 2020, marcó el 120.º aniversario del nacimiento de Toda Sensei. En un ensayo publicado el pasado 7 de febrero en el Seikyo Shimbun, Ikeda Sensei escribe que, muchos pensadores contemporáneos de Toda Sensei en los últimos años de su vida, manifestaron grandes esperanzas en la labor de la Soka Gakkai dirigida a crear un futuro brillante.

Ikeda Sensei ha publicado numerosos diálogos con académicos e intelectuales de la misma generación que su mentor. Estos incluyen Human Rights in the Twenty-first Century (Diálogo sobre los derechos humanos en el siglo XXI) con el expresidente de la Academia Brasileña de Letras, doctor Austregésilo de Athayde; La noche anuncia la aurora con el historiador de arte francés René Huyghe y En busca de la paz con el dos veces premio Nobel en Química y Paz respectivamente, doctor Linus Pauling.

La colosal travesía de diálogos emprendida por Ikeda Sensei se inició con las conversaciones que mantuvo con uno de los historiadores más destacados del siglo XX, el profesor Arnold J. Toynbee, en Londres, en mayo de 1972 y 1973, [que sumaron un total de diez días]. El mes de marzo de 2020, marcó cuarenta y cinco años desde la publicación en japonés de dicho diálogo titulado Elige la vida.

El capítulo «Diálogo» del volumen 16 de La nueva revolución humana narra los detalles de dichas conversaciones. La diferencia de edad entre Shin’ichi y el profesor Toynbee, quien era diez años mayor que Toda Sensei, bien podía ser la que existe entre un padre e hijo. Shin’ichi acepta la invitación que le extiende el profesor Toynbee pensando que había reparado en él, precisamente por ser joven de edad, con la intención de dejar un legado espiritual dirigido a la humanidad del siglo XXI.

Shin’ichi sentía que, para establecer un camino claro hacia la paz en los treinta años que restaban del siglo XX, era preciso aunar con urgencia la sabiduría de las mentes más brillantes del mundo y entablar encuentros e intercambios de ideas entre tales personas.

El diálogo entre el profesor Toynbee y Shin’ichi cubrió una amplia variedad de temas, incluyendo el papel de la religión. Toynbee opinaba que solo un cambio profundo en el fuero interno de cada uno permitiría combatir los males que amenazan la existencia humana, manifestando así su gran expectativa hacia el movimiento de la revolución humana que promovía la Soka Gakkai.

En su obra An Historian’s Approach to Religion (El historiador y la religión), Toynbee analiza las razones por las cuales el cristianismo se expandió ampliamente en el mundo. Señala que el espíritu de servicio y la dedicación con que el cristianismo respondió a las necesidades de la gente contribuyeron a asentar sólidas bases en sus inicios, y fue esa solidez lo que a su vez resultó en una rápida difusión en el mundo.

El amplio crecimiento alcanzado por la Soka Gakkai en su etapa pionera en que fue subestimada como agrupación de pobres y enfermos, se explica por igual en el hecho de haber permitido a incontables personas comunes transformar su condición de vida. Este es el mayor orgullo de la Soka Gakkai.

Trabajar por la felicidad de las personas comunes es el compromiso eterno e inalterable de la Soka Gakkai. No importa cuánto puedan cambiar los tiempos, jamás debemos olvidar este principio fundamental.

Pensar siempre en los miembros

Con la convicción de que el año 1972 sería extremadamente importante para determinar la dirección de la magnífica corriente del kosen-rufu hacia el futuro, Shin’ichi vuelca todas sus energías en alentar a los miembros. El capítulo «Con alma y vida» describe los esfuerzos que realiza con dicho propósito.

El 2 de enero de 1972, se lleva a cabo la primera reunión general del grupo universitario a nivel nacional (compuesto por estudiantes y graduados de varias universidades del país). Teniendo en cuenta que la mayoría de los participantes rondarán la cincuentena cuando se inicie el siglo XXI, Shin’ichi delega en ellos el futuro desarrollo del kosen-rufu.

El 15 de enero, Shin’ichi participa en trece sesiones de fotos conmemorativas con los miembros del distrito municipal de Shinjuku, en Tokio. Aprovecha el tiempo, entre cada toma, para alentar a los miembros del Departamento de Hombres, el Departamento de Mujeres y el Departamento de Jóvenes. Cuando le toca el turno a los jóvenes que celebran en esa fecha su mayoría de edad, les dice: «Ocurra lo que ocurra, es importante que jamás abandonen la fe en el Gohonzon ni se alejen de la Soka Gakkai. Pues aquí yace el camino hacia la verdadera felicidad».

Shin’ichi pensaba constantemente en cómo inspirar a los miembros para que se convirtieran en líderes capaces en quienes sus compañeros pudieran confiar, y en asegurar que continuaran transitando, pase lo que pase, el camino hacia la felicidad absoluta sin abandonar la fe. El espíritu que daba sostén a todos estos esfuerzos era para Shin’ichi la relación de inseparabilidad entre mentor y discípulo que había establecido con Toda Sensei. En su corazón siempre estaba presente la voz de su mentor.

Tal como escribe Ikeda Sensei: «Mientras podamos mantener vivo en el corazón el ejemplo de nuestro mentor, podremos triunfar sobre nuestras debilidades».

Cuando Shin’ichi visita Okinawa en enero de 1972, alienta a uno de los responsables de la siguiente manera: «Quien marcha por el camino de mentor y discípulo avizorando el kosen-rufu, jamás se verá en atolladeros. De acuerdo con lo que he vivido, puedo decir como conclusión que, cuando uno establece una completa unión espiritual con su mentor, surge de su interior una ilimitada fortaleza».

Shin’ichi vuelca alma y vida para que cada miembro con quien se encuentra pueda grabar en su corazón el espíritu inseparable de mentor y discípulo. Haciéndonos eco de este anhelo de nuestro maestro, espero que avancemos manteniendo siempre un diálogo interior con Sensei.

Beneficio ilimitado e imperecedero

El capítulo «Remontar el vuelo» narra la historia del Sho-Hondo que fue inaugurado en octubre de 1972.[1] Con la terminación de esta obra, la Soka Gakkai ingresó en la segunda fase del kosen-rufu mundial.

Unos años antes, durante la ceremonia de colocación de la piedra fundamental [realizada el 12 de octubre de 1967], Shin’ichi formuló un juramento y manifestó su profundo compromiso con el kosen-rufu: «Nosotros, los discípulos de Nichiren Daishonin del Último Día de la Ley, prometemos firmemente hacer nuestro máximo esfuerzo para difundir las enseñanzas del budismo, día tras día, mes tras mes y año tras año, con la mira puesta en la realización de esa meta lo más pronto posible».

Luego, en su discurso durante la ceremonia de terminación de la obra (el 1 de octubre de 1972), Shin’ichi enfatiza que el Sho-Hondo «no es símbolo de la autoridad religiosa sino un lugar que existe en bien del pueblo». Afirma además, que es «un templo que pertenece al pueblo, donde se brindaran oraciones basadas en el respeto por la dignidad de la vida». En otras palabras, el Sho-Hondo fue construido en bien del pueblo y su propósito fundamental era única y exclusivamente el logro del kosen-rufu.

Apenas veintiséis años después de su inauguración, el Sho-Hondo fue demolido por Nikken.[2] Su proceder fue un atropello y un acto de traición a los ocho millones de creyentes que con su mayor sinceridad realizaron donaciones para la construcción. Aunque el edificio ya no existe, el beneficio y la buena fortuna acumulados por los miembros de la Soka Gakkai que realizaron sinceras contribuciones son «ilimitados e imperecederos». El gran avance alcanzado hoy por la Soka Gakkai como religión mundial es la prueba fehaciente de este hecho.

En noviembre de 2013, la Sede del Gran Juramento del Kosen-rufu se terminó de construir en Shinanomachi, Tokio. La dedicatoria de Ikeda Sensei inscrita en el monumento que se encuentra en el vestíbulo del edificio dice: «En este sublime palacio, dedicado al juramento compartido por mentor y discípulo, oramos profundamente para concretar un mundo de paz, transmitiendo los ideales y las enseñanzas humanísticas del budismo Nichiren. Es un lugar donde renovamos la decisión de triunfar en el desafío de nuestra revolución humana mientras incentivamos a otros a que lo hagan también».

El propósito de la Sede del Gran Juramento del Kosen-rufu es ser un espacio en el que los miembros oren por la paz mundial y por la felicidad y seguridad propias y de los demás; un lugar en el que reafirmen su juramento de luchar por el kosen-rufu. Este es también el significado de las sesiones de gongyo que se realizan allí.

En su mensaje para la reunión de gongyo conmemorativa realizada con motivo de la inauguración de la Sede del Gran Juramento del Kosen-rufu (el 8 de noviembre de 2013), Ikeda Sensei señala: «El corazón del gran juramento del kosen-rufu y el estado de vida de la Budeidad son una misma cosa. Por ende, cuando nos dedicamos a este juramento, activamos la nobleza, la fortaleza y la grandeza supremas de nuestra vida».

Sea cual sea la época que nos toque vivir, no existe mayor dicha ni honor que la que nos proporciona una existencia vivida para cumplir un noble juramento, junto con nuestro mentor, la Soka Gakkai y nuestros compañeros de fe. |


Pasajes clave del volumen 16

Cuando una persona se levanta en la fe, quien recibe la más grande alegría y el mayor beneficio es aquel que se ha preocupado por esa persona, que ha entonado daimoku como nadie [por su desarrollo] y la ha apoyado incansablemente. («Con alma y vida).

Es importante mantener un avance constante, con optimismo y mirando el lado positivo de las cosas. Hay momentos en que, por mucho que uno ore, las cosas no marchan como quisiera. Pero recuerden, siempre existe una razón. Al final, sentirán que todo fue para bien. («Con alma y vida»).

¿Cuál es el tesoro del cual podemos estar orgullosos ante el mundo? El Departamento de Mujeres. En ninguna otra parte podemos encontrar un cónclave tan enérgico y puro de mujeres dedicadas a la justicia y a la dicha del pueblo. («Con alma y vida»).

La filosofía que seguimos se manifiesta en nuestro modo de ser y proceder. El budismo Nichiren se ha difundido como religión universal más allá de las fronteras gracias a la actitud y el comportamiento que mostraron las personas que abrazaron el budismo. («Diálogo»).

Las grandes empresas resultan de la suma de pequeñas obras realizadas con rigurosa atención, sin descuidar el mínimo detalle, escrupulosamente pensado, probado, verificado y ejecutado. («Remontar el vuelo»). |


Resumen del volumen 16

Con alma y vida
Desde principios de 1972, Shin’ichi se dedica a brindar orientación a estudiantes universitarios, a miembros de varios distritos municipales de Tokio, así como a miembros de Okinawa y otras prefecturas.

Diálogo
Shin’ichi realiza una gira por Europa y los Estados Unidos. En mayo se reúne con el historiador británico Arnold J. Toynbee en su residencia en Londres. El diálogo abarca diversos temas, tales como la naturaleza de la civilización y la religión, y tuvo una duración de unas cuarenta horas a lo largo de dos años. Más tarde se publica en español con el título Elige la vida.

Fotos: Seikyo

Remontar el vuelo
En julio, Shin’ichi alienta a los miembros afectados por las lluvias torrenciales en diversas regiones de Japón. El 12 de octubre, se termina de construir el Sho-Hondo. Veintiséis años después, es demolido por Nikken quien reclamó la legitimidad como sumo prelado de la Nichiren Shoshu. |


(Los textos que integran esta sección son traducciones del artículo publicado el 26 de febrero de 2020 en el Seikyo Shimbun).


[1]El Sho-Hondo se encontraba en el predio del templo principal de la Nichiren Shoshu, Taiseki-ji, en la prefectura de Shizuoka. Daisaku Ikeda tomó la iniciativa de su construcción, que fue financiada con las donaciones de incontables creyentes, con la intención de crear un recinto en el que las personas pudieran reunirse para orar por la paz y la prosperidad de toda la humanidad. El mes de su terminación, miembros de todo el mundo acudieron a él para participar en una celebración solemne.

[2]Nikken Abe: Monje que reclamó la legitimidad como 67.º sumo prelado de la Nichiren Shoshu.

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