Atesorar a cada persona


Orientación para la SGEs


Este mes enfilamos la recta final del «Año de la nueva partida hacia una Soka Gakkai juvenil en todo el mundo». El camino estará jalonado por actividades significativas y, en particular, nos llevará a conmemorar el primer aniversario del fallecimiento de nuestro maestro, el 15 de noviembre, y el Día de la Fundación de la Soka Gakkai, el 18 de noviembre.

En relación con nuestro avance, en el reciente Curso de Estudio de Jóvenes Europeo[1] se abordó la importancia de transitar la senda del kosen-rufu en unión y sin dejar a nadie atrás –un compromiso, este último, que atraviesa también la Agenda 2030 adoptada por las Naciones Unidas–. La razón de ser del budismo Nichiren es «[permitir] a todos los seres vivos transitar el Camino del Buda».[2] La expresión «seres vivos» abarca aquí a todos los seres humanos, sin ninguna discriminación.[3] La oración «por la felicidad de todos los seres vivientes» con la que concluimos la práctica del gongyo, al inicio y al final del día, está impregnada del espíritu de no dejar a nadie atrás.

En sus primeros días, en Japón, la Soka Gakkai fue ridiculizada como una agrupación «de pobres y enfermos». Si bien con eso se trataba de humillar y marginar a sus miembros, Josei Toda y Daisaku Ikeda consideraron un orgullo que la organización fuera una aliada de las personas que más sufrían, y atesoraron a cada una de ellas sin escatimar la vida.

El joven Ikeda se distinguió por visitar a los compañeros, uno a uno, para escuchar sobre sus sufrimientos y alentarlos en la fe. Gracias a estos esfuerzos, personas desesperadas a causa de problemas de salud, económicos o de relaciones personales pudieron encontrar esperanza, ponerse de pie y transformar su destino. Y no solo esto: pasaron de ser «personas que debían ser salvadas» a ser «personas que salvaban a las demás».[4] En otras palabras, llevaron a cabo su revolución humana, transformando su karma en misión, tomando conciencia de su identidad como Bodisatvas de la Tierra.

A través de diálogos de corazón a corazón, reconfirmemos también nosotros nuestra misión compartida y levantémonos juntos como Bodisatvas de la Tierra. Hagamos de estos diálogos –que encarnan la actitud de atesorar a cada persona y constituyen pasos concretos en la realización del kosen-rufu– el cimiento de nuestras actividades en este último cuatrimestre de 2024.

En septiembre, concretamente, nuestro calendario incluye actividades de la SGEs con carácter mensual o bimensual que se retoman después de agosto, como las reuniones de diálogo, los encuentros de jóvenes y los seminarios de estudio; también cursos extraordinarios, como el convocado en Canarias y, a nivel nacional, los del Departamento de Estadística y el Departamento de Estudiantes; además, celebraremos eventos en colaboración con otros colectivos, como la Nit de les Religions y el I Encuentro de la Alianza por el Desarme Nuclear, fruto del «espíritu budista de tolerancia y de respeto a las demás religiones y corrientes filosóficas […] y una labor mancomunada con ellas» y de una dedicación continuada «por la paz y por un mundo sin armas nucleares».[5]

Podemos comprometernos con el éxito de todas estas actividades con el convencimiento de que constituyen facetas diversas de una misma «tarea conjunta y colaborativa, sustentada en la conciencia de las relaciones indisolubles que nos unen a todas las formas de vida», y de que «[y]a que la contribución de cada persona es necesaria, nadie debería ser excluido».[6]

Confirmemos una vez más quiénes son los Bodisatvas de la Tierra. Se trata de innumerables bodisatvas que responden a la llamada del Buda Shakyamuni y, al hacerlo, protagonizan el capítulo del Sutra del loto cuyo título alude a su aparición: «Surgir de la tierra».

¿Quién propagará el Sutra del loto en el Último Día de la Ley después de la muerte de Shakyamuni? Esta es la cuestión fundamental que esclarece el Sutra del loto. Lo hace aclarando que son esos bodisatvas surgidos de la tierra, que eligen voluntariamente nacer en la época del Último Día de la Ley (la actual) en el mundo saha (nuestro mundo) para propagar la Ley Mística y así salvar a las personas que sufren.

En el Gosho se lee: «Nichiren fue el único que tomó la iniciativa y emprendió la labor de los Bodhisattvas de la Tierra».[7] Con estas palabras, el Daishonin expresa su convicción de que él mismo ha emprendido la misión de propagar la Ley Mística en bien la felicidad de todas las personas y sin escatimar la vida, siendo, por tanto, pionero de tales bodisatvas. También indica que quienes siguen sus pasos y viven compartiendo la Ley Mística con su mismo espíritu son Bodisatvas de la Tierra.

En la época actual, la Soka Gakkai, que está llevando a cabo la propagación de la Ley con el mismo espíritu de Daishonin, es una comunidad de Bodisatvas de la Tierra.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Josei Toda, a través de un incansable daimoku y una profunda lectura del Sutra del loto en la celda en la que había sido encerrado como prisionero de conciencia, tomó conciencia de su naturaleza de Buda y de su identidad como Bodisatva de la Tierra. A raíz de esta experiencia determinó consagrarse a propagar la Ley Mística hasta el último momento de su vida. Ikeda Sensei subraya la trascendencia del episodio al declarar: «Este despertar es el punto de partida de la convicción que asume la Soka Gakkai, la organización que concuerda absolutamente con el deseo y el mandato del Buda, ligada directamente al Daishonin y dedicada al kosen-rufu».[8]

Tras salir de la cárcel e impulsar un nuevo desarrollo de la organización, el maestro Toda asumió como segundo presidente, el 3 de mayo de 1951. Ese día anunció el objetivo de lograr, en el transcurso de su vida, el ingreso de 750 000 familias en la Soka Gakkai. Con ello abrió el camino a la concreción real del kosen-rufu. Mientras se aceleraba la campaña de propagación en varias regiones de Japón con esa visión, se dirigió a los miembros como «mis compañeros Bodisatvas de la Tierra» y les invitó a trabajar junto a él para lograr esa meta.

Toda Sensei compartió con todos los miembros su convicción de que, cuando dedicamos nuestra vida a propagar la Ley Mística –la misión fundamental y original de los Bodisatvas de la Tierra–, surgen en nosotros la fortaleza y la energía para superar cualquier obstáculo y transformar cualquier tendencia. Gracias a la gran lucha sin escatimar la vida de Ikeda Sensei, la conciencia de nuestra misión como Bodisatvas de la Tierra se ha extendido al mundo entero. Y esa conciencia se relaciona estrechamente con el respeto a todas las personas y con la convicción de que cada persona tiene una noble misión, principios del budismo Nichiren cultivados en el movimiento Soka.

En enero del año 1993, Ikeda Sensei compuso un poema titulado «El sol de jiyu sobre una nueva tierra»; coincidiendo con su 30.º aniversario, el poema se publicó en esta revista en diciembre de 2023, y un fragmento del mismo apareció citado en el número del mes pasado. La palabra jiyu alude a «surgir de la tierra» o «Bodisatva de la tierra». En el poema, leemos:

Transformar
la energía de la diversidad cultural
en la unidad de la construcción,
las llamas del conflicto
en la luz de la solidaridad,
los erosionantes torrentes de la desconfianza
en un ancho río de confianza. […]

Es precisamente con este propósito,
mis queridos y preciados amigos,
que debéis desarrollar en vuestro interior
la condición de vida de jiyu,
los Bodisatvas de la Tierra.

Mientras cada grupo se interna
en la búsqueda de sus raíces y orígenes,
la sociedad se quiebra en mil fisuras.
Pero, si los vecinos se distancian
de sus vecinos, proseguid vosotros vuestra búsqueda
sin ceder ni vacilar,
hasta encontrar vuestras auténticas raíces
en las regiones más profundas de la vida.
Buscad las «raíces» primordiales de la humanidad.
Entonces veréis desplegarse ante vosotros, sin falta,
el majestuoso reino de jiyu –el surgimiento de la tierra–
en las honduras de vuestra vida.

He aquí el hogar, la morada
a la cual se remonta
el origen de los seres humanos:
más allá de todas las fronteras,
más allá de todas las diferencias […].

Al retornar a esta raigambre fundamental,
se ve que todos somos amigos y camaradas.
Comprenderlo con la vida es lo que significa «surgir de la tierra».[9]

Posteriormente, Sensei escribiría al respecto: «Tratar de situar las “raíces” de nuestra identidad en un grupo étnico o racial determinado es una ilusión. […] ¡En la raíz, el ser humano y el universo son una misma entidad, inseparable! ¡Así de infinito es el poder de cada persona! Este es el mensaje del Sutra del loto».[10]

En la Soka Gakkai hemos adoptado firmemente este mensaje como guía para nuestras acciones. Cualquier persona tiene el potencial de despertar a su dignidad y a la de los demás. Por eso, debemos entablar diálogos para despertar la condición de jiyu inherente a la vida de quienes nos rodean.


[1] ↑ Véase la noticia en la sección «Actualidad» de este número.

[2] ↑ Los deseos mundanos son la iluminación, en END, pág. 336.

[3] ↑ La oposición a toda forma de discriminación se refleja, también, en la Carta de la Soka Gakkai, disponible en <https://www.sokaglobal.org/es/resources/sg-charter.html>.

[4] ↑ Véase IKEDA, Daisaku: La sabiduría del «Sutra del loto». Volumen 1, Rivas-Vaciamadrid: Ediciones Civilización Global, 2016, págs. 345 y sig.

[5] ↑ Véase la Carta de la Soka Gakkai, op. cit.

[6] ↑ Ib.

[7] ↑ El verdadero aspecto de todos los fenómenos, en END, pág. 406.

[8] ↑ IKEDA, Daisaku: La nueva revolución humana. Volúmenes 23 y 24, Rivas-Vaciamadrid: Ediciones Civilización Global, 2021, pág. 157.

[9] ↑ Revista CG, n.º 224, diciembre 2023, sección «Especial».

[10] ↑ IKEDA, Daisaku: La sabiduría del «Sutra del loto». Volumen 2, Rivas-Vaciamadrid: Ediciones Civilización Global, 2017, págs. 184-185.

Scroll al inicio