Por Minoru Harada · Para el número de mayo de 2025 de Daibyakurenge
Uno de los aspectos que mejor definen la grandeza de Daisaku Ikeda es que, aun siendo maestro de incontables personas, nunca dejó de vivir como un discípulo comprometido.
Hay quienes olvidan las enseñanzas de su maestro y terminan sucumbiendo a la arrogancia. Pero Ikeda Sensei, incluso después de asumir la tercera presidencia de la Soka Gakkai, mantuvo un diálogo interior permanente con su maestro, Josei Toda. Vivió cada día exhibiendo un vigoroso espíritu juvenil, dispuesto a seguir creciendo.
El 3 de mayo de hace cincuenta años, varios integrantes del Departamento de Estudiantes y del Departamento de Hombres Jóvenes formaron un grupo al cual Sensei dio el nombre de Shin’ichi-kai (Grupo Shin’ichi). Los discípulos de la generación del grupo Shin’ichi aprendimos de él que, por muchos obstáculos y funciones demoníacas que surgieran en el futuro, nuestra misión sería siempre proteger al maestro. El verdadero propósito de los jóvenes sucesores es cumplir esta tarea.
En 1980, un año después de haber renunciado como presidente de la Soka Gakkai, Sensei aunó a sus camaradas de las regiones de Kyushu, Kansai y Chubu para lanzar una audaz contraofensiva contra las fuerzas que amenazaban nuestra organización. El 1 de mayo, en Fukuoka, Kyushu, exhortó a los miembros: «¡Jamás arríen el estandarte del kosen-rufu en su corazón!». El 3 de mayo, en Osaka, expresó una convicción indómita: «Sigamos escribiendo nuevas páginas de la historia en nuestra lucha siempre victoriosa y en la vida». El 9 de mayo, en la prefectura de Aichi, declaró con orgullo: «¡La Soka Gakkai combatirá el mal en todo momento!».
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El 3 de mayo, escribió de su puño y letra en la portada del texto escrito a mano correspondiente al cuarto volumen de su novela La revolución humana:
Este manuscrito de La revolución humana
narra la verdadera historia de la gran gesta
que mi maestro Josei Toda libró por el kosen-rufu,
registrada escrupulosamente por
su discípulo Daisaku Ikeda.
No crean en ninguna palabra
conspirativa o difamatoria.
Escribo esta nota solemnemente
en bien de mis discípulos.
En este volumen aparece la conmovedora escena en que Shin’ichi Yamamoto entrega el siguiente poema a Toda Sensei tras su renuncia como director general de la Soka Gakkai:
Sigo honrando
este antiguo
y místico lazo…
Aunque otros cambien,
yo nunca lo haré.
El 8 de mayo de 2007, durante su primera visita a un centro de conferencias en la prefectura de Saitama, Ikeda Sensei reflexionó sobre la época en que él y su maestro habían recorrido esa zona sin descanso, con la firme decisión de sacar a flote las empresas de Toda Sensei. El espíritu que asegura el eterno desarrollo de la Soka Gakkai no existe más que en el juramento de proteger a nuestro maestro, pase lo que pase. Esa postura es el camino seguro hacia la revolución humana y define la profunda transformación interior de nuestro estado de vida.
Proteger al maestro empieza por la sincera acción de valorar a cada persona, tal como Sensei mostró con su ejemplo y enseñó de forma constante mediante su propia conducta. Como Nichiren Daishonin escribe: «Todos los que digan ser mis discípulos y practiquen el Sutra del loto deberán practicarlo tal como lo hago yo».[1] Mis compañeros de fe de la Soka Gakkai, que viven en relación directa con el Daishonin, ¡este es el momento de levantarnos con dignidad y confianza y avanzar basados en la inseparabilidad de maestro y discípulo!
(Traducción del artículo publicado en la edición de mayo de 2025 de Daibyakurenge, revista mensual de estudio de la Soka Gakkai).
[1] Establecer como objeto de devoción a los cuatro bodisatvas, en Los escritos de Nichiren Daishonin, Tokio: Soka Gakkai, 2020, pág. 1023.