Por Daisaku Ikeda · Febrero de 2022
Recuerdo que, una fría noche de invierno, mientras caminábamos por la calle contemplando la brillante luna llena, mi maestro Josei Toda y yo hablamos sobre un pasaje de los escritos de Nichiren Daishonin que dice:
Cuando se acerca el amanecer, la luna se vuelve más brillante que a comienzos de la noche; también es más luminosa en otoño e invierno que en primavera y verano. De manera semejante, a la hora de prodigar beneficios a los seres vivos, el Sutra del loto es mucho más efectivo en el Último Día de la Ley que durante los dos milenios que forman los días Primero y Medio de la Ley».[1]
El maestro Toda dijo una vez, con profunda emoción: «¡Qué maravilloso es el gran amor compasivo de Nichiren Daishonin, el Buda del Último Día de la Ley! Su enseñanza [de Nam-myoho-renge-kyo] resplandece al máximo para ofrecer luz y alivio a quienes más sufren en el período más atribulado».
En la Campaña de Febrero de 1952[2] –el año en que celebramos el séptimo centenario de la fecha en que Nichiren Daishonin proclamó públicamente su enseñanza–[3] me puse en acción con el juramento de saldar mi deuda de gratitud. Estaba convencido de que había llegado el momento de difundir la gran luz del budismo Nichiren, que yo había aprendido de mi mentor, para que pudiera iluminar vivamente esta época corrupta.
En ese entonces, las heridas de la guerra seguían abiertas en el Japón, y la gente se debatía ante graves dificultades económicas, de salud y de otra índole. Muchos afrontaban tremendos obstáculos del destino.
Acababan de designarme asesor del distrito general Kamata de Tokio; con la firme oración de contribuir a que cada uno de los miembros allí fuese feliz mediante el poder y los beneficios de la Ley Mística, proclamé: «Como discípulos de Toda Sensei, ¡aprovechemos esta campaña para dar un giro radical a nuestros problemas personales y para que cada uno pueda dar pruebas reales de haber transformado su destino!».
Mis compañeros respondieron con determinación y, a través de desafiarse a entonar daimoku y dialogar con otras personas sobre las enseñanzas del Daishonin, uno por uno se fueron convirtiendo en valientes y activos Bodisatvas de la Tierra. A medida que cobraba intensidad su afán de dialogar con los demás, relataban felizmente experiencias de superación de la enfermedad, el desempleo y otras adversidades gracias a la fe y la práctica budistas. Esta reacción en cadena de beneficios y alegría resultó en un logro histórico en nuestra expansión, al sumar a la práctica del budismo Nichiren a 201 nuevas familias en un solo mes. Abrió el camino a la realización de la ansiada meta de mi maestro [llevar la membresía de la Soka Gakkai a 750 000 familias].
Recuerdo con afecto que, en esta época de gran avance, también dio sus primeros pasos nuestra organización en la siempre victoriosa Kansai.[4]
Donde existe una fe basada en la inseparabilidad de maestro y discípulo, no hay barrera u obstáculo que no podamos superar.
Hoy, mientras celebramos el septuagésimo aniversario de la Campaña de Febrero, nuestros valiosos miembros del mundo, con los jóvenes en la vanguardia, están esforzándose una vez más por concretar un avance dinámico en nuestro movimiento por el kosen-rufu y en sus vidas.
El Daishonin escribe: «para los que tienen una fe profunda, es como si una luna llena colmara la noche de luz».[5] ¡Con profunda oración, acción y unión, iluminemos este año tan importante como una radiante luna llena!
¡Este es el momento
de escribir
una historia de oro,
invitando a nuestros amigos a participar
en nuestra danza de maestro y discípulo!
(Traducción del artículo publicado en la edición de febrero de 2022 de Daibyakurenge, revista mensual de estudio de la Soka Gakkai).
[1] La esencia del capítulo «Rey de la Medicina» en Los escritos de Nichiren Daishonin (END), Tokio: Soka Gakkai, 2008, pág. 97.
[2] Campaña de Febrero: En febrero de 1952, Daisaku Ikeda, quien por entonces era asesor del área Kamata, en Tokio, inició una dinámica campaña de difusión del budismo de Nichiren Daishonin. Junto a los miembros locales, batió las marcas preexistentes de propagación, que eran de unos cien ingresos mensuales, y logró que doscientas una nuevas familias se sumaran a la práctica del budismo Nichiren en la Soka Gakkai.
[3] Esta afirmación responde a la forma tradicional de contar los años en el Japón. Nichiren Daishonin proclamó públicamente su enseñanza el 28 de abril de 1253.
[4] El distrito general Osaka se fundó el 15 de enero de 1952.
[5] La esencia del capítulo «Rey de la Medicina», en END, pág. 97.