Mensaje de Suzanne Pritchard y Robert Harrap, copresidentes de la SGI de Europa
Comenzamos a volar como seres humanos cuando elegimos vivir nuestra vida basándonos no en nuestro pequeño yo, sino en el gran yo, y cuando aprendemos a extraer los recursos interiores que constituyen la sabiduría esclarecedora, la compasión abarcadora, el coraje resuelto y la fuerza vital ilimitada. Podemos volar más alto, impetuosamente –en consonancia con el tema de este año–, cuando compartimos el juramento de contribuir al kosen-rufu, profundizamos nuestro compromiso y emprendemos toda acción posible en nuestra vida cotidiana para lograrlo.
En el mensaje que se lee durante las reuniones de gongyo en la Sede del Gran Juramento del Kosen-rufu, el presidente de la SGI, Daisaku Ikeda, explica:
El kosen-rufu es el camino que conduce a la paz y la prosperidad universales. Es, desde el tiempo sin comienzo, nuestro gran juramento de trabajar por la iluminación de todos los semejantes. Hoy, ha surgido una sólida corriente de Bodisatvas de la Tierra, que alumbra cada rincón del mundo con el luminoso humanismo del Sutra del loto.[1]
Comenzamos a volar como seres humanos cuando elegimos vivir nuestra vida basándonos no en nuestro pequeño yo, sino en el gran yo, y cuando aprendemos a extraer los recursos interiores que constituyen la sabiduría esclarecedora, la compasión abarcadora, el coraje resuelto y la fuerza vital ilimitada.
[…] ¿Qué significará para nosotros el «vuelo impetuoso» este año? Es una pregunta apasionante, ya que cada uno puede pensar en su juramento y en qué puede hacer para ampliar su capacidad personal, así como dar el siguiente paso en el desarrollo del movimiento del kosen-rufu en nuestros respectivos países. La clave para nuestro crecimiento personal y organizativo es el desarrollo del movimiento de las reuniones de diálogo allí donde vivimos. En un ensayo en el que explica la clase de armonía que se establece cuando se fomenta la unión de distintas personas con un mismo propósito, el maestro Ikeda describe nuestras reuniones de diálogo de la siguiente manera:
Son encuentros de personas diversas, pertenecientes a distintas generaciones, ocupaciones y estilos de vida. En ellas podemos encontrar miembros veteranos de la primera época, que llevan muchos años trabajando por el kosen-rufu y cuyas sonrisas radiantes iluminan la sala, sentados junto a los líderes del mañana, nuestros enérgicos miembros del Departamento Futuro. Puede haber individuos que han superado dificultades laborales junto a otros que están batallando contra la enfermedad con espíritu invencible. Puede haber miembros a quienes no veíamos desde hacía tiempo, y que han asistido en respuesta a la invitación sincera de algún compañero. A veces, vienen invitados o personalidades que tienen relación con algunos de nuestros miembros.
Las reuniones de diálogo son oasis de paz, cultura y felicidad; representan un espacio de encuentro de individuos de muy diversos orígenes y realidades, para compartir como iguales sus sentimientos, experiencias y reflexiones. La consigna es incluir y abrazar cálidamente a todos y todas, sin dejar fuera a nadie, sea cual fuere su situación, y hacer nuestro mayor esfuerzo por alentarlos e inspirarlos.[2]
Esforcémonos más que nunca para que nuestras reuniones de diálogo sean encuentros de los que realmente podamos sentirnos orgullosos, y que acojan cálidamente a las personas que quieren saber más sobre el movimiento por el kosen-rufu.
Y, en el año del cincuentenario de la SGI, ¿cuál es la mejor manera de conmemorar la fecha y hacer que sea significativa para nosotros mismos? En un ensayo escrito hace diez años, con motivo del 40.º aniversario, Ikeda Sensei brindó la siguiente orientación:
En la reunión en la que se fundó la SGI, hace cuarenta años, terminé mi discurso diciendo: «Por favor, vivan su existencia como valientes, compasivos y activos discípulos de Nichiren Daishonin basados en su pleno compromiso con la verdad y la justicia, siempre con actitud positiva y alentadora, dando prioridad a la prosperidad de sus países, la felicidad de sus congéneres y la valiosa existencia de la humanidad».
Todos vivimos en este mundo saha. Cada persona desea sinceramente la paz y la felicidad. Todo el mundo tiene problemas y debe lidiar con situaciones complejas a lo largo de la vida. Hay muchas personas dañadas y profundamente traumatizadas a causa de la violencia y los conflictos que afectan a los individuos, las sociedades y las naciones. Otras, aunque viven en países en apariencia prósperos, también sufren por la discriminación y por la creciente desigualdad económica y social.
En este tipo de realidades adversas, los miembros de la SGI están orando por su felicidad y por la paz del mundo. Mientras se esfuerzan con valentía por hacer su propia revolución humana y por transformar su destino, entablan lazos de amistad y de confianza con una vasta red de personas. Algunos han conocido esta práctica siendo refugiados, habiendo dejado sus países a causa de la guerra y de los conflictos armados. Pero después, a su regreso, se han dedicado a trabajar por el kosen-rufu de sus lugares de origen. Otros vivían en naciones divididas por los enfrentamientos bélicos, y hoy están dialogando y trabajando codo a codo con sus semejantes, mientras crean una alianza de personas que entonan Nam-myoho-renge-kyo.
Todos estos miembros se han puesto en pie resueltamente por propia iniciativa, han jurado cumplir su misión personal en sus lugares de misión, sin eludir su responsabilidad. Un bodisatva de la Tierra es capaz de lograr cosas sin límites. Los miembros de la SGI van a cualquier lugar y se relacionan con la gente en todas las circunstancias concebibles, sin desalentarse ante ninguna situación. Ellos encarnan perfectamente el pasaje del Sutra del loto que dice: «Son sagaces respondiendo preguntas difíciles, / y sus mentes no conocen el temor. / Han cultivado con firmeza una actitud perseverante».[3] Así, han podido superar la incomprensión, los insultos, la discriminación prejuiciosa con valentía, sagacidad y diálogo sincero.
Nuestros miembros han salido al encuentro de personas sumergidas en la desesperación y el dolor más extremos. Por momentos, sus «diálogos» con estas personas fueron un simple abrazo afectuoso o sentarse en silencio a llorar juntos… Pero jamás perdieron la esperanza. Creen que todas las personas tienen el poder profundo de superar cualquier dificultad, rebotar y ponerse de pie en cualquier crisis, y convertir su karma en misión.[4]
Profundizando en la comprensión de nuestra identidad como Bodisatvas de la Tierra y discípulos de Ikeda Sensei, sigamos orando por nuestra felicidad y por la de los demás, y por la paz mundial. Nuestras reuniones europeas de daimoku mensuales siguen siendo una oportunidad para que oremos para cambiar el karma de nuestro continente: de un continente en el que los conflictos han escalado hasta convertirse en guerras mundiales, a un continente que represente un modelo de paz, compasión y armonía, en el que todas las personas puedan desarrollar su potencial.
Profundizando en la comprensión de nuestra identidad como Bodisatvas de la Tierra y discípulos de Ikeda Sensei, sigamos orando por nuestra felicidad y por la de los demás, y por la paz mundial.
¡Os deseamos un muy feliz Año Nuevo, con el anhelo de escuchar acerca de vuestras victorias muy pronto!
[1] ↑ Civilización Global, n.º 223, noviembre 2023, sección «Orientación».
[2] ↑ Civilización Global, n.º 156, abril 2018, sección «Estudio mensual».
[3] ↑ SL, cap. 15, pág. 221.
[4] ↑ Civilización Global, n.º 126, octubre 2015, sección «Punto de partida», pág. 13 (adaptado).