Ainhoa Pérez y Josefa Basalo | Ourense
Ainhoa: Conocí la Ley Mística en mi hogar, puesto que formo parte de la tercera generación de practicantes budistas en mi familia. De pequeña acudía al Centro Cultural de la Soka Gakkai de Panamá, mi país de origen. A los doce años vine a vivir a España y, ya con veintinueve, retomé mi práctica, gracias a una tía que vive en EE. UU., que me alentó a entrar en contacto con un grupo de diálogo de Ourense, donde vivo. En el grupo conocí a muchas personas que me han ayudado a crecer en la fe, entre ellas Josefa, quien se ha convertido en mi referente. Al principio, aprender a realizar el gongyo correctamente fue todo un reto para mí, pero allí estaba ella siempre.
Josefa: Yo empecé a practicar hace catorce años en Nueva Jersey, EE. UU., donde pasé casi toda una vida, y hace 5 años, por circunstancias familiares, volví a Galicia, mi tierra natal. Con Ainhoa, a través de la oración conjunta, hemos podido afianzar una unión muy firme. No vivimos cerca, pero viajar para visitarla a ella y a otras compañeras y entonar daimoku juntas con un mismo objetivo es una fuente de alegría y energía que me ayuda a enfrentar los retos de mi propia vida. Como nos recordó Ikeda Sensei en un mensaje que envió a las mujeres de la SGI en 2019: «Cuando una mujer abraza una voluntad firme, posee la convicción que le permite superar todas las limitaciones, transformar su entorno y crear una gran senda hacia el brillante futuro. Este es el epítome de una vida basada en un juramento representado por las mujeres».[1]
Ainhoa: Además de animarnos a ser parte activa en las reuniones de diálogo y escucharnos, las mujeres nos alientan mucho a las jóvenes con sus experiencias de fe. Siento que el intervalo generacional me ayuda a ver la fe desde otro punto vista, porque ellas ya han puesto en práctica las orientaciones que nos transmiten, y muestran con su ejemplo todo lo que se puede transformar. Gracias a Josefa y otras compañeras, he podido avanzar en el shakubuku y tengo muchas ganas de seguir creciendo.
[Ainhoa:] Siento que el intervalo generacional me ayuda a ver la fe desde otro punto vista, porque ellas ya han puesto en práctica las orientaciones que nos transmiten, y muestran con su ejemplo todo lo que se puede transformar.
Josefa: Con frecuencia necesito recordarme a mí misma que no es la preocupación la que mueve todo, sino la estrategia del Sutra del loto. Ver el modo en que jóvenes como Ainhoa se esfuerzan en su práctica y escuchar que no paran de tener planes para seguir progresando nos llena a todos de alegría.
Yo vivo lejos de mi hijo, y lo veo una vez al año, pero sé que, cuando me ocupo de otros jóvenes, el beneficio de mis esfuerzos le llega a él también.
[1] ↑ Véase Civilización Global, n.º 170, junio 2019, sección «Para dialogar».