Promovamos un diálogo imbuido de amistad, que active la bondad innata en el corazón de cada persona
Publicamos la última entrega de la serie de disertaciones de Daisaku Ikeda Iluminando el mundo con el budismo del sol dedicada a abordar «Pasajes fundamentales del Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente»
La historia del bodisatva Jamás Despreciar[1] –relatada en el Sutra del loto– nos muestra el valor de acercarnos a los demás día a día, invitándolos a dialogar para afirmar la dignidad y la nobleza de su vida. Es una épica sobre la confianza inamovible en el potencial innato del ser humano y sobre la postura de tratar con absoluto respeto a cada persona.
La práctica budista del bodisatva Jamás Despreciar no era nada difícil o complicado: solo consistía en dedicarse de manera constante, pura y sincera, a reverenciar a cada individuo con quien se encontraba. Como resultado de ello, llegó a ser un emblema viviente del humanismo, capaz de guiar a la iluminación incluso a sus perseguidores.
Nichiren Daishonin, el Buda del Último Día de la Ley, declara que él es el devoto –o genuino practicante– del Sutra del loto que está siguiendo los pasos del bodisatva Jamás Despreciar.[2] Hoy nosotros, los miembros de la Soka Gakkai, estamos avanzando por el camino que trazó el Daishonin, reflejando en el mundo contemporáneo la acción del bodisatva Jamás Despreciar, interactuando con la gente y promoviendo el encuentro humano con corazón paciente e inclusivo, abierto a todos. Los maestros y discípulos de la Soka creemos que todas las personas poseen la naturaleza de buda; con esta convicción, cultivamos tenazmente el diálogo para suscitar la bondad intrínseca de nuestros interlocutores.
El bodisatva Jamás Despreciar saludaba a todos diciéndoles: «Siento profundo respeto por vosotros. Jamás osaría trataros con desprecio o arrogancia. ¿Y por qué? Porque todos practicaréis el Camino del bodisatva y entonces seréis capaces de conseguir la budeidad».[3] Esta frase –que se conoce como el «Sutra del loto de 24 caracteres»–[4] resume la enseñanza esencial del sutra según la cual todos los individuos poseen en sí mismos el potencial de la budeidad.
EL PROPÓSITO CON QUE SHAKYAMUNI ADVINO AL MUNDO
La gente arrogante criticaba y atacaba irracionalmente al bodisatva Jamás Despreciar, pero él, fiel a su nombre, nunca respondía con desdén o menosprecio.
El Daishonin escribe:
El corazón de todas las enseñanzas que el Buda expuso a lo largo de su vida es el Sutra del loto, y el corazón de la práctica de este sutra se encuentra en el capítulo «El bodisatva Jamás Despreciar». ¿Qué significa el profundo respeto que el bodisatva Jamás Despreciar sentía hacia todas las personas? El propósito con el cual nació en este mundo el buda Shakyamuni, señor de las enseñanzas, yace en su comportamiento como ser humano.[5]
El Buda surgió en este mundo con el propósito fundamental de mostrar el recto «comportamiento como ser humano» que debe tener un individuo, ejemplificado de manera cabal en el profundo respeto a los semejantes exhibido por el bodisatva Jamás Despreciar [para guiar a sus congéneres a la budeidad]. Las acciones que expresan nuestro respeto por los demás desde nuestra creencia inflexible en su naturaleza de Buda constituyen la práctica budista suprema e insuperable.
El corazón del budismo Nichiren se encuentra en la práctica para nosotros y para los demás; es decir, en recitar el gongyo, entonar Nam-myoho-renge-kyo y también en transmitirlo y enseñarlo a otros. En la realidad compleja de la sociedad, nosotros practicamos y difundimos la Ley Mística, y entablamos diálogos que respetan la dignidad de cada ser e imparten aliento y esperanza. Todas estas acciones, de hecho, representan la consagración de la práctica budista, y son la causa primordial que activa la naturaleza de buda en uno mismo y en los demás.
Cuantas más personas crean en la bondad inherente al ser humano, cuanto más basemos nuestras interacciones en el reconocimiento mutuo, más crecerá la corriente del respeto a la dignidad de la vida y más se propagará en todo el mundo. Esto, en definitiva, nos permitirá poner fin al ciclo de enfrentamientos y de odio que parece haber definido hasta ahora el karma de la humanidad, y abrirá el camino hacia una nueva era de comprensión recíproca y de avance hacia la paz.
El ideal humanístico corporeizado en la postura del bodisatva Jamás Despreciar es el paradigma de conducta que nuestro mundo necesita imperiosamente.
En esta entrega, estudiemos el comentario del Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente sobre el capítulo «El bodisatva Jamás Despreciar». Juntos, reafirmemos la importancia del diálogo como medio para ayudar a la gente a establecer una conexión con el budismo Nichiren. Me gustaría comenzar con la parte del Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente que explica el significado de la práctica de respetar a todas las personas que distinguió al bodisatva Jamás Despreciar.
(Continuar leyendo la parte 2/4).
[1] ↑ Jamás Despreciar aparece en el capítulo homónimo (20.o) del Sutra del loto. Este bodisatva, quien en existencias posteriores renacería siendo el propio Shakyamuni, vivió a finales del Día Medio de la Ley posterior a la muerte de un buda llamado Rey del Sonido Imponente. Se inclinaba ante cada persona que tenía delante y decía: «Siento profundo respeto por vosotros. Jamás osaría trataros con desprecio o arrogancia. ¿Y por qué? Porque todos practicaréis el Camino del bodisatva y entonces seréis capaces de conseguir la budeidad» (SL, cap. 20, pág. 264). Perseveró en su práctica de respetar a todos, aun cuando fue atacado física y verbalmente por monjes, monjas, laicos y laicas arrogantes. El sutra explica que esta práctica fue la causa que le permitió al bodisatva Jamás Despreciar lograr la budeidad.
[2] ↑ Véase Un venerable percibe las tres existencias de la vida, en END, pág. 673.
[3] ↑ SL, cap. 20, pág. 264.
[4] ↑ Este pasaje se denomina «Sutra del loto de 24 caracteres» porque, en la traducción al chino de Kumarajiva, se escribe con 24 ideogramas, en los cuales condensa la enseñanza de dicho sutra que reconoce la budeidad en todas las personas.
[5] ↑ Las tres clases de tesoros, en END, pág. 893.