El capítulo «El bodisatva Jamás Despreciar» (3/4)


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Punto Trece, acerca del pasaje: «Poseedor de Gran Autoridad, en ese momento el corazón de las cuatro clases de creyentes –monjes, monjas, laicos y laicas– se llenó de ira y todos ellos me trataron con desprecio y desdén [en esa existencia en que viví con la identidad del bodisatva Jamás Despreciar]; y por doscientos millones de kalpas nunca pudieron encontrar a un buda, escuchar la Ley o ver a la comunidad de monjes [literalmente, el samgha o comunidad de practicantes…]».[22]
.
El «Buda» del que habla este pasaje –el Buda del Último Día de la Ley– es una persona común, un monje corriente. La «Ley» es el daimoku [Nam-myoho-renge-kyo]. La «comunidad de monjes» somos nosotros, los practicantes del Sutra del loto. Se nos puede llamar budas, y también sacerdotes comunes, porque «tener una profunda comprensión del principio perfecto es ser un buda» (según el séptimo volumen de Profundo significado del «Sutra del loto» de T’ien-t’ai). El principio perfecto es el Sutra del loto. [23]

LOS MIEMBROS DE LA SOKA GAKKAI, POR SU ACCIÓN EN BIEN DEL KOSEN-RUFU, SON BUDAS

Este pasaje señala que el Buda del Último Día de la Ley es «una persona común y un monje corriente».

Una vez, el señor Josei Toda se refirió a esta frase en una disertación: «Ni el bodisatva Jamás Despreciar ni el Daishonin adoptaron el aspecto exterior de un buda magnificente, que emana un halo de luz. El Daishonin fue una persona común».[24]

El principio de que «las personas comunes son idénticas al nivel más elevado del ser [la budeidad]»[25] define la verdadera naturaleza del Buda del Último Día de la Ley, en la medida en que afirma que los budas genuinos no son seres sobrehumanos.

El kosen-rufu es una lucha que exige a los practicantes una intervención activa en la sociedad –como hizo el bodisatva Jamás Despreciar–, para acercarse a un ser tras otro y entablar relaciones personales con los demás. Quienes transmiten y propagan la Ley Mística en bien de las personas que sufren lograrán la budeidad sin falta. Esto no es algo que dependa de la posición social, los títulos o el reconocimiento.

El factor crucial es la acción. Cuando nos ponemos en acción, cuando estamos activos, la Ley Mística brilla en nuestro corazón.

Gracias a su persistencia en un diálogo imbuido de profundo respeto a los semejantes, el bodisatva Jamás Despreciar recibió el beneficio de purificar los seis órganos sensoriales[26] y prolongó su vida.

PURIFICAR LOS SEIS ÓRGANOS SENSORIALES SIGNIFICA HACER LA REVOLUCIÓN HUMANA

La purificación de los seis órganos sensoriales ya se había postulado antes en el capítulo «Los beneficios del maestro de la Ley» (19.o), en el cual se alienta a propagar el Sutra del loto, explicando en términos concretos los beneficios que se adquieren como resultado de practicar el sutra.

Purificar los seis órganos de los sentidos –ojos, oídos, nariz, lengua, cuerpo y mente– significa purificar la vida. En términos contemporáneos, no es otra cosa que hacer la revolución humana.

En el Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente, el Daishonin prosigue diciendo:

La reverencia [del bodisatva Jamás Despreciar] es reconocer que el «yo» y el «otro» no son dos términos diferentes.

Por esta razón, cuando el bodisatva Jamás Despreciar se inclina respetuosamente ante las cuatro clases de creyentes [monjes, monjas, laicos y laicas], la naturaleza de buda inherente a estas cuatro clases de creyentes de extrema arrogancia se inclina respetuosamente ante el bodisatva Jamás Despreciar. Es como cuando uno mira un espejo y hace una reverencia: la imagen reflejada también se inclina ante uno.[27]

El bodisatva Jamás Despreciar creía en la naturaleza de buda infinitamente noble de todas las personas a quienes conocía, y se inclinaba ante ellas para expresar respeto y reverencia. Cada vez que lo hacía, la naturaleza de buda de los otros lo reverenciaba a él, como la imagen reflejada en un espejo. Estos gestos de respeto son los que crean una relación positiva que inspira y eleva mutuamente el corazón de ambas partes.

El señor Toda decía: «En bien del kosen-rufu, y con la decisión de establecer la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra, nos esforzamos por ayudar a una persona tras otra a crear una relación con el budismo, y por guiar a todos a la felicidad mientras nos hacemos cargo de nuestros propios problemas y dificultades. Por eso podemos lograr la budeidad. Nuestra dedicación nos brinda beneficios incalculables y nos asegura la victoria».

(Continuar leyendo la parte 3/4).


[22] ↑ SL, cap. 10, pág. 266.

[23] ↑ OTT, pág. 157.

[24] ↑ TODA, Josei: Toda Josei zenshu (Obras completas de Josei Toda), Tokio: Seikyo Shimbunsha, 1986, vol. 6, pág. 487.

[25] ↑ La enseñanza de que el supremo estado de vida de la budeidad existe en las personas comunes sujetas a la ilusión y al sufrimiento se encuentra en la doctrina de la posesión mutua de los diez estados elucidada en el Sutra del loto (véase OTT, pág. 22).

[26] ↑ Cuando los seis órganos sensoriales –ojos, oídos, nariz, lengua, cuerpo y mente– son purificados, pueden funcionar correctamente, sin ser afectados por los deseos mundanos o por las pulsiones ilusorias, y, por ende, pueden generar numerosos beneficios.

[27] ↑ OTT, pág. 165

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