El capítulo «La duración de la vida de El Que Así Llega» · Parte II (3/3)


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El Buda del Loto que es la entidad de la Ley (capítulo undécimo, punto seis), eternamente dotado de los tres cuerpos, es Nichiren y sus discípulos y benefactores laicos. Esto se debe a que aceptan el título de honor, Nam-myoho-renge-kyo.[35]

SOMOS EL BUDA ORIGINARIAMENTE DOTADO DE LOS DIEZ ESTADOS

Al final de esta sección del Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente, el Daishonin dice que el buda que posee originalmente los diez estados, eternamente dotado de los tres cuerpos –el cuerpo del Dharma, el cuerpo de la recompensa y el cuerpo manifiesto–[36] somos nosotros, los que practicamos con el mismo espíritu que Nichiren.

Es así porque, cuando «aceptamos el título de honor, Nam-myoho-renge-kyo», podemos activar la fuerza de la Ley Mística y ponerla a latir en nuestra vida enérgicamente. Nuestra vida y nuestra muerte pasan a ser la vida y la muerte experimentadas en su verdadera naturaleza y basadas en la gran Ley de Nam-myoho-renge-kyo.

De acuerdo con las palabras del Daishonin, podemos cumplir con nuestra eterna misión como Bodisatvas de la Tierra: «A medida que uno repite el ciclo de sucesivos nacimientos y muertes, se interna en la tierra de la naturaleza del Dharma o iluminación, que existe de forma inherente dentro de uno mismo».[37] Ya que la vida y la muerte son originariamente inherentes, no tenemos motivo para temer a la muerte y podemos experimentar alegría tanto al vivir como al morir, sintiéndonos igualmente felices y cómodos en ambas instancias. Ya que la vida y la muerte son originariamente inherentes, no tenemos motivo para temer a la muerte y podemos experimentar alegría tanto al vivir como al morir, sintiéndonos igualmente felices y cómodos en ambas instancias.

Desde luego, como somos seres humanos, la idea de la muerte nos causa tristeza y angustia. Cuando fallece un ser querido, se cierne sobre nosotros una honda aflicción. Pero si continuamos entonando Nam-myoho-renge-kyo de manera sostenida, podemos trascender los límites de la vida y la muerte y proseguir nuestro diálogo con los seres queridos que ya no están. Los compañeros de fe también recitan daimoku por nosotros y nos apoyan en nuestro duelo. Con el tiempo, llegaremos a comprender el profundo significado que subyace a la pérdida de un ser querido y sentiremos la esperanza de la renovación. Cuando iluminamos con la luz de la Ley Mística los sufrimientos del nacimiento, el envejecimiento, la enfermedad y la muerte, podemos convertirlos en la alegría de la eternidad, la felicidad, la verdadera identidad y la pureza.[38]

En una carta dirigida a la monja laica Myoichi, el Daishonin le infunde la absoluta tranquilidad de que su difunto esposo está protegiéndola a ella y a su familia.[39] Le enseña que cuando fallecen quienes han dedicado la vida a la Ley Mística, las personas allegadas que les sobreviven reciben una protección infalible para abrirse paso hacia la felicidad, sin falta.

A otra discípula (esposa de Nanjo Hyoe Shichiro y madre de Nanjo Tokimitsu), el Daishonin le escribe acerca de su difunto marido: «Fue un buda mientras vivió y lo es ahora que ha fallecido. Ha sido un buda en la vida y sigue siéndolo en la muerte. A eso se refiere la importantísima doctrina sobre el logro de la budeidad con la forma que uno posee».[40]

Los miembros de la Soka Gakkai sabemos muy bien, en nuestro fuero interno, cuán ciertas son estas palabras. Hemos observado a incontables compañeros de fe que han proseguido su camino hasta la existencia siguiente, personas que se habían dedicado con benevolencia a propagar la Ley Mística y que personificaron una visión infinitamente profunda y firme sobre la vida y su naturaleza eterna. Tras haber vivido como budas, fallecieron siendo budas, experimentando el mismo júbilo en la vida y en la muerte.

LA MISIÓN DE LOS BODISATVAS DE LA TIERRA ES UNA CONTIENDA ETERNA E INCESANTE

A la luz de los escritos del Daishonin, nuestro viaje del kosen-rufu no se limita en absoluto a esta existencia. Desde el punto de vista del Buda –es decir, con un estado de vida que ha tomado conciencia de la eternidad intrínseca de la existencia–, la muerte es solo un breve descanso que se da por terminado «al instante».[41]

Pronto comenzará una nueva vida de misión y de buena fortuna, y con energías renovadas nos entregaremos libremente a representar un nuevo acto en la saga de nuestro juramento, como Bodisatvas de la Tierra.

En existencia tras existencia, gozaremos de beneficios y de buena fortuna mientras seguimos esforzándonos por el kosen-rufu y estableciendo la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra. Quienes asumen este desafío pueden adquirir un estado de vida supremo, sin igual, en perfecta sincronía con el ritmo de la Ley Mística, la ley fundamental del universo.

HACER BRILLAR LA TORRE DE LOS TESOROS EN LA VIDA DE CADA PERSONA

En la parte final de mi conferencia en la Universidad de Harvard, hace tres décadas, cité un pasaje del Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente y expresé mi esperanza en el futuro:

En el Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente, Nichiren afirma: «Empleamos los [cuatro] aspectos [del nacimiento, la enfermedad, la vejez y la muerte] para adornar la Torre de los Tesoros que es nuestro cuerpo».[42] Mi oración y mi deseo más sincero es que, en el siglo XXI, cada miembro de la familia humana extraiga el esplendor natural de esa «Torre de Tesoros» que lleva dentro de sí. Entonces, la humanidad envolverá este planeta azul con los acordes del diálogo abierto y, por fin, avanzará sin desvío hacia el nuevo milenio».[43]

El doctor Majid Tehranian (1937-2012), reconocida autoridad en estudios sobre la paz, comentó mi ponencia diciendo que a la vez que me explayaba sobre el espíritu del budismo Mahayana, estaba en verdad presentando un enfoque sobre el futuro de la civilización. Por su parte, el sociólogo N. J. Demerath (1936-2021) celebró mi discurso señalando el hecho de que haber evitado el uso excesivo de terminología religiosa, permitió hacer hincapié en la importancia de una religión laica universal, abierta a toda la humanidad.

Considero que estas evaluaciones positivas de destacados académicos expresan su aliento y sus expectativas en nuestro movimiento de Bodisatvas de la Tierra, quienes ponemos en práctica la esencia del budismo Mahayana y su profunda filosofía, que concibe el nacimiento y la muerte como fases originalmente intrínsecas de la vida. Estos pensadores reconocen en nuestro movimiento una nueva tendencia positiva para el desarrollo de la civilización en el siglo XXI.

RECORRER JUNTOS, EN INSEPARABILIDAD, EL ETERNO CAMINO DE MAESTRO Y DISCÍPULO

Todos sentimos que la humanidad se encuentra ante una encrucijada decisiva. En esta época de inciertos peligros, las personas cada vez observan con más interés y esperanza nuestras acciones e iniciativas basadas en los principios del budismo Nichiren, que afirman la dignidad y el valor de la vida.

Con entusiasmo y vigor, pletóricos de optimismo, sigamos recorriendo juntos nuestra travesía del kosen-rufu, para experimentar un júbilo infinito en la vida y en la muerte.

¡Llenos de convicción, iluminando el mundo con el budismo del sol, continuemos nuestra marcha conjunta por el grandioso camino de la inseparabilidad de maestro y discípulo, hacia la concreción segura de la felicidad para nosotros y para los demás, en bien de una paz duradera!

(Traducción del artículo publicado en la edición de octubre de 2023 de Daibyakurenge).


[35] ↑ OTT, pág. 128.

[36] ↑ Tres cuerpos: Tres clases de cuerpo que puede poseer un buda. El cuerpo del Dharma, el cuerpo de la recompensa y el cuerpo manifiesto. El cuerpo del Dharma es la verdad o Ley fundamental con respecto a la cual está iluminado un buda. El cuerpo de la recompensa es la sabiduría necesaria para percibir la Ley, y se llama así porque la sabiduría de buda se considera la recompensa derivada de un esfuerzo y de una disciplina incesantes. Y el cuerpo manifiesto es la conducta compasiva que llevan a cabo los budas para guiar a las personas a la felicidad.

[37] ↑ OTT, pág. 52.

[38] ↑ La eternidad, felicidad, verdadera identidad y pureza representan las «cuatro virtudes» o «cuatro paramitas virtuosos». Describen las nobles cualidades de la vida de los budas. La palabra paramita significa «perfección» o «perfeccionamiento». «Eternidad» significa lo inmutable y perpetuo. «Felicidad» es la calma resultante de trascender todos los sufrimientos. «Verdadera identidad» es nuestra naturaleza genuina e intrínseca. Y «pureza» es vivir sin ilusiones ni comportamientos errados.

[39] ↑ Véase El invierno siempre se convierte en primavera, en END, pág. 561.

[40] ↑ El infierno es la Tierra de la Luz Tranquila, en END, pág. 478.

[41] ↑ The unanimous declaration by the Buddhas of the three existences (La declaración unánime de los budas de las tres existencias), en WND-2, pág. 860.

[42] ↑ Véase OTT, pág. 90.

[43] ↑ Véase IKEDA, Daisaku: «El budismo Mahayana y la civilización del siglo xxi», op.cit.

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