Por Daisaku Ikeda · Abril de 2023
El lazo espiritual de maestro y discípulo es profundo y no tiene restricciones.
El último encuentro entre Tsunesaburo Makiguchi y Josei Toda duró apenas un instante, poco después de haber sido arrestados por sus creencias religiosas.[1] Se cruzaron en el pasillo del cuartel policial, en el momento en que iban a trasladar al señor Makiguchi al centro de detención. Al verlo, un sinfín de emociones agitaron el corazón del maestro Toda, que solo atinó a decirle: «¡Sensei, por favor, cuídese mucho!». Más tarde, dirigiéndose a su fallecido mentor en una ceremonia en su memoria, diría: «Sin una sola palabra, usted asintió; en su porte y en sus ojos vi un amor compasivo y un coraje infinitos».
Esto ocurrió hace ocho décadas. Hoy, el espíritu de los primeros tres presidentes late con brío en los esfuerzos que realizan nuestros campeones del kosen-rufu, que siguen sus pasos y entablan diálogos para crear un mundo más humano y pacífico. Me parece ver los rostros sonrientes y felices de los maestros Makiguchi y Toda, observándonos y aplaudiendo nuestra labor.
En El logro de la budeidad en esta existencia, un escrito que Makiguchi Sensei tenía en la más alta estima, Nichiren Daishonin escribe: «[T]odos sus actos virtuosos sembrarán en su vida beneficios y plantarán en ella las raíces del bien. Con esta convicción debe esforzarse en la fe»,[2] y «Si entendemos que nuestra vida, en este momento, es myo, también entenderemos que nuestra vida, en otros momentos, es la Ley Mística.[3] Esta comprensión es el kyo o sutra místico».[4]
En el budismo, nada es en vano. Nuestra práctica del daimoku y nuestra dedicación constante en bien de los semejantes, de las comunidades donde vivimos y de la sociedad colman nuestra vida de «beneficios y raíces del bien», a la vez que nos hacen brillar como entidades de Myoho-renge-kyo, la Ley Mística. La alegría que esto genera se transmite de persona a persona, en un efecto en cadena que se extiende desde hoy hacia el mañana.
El señor Toda decía que el espíritu de la Soka Gakkai era seguir trabajando, pese a todos los obstáculos, para mejorar Japón y el mundo, y para llevar la paz y la felicidad de todas las personas. Nos instaba a tener confianza al declarar, con el digno orgullo de los leones reyes, que todos los que se sumasen a nuestro gran movimiento lograrían la budeidad sin excepción.[5]
Aunque tengamos una vida más ocupada que otras personas dada nuestra dedicación a las actividades por el kosen-rufu, no hay honor más grande u hondo que avanzar junto a los buenos amigos o compañeros de fe para contribuir a la felicidad de las personas de la manera más profunda.
En todo el mundo hay personas lúcidas y conscientes que ven una esperanza en el humanismo Soka, que cree, despierta y aúna la bondad inherente a los seres humanos.
Con el corazón de los leones reyes, hoy, una vez más, acerquémonos a los demás y transmitamos la inspiradora filosofía del budismo Nichiren, tal como lo hicieron los maestros Makiguchi y Toda.
¡Siéntanse orgullosos!
Ustedes corporeizan el gran espíritu
de los maestros y discípulos de la Soka.
¡Hagan flamear triunfalmente
el estandarte de la victoria del pueblo!
(Traducción del artículo publicado en la edición de abril de 2023 del Daibyakurenge, revista mensual de estudio de la Soka Gakkai).
[1] El 6 de julio de 1943, Tsunesaburo Makiguchi y Josei Toda fueron arrestados por las autoridades militares de Japón, quienes los acusaron de lesa majestad y de violar la infame Ley de Preservación de la Paz. Su breve y último encuentro en el cuartel policial tuvo lugar el 25 de septiembre de ese año, en momentos en que Makiguchi Sensei era transferido a la Penitenciaría de Tokio en Nishi-Sugamo, en el distrito municipal de Toshima.
[2] El logro de la budeidad en esta existencia, en Los escritos de Nichiren Daishonin (END), Tokio: Soka Gakkai, 2008, pág. 4.
[3] Esta frase también puede interpretarse de este modo: «Si uno comprende que su propia vida es myo, también comprende que la vida de todos los demás es una entidad de la Ley Mística».
[4] El logro de la budeidad en esta existencia, en END, pág. 4.
[5] Véase TODA, Josei: Toda Josei Zenshu (Obras completas de Josei Toda), vol. 6, Tokio: Seikyo Shimbunsha, 1986, pág. 545.