El legado del maestro, el vuelo del discípulo


Recursos para la conmemoración del 16 de marzo en los grupos de diálogo de la SGEs


Mi deseo es que todos mis discípulos puedan hacer un gran juramento. […] Un pasaje del tercer volumen del Sutra del loto reza así: «Suplicamos que el mérito acumulado gracias a estas ofrendas se extienda a lo ancho y a lo largo, a todas las personas, para que nosotros y los demás seres vivos entremos juntos en el Camino del Buda».

↳ Pasaje de El Portal del Dragón, en END, pág. 1048. Nichiren Daishonin escribió esta carta durante sus años en el monte Minobu, concretamente en 1279. Iba dirigida al joven Nanjo Tokimitsu, quien había abrazado la enseñanza del Daishonin a muy corta edad y en ese momento ejercía de administrador de la localidad de Ueno. Respondía a un informe enviado por Tokimitsu, en el que detalla el modo en que se estaba esforzando en proteger a otros seguidores de su maestro en la región de Atsuhara, que estaban siendo perseguidos por autoridades relacionadas con el gobierno de Kamakura a causa de su fe. La cita del Sutra del loto corresponde a su séptimo capítulo.

Mientras los discípulos permanecen concentrados únicamente en sus objetivos personales y limitados, no pueden unirse plenamente a su maestro en torno al noble deseo del kosen-rufu. Quedan confinados en un yo pequeño y estrecho. Un gran juramento significa hacer el mismo juramento por el kosen-rufu que el maestro. Es compartir el mismo propósito y actuar con la misma actitud que el maestro, devoto del Sutra del loto. Cuando lo hacemos, como una gota de rocío que se incorpora al vasto mar o una partícula de polvo que se fusiona con la inmensa tierra, logramos un estado de vida inmensurablemente amplio y expansivo.

Yo asumí como propio el gran juramento de lograr el kosen-rufu mundial, con el mismo espíritu que el maestro Toda. He triunfado en cada uno de los emprendimientos en pos de este logro […], renovando mi juramento y emprendiendo una nueva partida cada 16 de marzo.[1]

Cuando llega un nuevo 16 de marzo, siento que la pasión arde en mi pecho. O, mejor dicho, para mí, cada día es 16 de marzo. Cada día dialogo con mi maestro, cada día le hago un juramento y cada día lucho a su lado. El mío es un viaje sin fin para saldar mi deuda de gratitud con mi maestro, que jamás se aparta de mi lado. […]

Hoy, nuestros jóvenes en todo Japón y en el mundo están recogiendo el testigo del apasionado espíritu Soka y están poniéndose de pie con entusiasmo […], orgullo y confianza.[2]

 

En la segunda parte del volumen 30 de La nueva revolución humana, en el que se encuentra el capítulo («Juramento») a cuya lectura este mes se invita desde esta revista,[3] encontramos estas palabras dirigidas por Shin’ichi Yamamoto a la juventud Soka:

No nos dejemos influenciar por las palabras de la gente voluble y débil. Avancemos con calma y firmeza por la «ruta brillante y majestuosa» de nuestra consagración al kosen-rufu. Recorrer la amplia ruta del maestro y los discípulos es nuestro honor más grande. Y aquí estamos, […] componiendo una oda a nuestro juramento.

Su presencia, mis jóvenes amigos, me colma de absoluta tranquilidad. Deseo que se valgan de mí como un peldaño en el cual apoyarse para alcanzar alturas mayores, que me superen y sean personas de valía extraordinaria, monumentales como árboles inmensos. Yo alzaré la vista y los contemplaré con orgullo, y los elogiaré con mi respeto más profundo.

¡Mis jóvenes amigos, en pleno vuelo hacia el firmamento del nuevo siglo! En bien del mañana, crezcan y supérense, trabajen y estudien, y asuman de buena gana los retos difíciles. El «sudor de oro de la juventud» es un tesoro sin precio que adornará eternamente su vida. ¡Sobre las copas verdes y frondosas que crecen mirando el porvenir, veo un espléndido arcoíris de éxitos gloriosos!

¡Jóvenes, abran las alas! ¡Surjan en gran marea sobre el lejano horizonte! ¡Vuelen libre y jubilosamente hacia una era de infinitas canciones que celebren el humanismo, hacia una nueva época sublime de respeto a la dignidad de la vida! ¡Levanten el telón de la gran victoria en el siglo XXI, con la pasión y la fuerza de los jóvenes Soka! ¡Lleven en sus manos el bastón de los sucesores![4]

 

Imagen tomada recientemente desde la sede central de la Soka Gakkai, en Tokio, en la que se aprecia el monte Fuji, a cuyo pie tuvo lugar la ceremonia del 16 de marzo de 1958 | Foto: Seikyo Shimbun

[1]Puede leerse más sobre el 16 de marzo en el diálogo incluido en la sección «Jóvenes 2030» de este número.

[2]IKEDA, Daisaku: «16 de marzo, el eterno punto de partida de maestro y discípulo», Seikyo Shimbun, 16/3/2008.

[3]Véase la sección «Nueva revolución humana».

[4]IKEDA, Daisaku: La nueva revolución humana, vol. 30, parte II, Rivas-Vaciamadrid: Ediciones Civilización Global, 2021, págs. 61 y 62.

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