Recursos para la introducción de las reuniones de diálogo de la SGEs
Ahora, cuando Nichiren y sus seguidores entonan Nam-myoho-renge-kyo, comprenden la naturaleza originalmente intrínseca del nacimiento y la muerte, y la naturaleza originalmente intrínseca del flujo y reflujo de la marea.
↳ OTT, pág. 127. El Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente es una compilación de las enseñanzas orales de Nichiren Daishonin sobre el Sutra del loto expuestas durante sus años en el monte Minobu –lugar donde se estableció en mayo de 1274 y permaneció hasta el 8 de septiembre de 1282, pocas semanas antes de su fallecimiento–, enseñanzas que fueron registradas y recopiladas en dos volúmenes por su discípulo y sucesor Nikko Shonin.
La Ley Mística es el principio fundamental que permea la vida y la muerte. No solo subyace a la vida humana, sino también a todos los fenómenos del universo. Todos los seres de los diez estados y sus ambientes son entidades de la Ley Mística. […]
Ya que la vida y la muerte son originariamente inherentes, no tenemos motivo para temer a la muerte y podemos experimentar alegría tanto al vivir como al morir, sintiéndonos igualmente felices y cómodos en ambas instancias.
Desde luego, como somos seres humanos, la idea de la muerte nos causa tristeza y angustia. Cuando fallece un ser querido, se cierne sobre nosotros una honda aflicción. Pero, si continuamos entonando Nam-myoho-renge-kyo de manera sostenida, podemos trascender los límites de la vida y la muerte y proseguir nuestro diálogo con los seres queridos que ya no están. Los compañeros de fe también recitan daimoku por nosotros y nos apoyan en nuestro duelo. Con el tiempo, llegaremos a comprender el profundo significado que subyace a la pérdida de un ser querido y sentiremos la esperanza de la renovación. Cuando iluminamos con la luz de la Ley Mística los sufrimientos del nacimiento, el envejecimiento, la enfermedad y la muerte, podemos convertirlos en la alegría de la eternidad, la felicidad, la verdadera identidad y la pureza.
En una carta dirigida a la monja laica Myoichi, el Daishonin le infunde la absoluta tranquilidad de que su difunto esposo está protegiéndola a ella y a su familia. Le enseña que cuando fallecen quienes han dedicado la vida a la Ley Mística, las personas allegadas que les sobreviven reciben una protección infalible para abrirse paso hacia la felicidad, sin falta.[1] […]
En existencia tras existencia, gozaremos de beneficios y de buena fortuna mientras seguimos esforzándonos por el kosen-rufu y estableciendo la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra. Quienes asumen este desafío pueden adquirir un estado de vida supremo, sin igual, en perfecta sincronía con el ritmo de la Ley Mística, la ley fundamental del universo.[2]
A través de una incansable recitación del daimoku y de una profunda lectura del Sutra del loto, en la celda en la que había sido encerrado como prisionero de conciencia durante la Segunda Guerra Mundial, el segundo presidente de la Soka Gakkai, Josei Toda, experimentó una primera toma de conciencia: el Buda es… ¡la vida en sí misma![3] […] Reflexionando sobre ello, su discípulo Daisaku Ikeda comentaría que «podemos considerar todos los escritos budistas como exponentes de una “filosofía de la vida”».[4]
Dicho esto, si la vida abarca el nacimiento y la muerte, como fases originalmente inherentes a un ciclo eterno, cultivar cabalmente esa filosofía de la vida requiere observar ambas de frente. Nichiren Daishonin expresó, en el siglo XIII: «[P]rimero he de aprender sobre la muerte, y luego sobre las otras cuestiones».[5] A su vez, Ikeda Sensei identificó como «uno de los desafíos más imperiosos del siglo XXI» el de «establecer una cultura basada en la comprensión de la vida y la muerte, y en la eternidad esencial de la vida».[6]
En el contexto de la civilización moderna, que tiende a apartar la mirada de la muerte, este planteamiento resulta poco menos que revolucionario. Pero revolucionaria es la práctica del budismo Nichiren en la Soka Gakkai, «una religión de revolución humana».[7]
Este encuentro se realizó en septiembre en el Centro Cultural de la SGEs en Las Palmas de Gran Canaria. Si el archipiélago canario es un lugar destacado en la historia del kosen-rufu de España, la capital grancanaria será siempre un referente de su impulso por parte de la juventud.[8] Por este motivo, imágenes como esta llenan de alegría, especialmente, a los pioneros y pioneras en ese emprendimiento.
Envío de imágenes a: prensa@ediciones-civilizacionglobal.com
[1] ↑ Véase El invierno siempre se convierte en primavera, en END, pág. 561.
[2] ↑ Extraído de la sección «Estudio» de este número.
[3] ↑ Como se apuntó en la entrega de la sección del número anterior de esta revista, la segunda toma de conciencia de Josei Toda en la cárcel concernió a su identidad como Bodisatva de la Tierra.
[4] ↑ IKEDA, Daisaku et. el.: La sabiduría del «Sutra del loto». Volumen 1, Rivas-Vaciamadrid: Ediciones Civilización Global, 2016, pág. 32.
[5] ↑ The importance of the moment of death (La importancia del momento de la muerte), en WND-2, pág. 759.
[6] ↑ IKEDA, Daisaku: «El budismo Mahayana y la civilización del siglo XXI».
[7] ↑ La expresión es el título de una importante serie de disertaciones de Daisaku Ikeda.
[8] ↑ En 1992 se celebró en Las Palmas la primera asamblea nacional de jóvenes de la SGEs tras el «renacimiento Soka» de España.