Por Daisaku Ikeda · Abril de 2021
En 1951, justo antes de asumir la segunda presidencia de la organización, mi maestro Josei Toda comenzó a planificar lo que sería el primer número del Seikyo Shimbun, el diario de la Soka Gakkai.[1] Al hacerlo, desplegó un liderazgo audaz y dinámico, dirigido a publicar un periódico que diera alegría e inspiración a sus lectores.
Cuando estábamos embarcados en este desafío, el señor Toda y yo estudiamos juntos, como maestro y discípulo, el siguiente pasaje de los escritos del Daishonin: «[S]e sabe que el Sutra del loto es una enseñanza predicada de acuerdo con la propia mente del Buda. Y como la del Buda es una mente excelsa, las personas que lean este sutra, aun sin comprender su significado, obtendrán beneficios incalculables».[2]
La esperanza de mi mentor era que, de manera análoga, el Seikyo Shimbun fuese un diario que plasmara fielmente el corazón o el pensamiento del Daishonin, el Buda del Último Día de la Ley. Quería que nuestro periódico desbordara compasión para guiar a cada persona a la felicidad, coraje para denunciar la injusticia, y sabiduría para aplicar la fe a la vida cotidiana poniendo también en práctica el budismo en la sociedad.
Y nos confió a los jóvenes la labor de editar, con nuestra pasión y energía, un medio sin precedentes en la historia del budismo y de la palabra escrita.
Desde entonces, han pasado siete décadas. Hasta la fecha, la edición digital del Seikyo Shimbun se ha leído en 206 países y territorios, y en el ámbito internacional existen 90 publicaciones hermanas. El Seikyo Shimbun, junto con ellas, es una fuerza motriz del magnífico desarrollo del kosen-rufu mundial, y un estandarte que une a nuestra gran red de paz, cultura y educación, liderada por ciudadanos globales que han asumido la misión de los Bodisatvas de la Tierra.
Estoy seguro de que tanto el Daishonin como Shakyamuni estarían encantados de ver este despliegue, y de que las contribuciones de nuestras publicaciones periódicas también serían celebradas por quienes han librado, a lo largo de la historia, una noble contienda en el campo de las letras.
Es lamentable ver hasta qué punto prevalecen, en el mundo actual, las palabras que desprecian la verdad lastiman a otros y siembran caos y divisiones en la sociedad.
El Daishonin escribe: «A la hora de juzgar el mérito relativo de las doctrinas budistas, yo, Nichiren, creo que los mejores criterios son los de la razón y la prueba documental. Y que aun más valiosa que la razón y la prueba documental es la evidencia de los hechos reales».[3]
En sentido más general, cuando hay que ponderar la validez de ciertos ideales o principios que se enuncian, debemos preguntarnos si existen pruebas escritas o elementos de referencia que les den sustento; si son razonables y universalmente lógicos, y si en la sociedad o en la vida de la gente se encuentran evidencias de su eficacia o validez.
El Seikyo Shimbun se enorgullece de su compromiso inamovible con estas tres pruebas desde el punto de vista de la Ley Mística; es decir, la prueba documental, la prueba teórica y la prueba real. Más aún, sus páginas están llenas de experiencias de practicantes que han reconstruido su vida mediante los revitalizantes principios del budismo Nichiren, y de fotos de rostros sonrientes que atestiguan el triunfo de su humanidad.
Nuestro diario y sus publicaciones hermanas se han convertido en un caudaloso río que enriquece y nutre el espíritu de gente de todo el mundo. Todo ello se debe al esfuerzo de nuestros preciados miembros, que trabajan sin pausa para difundir ampliamente estos periódicos, y a los «héroes sin corona» que los llevan puerta a puerta cada día [en Japón].
Una gota de agua se vuelve eterna cuando se suma a una inmensa corriente. ¡Así pues, avancemos juntos cada día, de la mano del Seikyo Shimbun, mientras seguimos escribiendo nuestra historia personal de revolución humana en nuestro eterno movimiento por el kosen-rufu, e infundamos valor y esperanza para hacer brillar el futuro de toda la humanidad!
El Seikyo Shimbun
es un estandarte
de alegría y de inspiración
que insufla el fresco hálito de la vida
en la gente y en la sociedad.
(Traducción del artículo publicado en la edición de abril de 2021 de Daibyakurenge).
[1] El número 1 se publicó el 20 de abril de 1951. Las primeras tiradas fueron de apenas cinco mil ejemplares, con una frecuencia de tres ediciones mensuales.
[2] El cuerpo y la mente de los seres, en Los escritos de Nichiren Daishonin (END), Tokio: Soka Gakkai, 2008, pág. 1174.
[3] Tres maestros del Tripiṭaka oran para que llueva, en END, pág. 628.