JULIÁN PREISS | MADRID
Soy miembro de la Soka Gakkai desde junio de 2015, y en 2023 tomé la gran decisión de emigrar junto a mi novia desde Argentina a España, lo que me llevó a desafiarme en varios aspectos de mi vida.
El primer gran beneficio fue conseguir un trabajo a los cuatro días de llegar, aunque requirió tener toda mi documentación lista en menos de una semana. El proceso tuvo sus complicaciones, pero pude hacer frente a la desesperación y la ansiedad gracias al daimoku, y finalmente todo pudo estar preparado a tiempo.
Encontramos un piso compartido, donde conocimos a personas maravillosas de todo el mundo con las cuales compartí también mi práctica y lo beneficiosa que es para mi vida.
Empecé a sumarme a las actividades que se realizan en el Centro Cultural Soka de la SGEs: primero como Sokahan, en el grupo formado por los hombres jóvenes que se encarga de atender y cuidar las actividades y a los miembros que participan, y luego también en el grupo Raíces, que se ocupa del cuidado del Jardín de la Paz, que rodea el Centro Cultural Soka.
Fue por esa época que me enteré de que mi hermano menor, con quien vivía en Argentina y a quien alenté muchas veces a practicar, por primera vez asistió a una actividad, el Festival Soka de los Jóvenes. ¡Incluso estuvo ayudando activamente en el evento! A partir de ese momento, empezó a jugar en el equipo de fútbol de la Soka Gakkai de Argentina y sigue participando en las reuniones de diálogo.
En enero de este año decidí optar a un nuevo puesto de trabajo en una gran empresa española, y lo logré. Ha sido una importante experiencia para mi desarrollo profesional. Además, tras unos resultados médicos que me hicieron reflexionar, he tomado la decisión de cuidar mejor mi salud.
Estoy determinado a transitar cada desafío con pasión, para poder transmitir el espíritu de la Soka Gakkai a todo mi entorno, y alentar a las personas a realizar su propia revolución humana.