BEATRIZ GONZÁLEZ | TENERIFE

A finales de julio pude asistir en Milán a mi primer curso de estudio para jóvenes de Europa.

Recuerdo que en las semanas previas al curso, a medida que se acercaba la fecha, me iba poniendo más nerviosa y me sentía pequeña como un grano de arena en un desierto. Me cuesta mucho relacionarme con los demás, mostrarme tal cual soy y sacar la voz con seguridad, muestra de mi poca autoestima. Aun así, no me detuve. Pero una vez llegada, conforme pasaban los minutos, me sentía cada vez más desconcertada. ¿Qué hacía tan lejos de mi casa, fuera de mi zona de confort?

Menos mal que allí había una compañera de fe que fue mi apoyo en todo momento. Yo no le había dicho nada, pero sabía lo que estaba pasando. Durante esos días pudimos dialogar en pequeños grupos, y fue muy reconfortante porque, a través de contar mis experiencias, me di cuenta de que había conseguido más de lo que mi mente me permitía ver. Sobre todo quedé muy sorprendida cuando otras personas expresaban lo mucho que les había alentado. Desde entonces, son un lema en mi vida estas palabras del Daishonin: «Si uno enciende un farol para dar luz a otros, también alumbra su propio camino».[1]

Con las sesiones de estudio profundicé muchísimo en la relación de maestro y discípulo, y el estudio a partir de entonces ha tomado otra dimensión en mi día a día.

Un curso o actividad te pueden cambiar la vida; soy consciente de que ya no soy la misma que aquel día antes de embarcarme en el primer vuelo. Pude vencer en los momentos en que me sentía tan frágil, y recordar estas palabras de aliento de Ikeda Sensei que tuve siempre presente:

El verdadero valor de una persona queda determinado
por la capacidad de ponerse de pie y actuar en el momento crucial.
Los cargos y títulos no son importantes.
Lo que vale es tener el coraje de levantarse
con el mismo espíritu que el maestro,
sin temer a los problemas y desafíos.
En el instante en que toca reunir coraje,
es normal que cualquiera se sienta asustado, y
con el corazón latiendo rápidamente.
Ser valiente no significa no sentir miedo.
Quien da un paso adelante aun temblando de miedo
es una persona de verdadera bravura.[2]


[1] ↑ Véase On the Three Virtues of Food (Sobre las tres virtudes de los alimentos), en WND-2, pág. 1060.

[2] ↑ «Un juramento solo es verdadero si nos esforzamos continuamente por cumplirlo a lo largo de nuestra vida», Seikyo Shimbun, 27/06/2021.

Scroll al inicio