Presentamos un extracto del discurso pronunciado por el actor Orlando Bloom en la ceremonia de graduación de 2025 de la Universidad Soka de América, el 23 de mayo pasado.
A decir verdad, no es la primera vez que visito este precioso campus. Estuve aquí en 2004 para rodar la película Elizabethtown, dirigida por Cameron Crowe. Rodamos escenas en el Founders Hall (Salón de los Fundadores) y otras partes del campus. Recuerdo perfectamente que todo estaba nuevo y reluciente, ¡pero hoy es aún más hermoso! Estoy seguro de que las brillantes mentes de todos los estudiantes que habéis caminado por este lugar a lo largo de los años sin duda han contribuido a su encanto y carácter. […]
¡Qué regalo es estar aquí con vosotros, la promoción de 2025! Ojalá hubiera asistido a la Universidad Soka. Como Pinocho, podría haber sido un «niño de verdad», en lugar de ganarme la vida en el mundo de la fantasía. Es como para pensárselo… […]
Imagino que sentís una mezcla de curiosidad, emoción y, espero, una actitud de apertura hacia todo lo que está por venir, ahora que os embarcáis en este nuevo capítulo de vuestras vidas.
Qué afortunados sois por haber recibido vuestra educación aquí, en la Universidad Soka. Os ha proporcionado una base extraordinaria y un trampolín desde el que ahora estáis listos para saltar hacia vuestro futuro.
Aún recuerdo la abrumadora sensación de orgullo, alegría y alivio que sentí al graduarme en la Escuela de Música y Arte Dramático Guildhall, nada menos que con un corsé ortopédico en la espalda. Al final de mi segundo curso, cuando aún era un adolescente, caí desde un tercer piso y me rompí la espalda. Sí, tuve una suerte extraordinaria de sobrevivir a la caída, y con la médula espinal intacta.
Cuando aún era un adolescente, caí desde un tercer piso y me rompí la espalda. […] Durante mis primeros cuatro días en el hospital, me dijeron que tal vez nunca volvería a caminar. Así comenzó un proceso de reflexión que me llevó a analizar ciertos patrones de mi vida […]. Ahora considero ese incidente, que podría haber cambiado mi vida de forma desastrosa, como un gran recordatorio para vivir con gratitud, con sentido de propósito, y para dar lo mejor de mí cada día.
Durante mis primeros cuatro días en el hospital, me dijeron que tal vez nunca volvería a caminar. Así comenzó un proceso de reflexión que me llevó a analizar ciertos patrones de mi vida que me habían llevado a una serie de accidentes, y que culminaban con esta experiencia casi mortal. Fue realmente extraordinario que, tras la operación, pudiera salir del hospital, caminando con muletas, tan solo doce días después.
Los meses siguientes fueron difíciles, sobre todo porque siempre había llevado una vida activa. Me sentía limitado y con dolor, y llegué a la conclusión de que esto o bien me destrozaría, o bien me haría más fuerte. La recuperación me dio el tiempo y el espacio necesarios para evaluar lo que era bueno y significativo en mi vida, y cómo quería vivir en el futuro. En última instancia, concluí que dependería de mí determinar mi destino.
Ahora considero ese incidente, que podría haber cambiado mi vida de forma desastrosa, como un gran recordatorio para vivir con gratitud, con sentido de propósito, y para dar lo mejor de mí cada día. Un recordatorio para reflexionar, en lugar de precipitarme. Me enseñó que siempre hay una oportunidad para transformar el dolor, ya sea físico o emocional, en enorme fortuna en la vida.
Reflexionando sobre mi formación en Guildhall, gran parte de ella se centró en salir de mi zona de confort y sentirme cómodo con lo incómodo. Como persona con dislexia, para mí hablar en público, o incluso recitar versos, poesía o prosa en clase, suponía un reto especial. Aprender a vivir con ello y superarlo, a lo largo de mi vida, ha sido un viaje personal de crecimiento y evolución.
Como persona con dislexia, para mí hablar en público, o incluso recitar versos, poesía o prosa en clase, suponía un reto especial. Aprender a vivir con ello y superarlo, a lo largo de mi vida, ha sido un viaje personal de crecimiento y evolución.
Mi visión filosófica ha evolucionado a través de la práctica del budismo, que abracé cuando tenía dieciséis años. Ha sido mi base, y me ha dado esperanza y confianza en todo. Ha sido el cimiento sobre el que he construido mi vida. Sea lo que sea, es vital que cada uno de nosotros encuentre una filosofía o práctica que le sirva para guiar su propia vida. La educación es sin duda fundamental, pero también lo es tener una filosofía por la que regirse.
La vida es una curva de aprendizaje continuo, y nuestra educación nunca termina. Ya sea en momentos de dificultad o de tranquilidad, la vida nos presenta oportunidades de crecimiento continuas y, a veces, implacables.
Esto es lo que he aprendido: todo empieza por uno mismo. Nuestra vida interior es muy importante. Es fundamental desarrollar un instinto fuerte, saber en cada circunstancia qué se necesita para crear una vida feliz y plena.
Tuve el gran privilegio de conocer al fundador de esta universidad, Daisaku Ikeda, en 2006, en Japón. Recuerdo cada detalle como si fuera ayer. En el momento en que lo vi por primera vez, sentí una conexión inmediata y profunda, como si nos hubiéramos visto muchas veces antes, tal vez en otras vidas. Fue un día extraordinario… Estábamos en un hermoso lugar en Nagano, hablando, compartiendo pensamientos sobre la vida, sobre mi madre, mi familia y la naturaleza eterna de la existencia. Siempre lo consideraré uno de los días más significativos de mi vida.
Tuve el gran privilegio de conocer al fundador de esta universidad, Daisaku Ikeda, en 2006 […]. Siempre lo consideraré uno de los días más significativos de mi vida. […] Su aliento y sabiduría siguen guiándome para trabajar en mi revolución interior y servir a los demás.
En el rato que pasamos juntos, me dijo:
El dramaturgo August Strindberg escribió: «El actor debe controlar el papel y no dejar que el papel lo controle a él». Lo importante es ser fiel a uno mismo. Eso es exactamente lo que estás haciendo: no te defines únicamente en términos de tu profesión como actor, o de tu trabajo; ese mundo no te basta. Estás dedicando tu vida a los demás, a la sociedad y a la eterna filosofía budismo. Es una actitud muy noble y admirable. Es el tipo de vida más valioso que existe.
Y también compartió este pasaje de Cimbelino, de Shakespeare:
No temas más el relámpago,
ni la temida piedra del trueno;
no temas la calumnia, ni la censura imprudente.
Su aliento y sabiduría siguen guiándome para trabajar en mi revolución interior y servir a los demás a mi manera.
Hace unos veinte años, tuve el honor de ser invitado a servir como Embajador Internacional de Buena Voluntad de UNICEF, una oportunidad que sigo considerando uno de los grandes regalos de mi vida. Me ha permitido ser testigo directo de la difícil situación de la infancia en rincones lejanos del mundo. La profundidad del sufrimiento que padecen tantos niños y niñas en todo el planeta es cada vez mayor.
En este papel, he tratado de sacar la voz y poner de relieve los derechos de la infancia, abogar por su salud mental y defender sus sueños y su futuro. Me siento honrado e inspirado por la extraordinaria resiliencia y fortaleza de todos los niños con los que me he encontrado.
Una cosa está clara: los jóvenes de todo el mundo necesitan que alguien los escuche de verdad. Un solo momento de auténtica conexión puede cambiar el destino de una persona. Puede transformar un momento de profunda oscuridad en una chispa de esperanza y encender un sueño de futuro.
Quiero animaros a todos: cuando se presente la oportunidad de ayudar a los demás, aprovechadla sin dudarlo. La vida está llena de altibajos. He vivido momentos en los que me he sentido en la cima del mundo y otros en los que me he estado en mi punto más bajo.
Y ha habido momentos en los que me he visto dependiendo de fuerzas externas, como la fama, la popularidad y la imagen, y sujeto a juicios basados en ellas. En un mundo lleno de ruido y distracciones, el discernimiento no solo es algo valioso, sino que se convierte en algo esencial.
Una verdad que he llegado a aceptar es la importancia de no tomarse las cosas como algo personal. Es en esos momentos cuando cualidades como la sabiduría, el coraje, la compasión y la empatía revelan su verdadera importancia.
La vida está llena de altibajos. He vivido momentos en los que me he sentido en la cima del mundo y otros en los que me he estado en mi punto más bajo. Y ha habido momentos en los que me he visto dependiendo de fuerzas externas, como la fama, la popularidad y la imagen, y sujeto a juicios basados en ellas. En un mundo lleno de ruido y distracciones, el discernimiento no solo es algo valioso, sino que se convierte en algo esencial.
En todo, simplemente haced lo mejor que podáis. Esta vida es solo vuestra: vuestra para descubrir, moldear y revelar todo aquello que sois capaces de hacer. Al principio, vuestra visión puede ser modesta. Pero, a medida que crezcáis, también lo hará vuestra visión, hasta que un día se convierta en un bagaje que abarque todas las áreas de vuestra vida, incluyendo vuestra familia, vuestra pareja, vuestras amistades y vuestra carrera. ¿Quién sabe? Quizás encontréis vuestro camino en las artes o construyáis algo completamente nuevo. La vida no es un ensayo general; cada momento importa.
Es en los momentos más difíciles cuando debemos buscar en lo más profundo de nuestro ser y encontrar la gratitud, viendo en cada desafío una lección, una oportunidad para sacar lo mejor de nosotros mismos. En última instancia, todo depende de cómo decidamos ver nuestras circunstancias y qué decidamos hacer de ellas.
Al embarcaros en este nuevo capítulo de vuestra vida, es posible que estéis contemplando la posibilidad de cursar estudios superiores, emprender, iniciar una nueva relación o simplemente navegar por las diferentes emociones que acompañan los cambios y posibilidades de la vida. […]
Estoy seguro de que, al igual que a mí, os dirán «no» muchas veces a lo largo de vuestro viaje. El reto, y la oportunidad, consiste en aprender a transformar un «no» en un «sí». Yo mismo me he enfrentado a muchos momentos así. También es fundamental discernir si un «no» o un «sí» están en consonancia con el tipo de vida que deseamos llevar. A veces, un «no» es una bendición y una forma de protección. En ocasiones, hacer lo que queremos puede parecer el camino más sencillo, pero vivir con integridad a menudo significa vivir en colaboración y permanecer al servicio de los demás.
Los amigos que elegimos inevitablemente conforman nuestra forma de vivir, así que elegidlos con sabiduría. La verdadera amistad y tener una comunidad en la que apoyarse no solo son una fuente de sostén, sino también una forma de convertirse en alguien que retribuya a su sociedad.
Ahora tengo 48 años y soy padre de un hijo de 14 años y una hija de 4. Todo lo que he aprendido y sigo aprendiendo de mi maestro resuena más profundamente cada año que pasa.
Hay un mensaje que Ikeda Sensei compartió una vez con los jóvenes del Reino Unido al que siempre he vuelto:
William Shakespeare […], quien introdujo tal diversidad de vidas en el escenario, llegó a percibir la vida humana misma como un escenario.
Escribió: «El mundo es un escenario, / y todos los hombres y mujeres son meros actores; / tienen sus salidas y sus entradas; / por lo tanto, en nuestra limitada vida, representemos una obra dramática inmortal».
Dado que la vida es una obra dramática, por favor, interpretad brillantemente el papel que solo vosotros podéis interpretar, con pasión, libertad y confianza. […]
¡Vuestro nuevo viaje ha comenzado! ¡Mi más sincera enhorabuena a la extraordinaria promoción de 2025!