Seguidamente, presentamos a cuatro personas que han accedido a compartir un breve relato de su experiencia como miembros de algunos de los grupos que trabajan en el mantenimiento, la limpieza, la mejora… del Centro Cultural Soka, en representación de tantas otras compañeras y compañeros con quienes demuestran el principio de que «la virtud invisible genera recompensas visibles».
M.ª TERESA QUIJANO · GRUPO BIENVENIDA
Unos meses antes de la inauguración del Centro Cultural Soka, el maravilloso «castillo para el kosen-rufu» que Ikeda Sensei nos regalaba, tuvimos la oportunidad de realizar actividades de jardinería y limpieza. Aunque la jardinería era muy exigente para mí, resultó que cavando, plantando y regando se me curó una tendinitis que tenía desde hacía mucho tiempo.
Por esas fechas, tenía 63 años. Ya hacía tres que había recibido el Gohonzon, pero los vínculos creados con mis compañeros y con el propio centro durante los meses previos a la inauguración cambiaron mi vida definitivamente.
Cuando llegó el esperado 15 de octubre de 2011, leyendo la placa conmemorativa en el vestíbulo, lloré al sentirme tan unida al corazón de mi maestro, su gran amor compasivo y la confianza que tiene en que cada uno de nosotros.
Después, me incorporé al grupo Bienvenida, cuya labor principal es recibir a las personas que visitan el centro. A lo largo de estos diez años, esta actividad, que considero un gran honor realizar, ha sido clave en mi revolución humana. Cada vez que voy a hacerla, me siento feliz y renuevo mi determinación y agradecimiento.
Dar la bienvenida a miembros de toda España y Europa, Japón, Perú, Argentina, Hawái, Nueva Zelanda… y compartir experiencias con mis compañeros de actividad son tesoros del corazón para mi vida, que me han permitido crecer como persona más que ninguna otra actividad anterior de mi vida. Cada día me siento más joven y útil, y la actividad me impulsa a tener nuevas metas y objetivos. La gran familia Soka me hace sentirme segura y protegida.
JOSÉ MANUEL PÉREZ MENA · GRUPO RAÍCES
Comencé a participar en las actividades de Raíces hace aproximadamente un año. Tras el confinamiento, la situación de la zona verde en torno al Centro Cultural Soka, a cuyo cuidado y desarrollo se dedica el grupo, era bastante precaria, y se necesitaba un esfuerzo extraordinario para rehabilitarla prontamente.
Me ofrecieron la oportunidad de colaborar y, aunque nunca había hecho ninguna actividad relacionada con la jardinería, me sentí afortunado de poder contribuir a tan maravilloso proyecto por el kosen-rufu de España.
Al mismo tiempo, sentí que esta actividad representaba una gran oportunidad para mí. Con 33 años como miembro de la Soka Gakkai, podía desafiar nuevamente mis limitaciones y mostrar, como discípulo de Ikeda Sensei, la validez del budismo Nichiren, que nos enseña que podemos transformar todos los retos en buena fortuna al superarlos basándonos en la fe.
Poco a poco, he ido aprendiendo a picar, rastillar, cavar, plantar, y se ha convertido en algo esencial todos mis fines de semana. Comprobar cómo va tomando forma el jardín y, en estos tiempos difíciles, experimentar la ilusión y la alegría de la unión de «distintas personas con un mismo propósito» es maravilloso.
Hace un par de semanas sucedió algo muy especial: un vecino de Rivas se acercó al centro interesado por conocer nuestra filosofía. Comentó que todos los días pasaba por delante del jardín con el tren y estaba maravillado de lo que estábamos creando en un terreno tan baldío. De esta manera tan natural, entablamos un nuevo diálogo de esperanza.
AIKO SHIMAKAWA · GRUPO ORQUÍDEA
Soy muy afortunada de pertenecer a Orquídea y poder celebrar este 10.º aniversario del Centro Cultural Soka con todas mis queridas compañeras y compañeros.
Fue hace unos siete años cuando una compañera de fe, a la que estoy muy agradecida, me invitó a participar en esta actividad, centrada en la limpieza. Desde entonces, trato de ir al centro a realizarla cada semana. La necesidad de constancia, que al inicio era un desafío para mí, se reveló como una maravillosa oportunidad para devolver mi deuda de gratitud a mi maestro y a la Soka Gakkai.
Debido a las restricciones motivadas por la pandemia, durante un tiempo no pudimos acudir al centro como hubiésemos querido. Aun así, en cuanto fue posible nos reincorporamos y, con el apoyo de los grupos Bienvenida y Shijo Kingo, pudimos mantener el centro en buen estado.
Viéndolo en perspectiva, constato que, aunque empecé a participar en Orquídea con el deseo de contribuir al kosen-rufu, al hacerlo he fortalecido mi propia personalidad y fe. He podido pulir mi vida.
Cada vez que realizo esta actividad con mis compañeras aprendo mucho de ellas, compartiendo experiencias y desafíos y alentándonos mutuamente. También intento establecer objetivos claros para mi vida, y en estos años he experimentado una gran protección, tanto para la salud de mis seres queridos como laboralmente.
Estoy decidida a seguir esforzándome y animando a participar en esta actividad, para contribuir a hacer de nuestro centro un lugar donde toda persona que llegue recobre fuerzas, grabe un recuerdo imborrable y salga con una determinación renovada.
FERNANDO GARCÍA RIVAS · GRUPO MEDIOS HÁBILES
A causa de mis estudios de Arquitectura Técnica, tenía intención de volver a trabajar en este campo; pero lo cierto es que, tras años sin hacerlo, no tenía una experiencia laboral sólida. Esta aspiración laboral respondía a un sentido de misión y pensé que, si las actividades de la Soka Gakkai son siempre un entrenamiento para la vida, quizá podía desafiarme en una que estuviera específicamente relacionada con ello. Así que, aun sin sentirme «hábil» ni especialmente atraído por el mantenimiento, me propuse participar en la actividad de Medios Hábiles, como causa para derribar mis muros interiores.
Todos y cada uno de los momentos de esta capacitación han sido y son significativos para mí: cambiar el tirador de una puerta o la bisagra de una tapa de inodoro; hacer la mezcla para un mortero; cambiar una luminaria LED; arreglar una cisterna… Entre la paciente enseñanza de mis compañeros de grupo y mis incursiones en Internet, todo va saliendo adelante. Y cuando has conseguido concluir la tarea, recibir el agradecimiento de corazón de los y las miembros de la familia Soka, sentirte útil, saber que puedes, tiene para mí un valor incalculable. Es cuestión de postura interna, lo que llamamos ichinen.
Dado que he vivido durante bastante tiempo en una atmósfera laboral tóxica, ir al centro cultural cada sábado y dar lo mejor de mí en la actividad está siendo vital. Me está permitiendo profundizar mi fe y mi práctica, e ir ganando confianza en mi potencial. Solo tengo gratitud a la Soka Gakkai por esta maravillosa oportunidad para crecer.