En el momento crucial


Por Pilar Sánchez Sobrino · Torrejón de Ardoz

Aunque vivimos en la tierra impura, nuestros corazones residen en la tierra pura del Pico del Águila. En otras palabras, aunque tengamos que vivir en medio de la severa realidad de esta tierra impura, al sostener la enseñanza correcta nuestro espíritu reside en el Pico del Águila, La Tierra de la Eterna Tranquilidad. Si estamos convencidos de que nuestra misión está en el lugar donde vivimos y nos esforzamos por el kosen-rufu con esta convicción, entonces cualquier sitio se transformará en una tierra valiosa e irremplazable, y cualquier circunstancia adversa, en un tesoro precioso.[1]

LLEVO 8 AÑOS PRACTICANDO el budismo Nichiren en la Soka Gakkai. Sin embargo, recientemente he vivido una circunstancia que me ha llevado a profundizar aún más en la fe.

A inicios de marzo contraje la COVID-19. Desde que se manifestaron los primeros síntomas de la enfermedad, antes de la declaración del estado de alarma, estuve en aislamiento domiciliario. Para mi sorpresa, una compañera de la Soka con la cual llevaba algún tiempo sin hablar me llamó, y percibió en mí el estado de abandono en el que había entrado. No tenía fuerzas ni para entonar daimoku; me estaba dejando llevar por el «demonio de la enfermedad». Su apoyo, diario a partir de entonces, y el de mi familia me permitieron comprender lo importante que es atesorar a las personas, pues de este modo pude extraer «la fuerza de un león» y mantenerme en pie.

Con el paso de los días mi salud fue empeorando, hasta el punto de que se tomó la decisión de ingresarme. Con la ambulancia de camino, la doctora me dijo por teléfono que me preparase, y que cogiese lo justo y necesario para tener conmigo en el hospital. El budismo enseña que la sabiduría y el coraje se manifiestan en el momento crucial, y así fue: busqué La nueva revolución humana –volúmenes 13 y 14– para llevarla conmigo. Me diagnosticaron una neumonía bilateral. Entonces recordé unas palabras del Daishonin, que había leído justamente en La nueva revolución humana: «Así y todo, no me he desalentado».[2]

Con la ambulancia de camino […] busqué «La nueva revolución humana» para llevarla conmigo [al hospital].

Durante la hospitalización, ya me encontrara mejor o peor, no dejaba de leer La nueva revolución humana. La situación supuso una oportunidad para retomar la lectura, que tanto trabajo me costaba antes, y a los pocos días había terminado uno de los volúmenes. Paralelamente, recibía el apoyo de mis compañeras de fe a través de llamadas y mensajes. Nos poníamos de acuerdo para hacer el gongyo a la misma hora y nos alentábamos compartiendo fragmentos de la novela. Esto me dio fuerzas para superar cada día.

Con alegría, hoy puedo decir que ¡he vencido! Me encuentro ya recuperada, y gracias a esta experiencia he podido entender lo que significa vivir basada en la fe, así como la importancia fundamental del estudio para llevar a cabo mi revolución humana. Percibir a través de la lectura los incontables esfuerzos realizados por nuestro maestro para hacernos llegar esta enseñanza ha renovado mi determinación como discípula. Al igual que un «león rey» que jamás retrocede, he jurado que jamás seré vencida por ninguna circunstancia. De hoy en adelante, mi compromiso es perseverar en la fe, apoyar a mi grupo de diálogo y atesorar a cada persona pase lo que pase. Tal es el espíritu de la Soka Gakkai. |


[1] IKEDA, Daisaku: La nueva revolución humana, vols. 13 y 14, Rivas-Vaciamadrid: Ediciones Civilización Global, 2019, pág. 88.

[2] Las bases para manifestar la Budeidad, en END, pág. 785.

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