Marta Guardincerri | Barcelona
Josei Toda declaró: «Una reunión de diálogo es mucho más eficaz para poner en marcha los engranajes del kosen-rufu que mil palabras de teorías grandilocuentes».[1] He podido comprobarlo con mi experiencia…
Empecé a entonar daimoku en Italia en 2002 durante mi etapa universitaria. Habían pasado diez años desde la muerte de mi papá y yo tenía un sufrimiento difícil de explicar.
Desde el principio asumí en mi corazón que podía resolver cualquier problema a través de la práctica y las actividades budistas. En verano de 2004 recibí el Gohonzon y, pasados estos veinte años, puedo decir que la Soka Gakkai ha sido para mí un «lugar seguro» adonde llevar mis dudas, problemas y sufrimientos y encontrar respuestas.
En 2009, tras participar en una asamblea de jóvenes de la SGI de Europa que se celebró en Milán,[2] me mudé a España gracias a una beca. Pasé doce años en Madrid, lugar donde pude desarrollarme en el Departamento de Jóvenes de la SGEs y experimentar grandes logros. Entre otras cosas, pude avanzar en la terapia y curar lo que me parecía un eterno duelo por mi padre, llegando a plasmarlo en un libro que se publicó en 2016; hice muchos amigos gracias a los cuales abrí de verdad mi corazón y mi vida; y, sobre todo, conocí a mi marido Ernesto. Además, descubrí mi profesión actual en el sector audiovisual, que me encanta.
En 2021, poco después de ingresar en el Departamento de Mujeres de la SGEs, cambié de trabajo y Ernesto y yo nos mudamos a Barcelona. En ese momento, yo salía de una situación laboral complicada que me había hecho sufrir mucho, y veía ese cambio como una respuesta a todas mis oraciones.
Mi marido y yo dejamos los amigos de la vida madrileña –nuestro colchón emocional, ya que ambos somos migrantes– y nos lanzamos a un nuevo comienzo que se presentaba sin mucha dificultad: en menos de una semana encontramos piso al precio que queríamos, y mi nuevo lugar de trabajo era profesional y acogedor, lo que siempre había querido.
En septiembre de ese año, se me propuso asumir responsabilidad en un grupo de la SGEs y abrir la casa para las reuniones de diálogo. Fue una gran alegría, ya que me parecía una excelente manera de seguir retribuyendo mi deuda de gratitud.
En verdad, mi trabajo me retaba muchísimo, y con mi marido no conseguíamos adaptarnos fácilmente a la vida en la nueva ciudad. Nuestro desafío era hacer amigos en Barcelona, así que determiné aprovechar al máximo cada diálogo y, puesto que budismo y vida cotidiana son indesligables, tener al menos un invitado nuevo en cada reunión. Además, usaba todos los ratos libres para entablar lazos de amistad con las compañeras del grupo a través de llamadas, audios o mensajes: en el trayecto al trabajo, en mi hora de descanso, o en el regreso.
En Alianza Brillante[3] con la responsable del Departamento de Mujeres Jóvenes, comenzamos a orar juntas para el crecimiento del grupo cada jueves por la mañana en casa de una compañera. Lo hicimos durante todo un año.
En las primeras reuniones de diálogo en nuestra casa éramos unos diez o doce, pero se iban volviendo más numerosas y para mi marido –que en 2018 ingresó en la SGEs– y para mí cada una era una fiesta.
En el esfuerzo continuo de abrirnos a la nueva ciudad, entre septiembre de 2022 y diciembre de 2023 llegaron a las reuniones de diálogo en nuestra casa un total de siete nuevos amigos nuestros, entre los cuales estaba mi nueva vecina, que no solo nos apoyaba prestándonos sillas para cada reunión, sino que un día participó con una amiga suya.
Mientras el grupo crecía, mi situación en el trabajo se complicaba. Llegó a reproducirse un escenario que ya había vivido anteriormente y que tenía que ver con mi autoestima.
La sensación de fracaso que tuve fue tan grande que me derrumbé. No entendía por qué tenía que experimentar de nuevo algo que, basada en el principio de la transformación del karma, pensaba que ya había dejado atrás. Así que decidí pedir ayuda médica. En ese momento fue fundamental también el apoyo en la fe de mis responsables en el Departamento de Mujeres de la SGEs, que nunca, ni un solo instante, dejaron de estar a mi lado.
Aunque estaba dolida, seguía hablando sobre el budismo e invitando a diversas personas a conocer nuestras reuniones de diálogo. Llegaron al grupo una mujer maravillosa, que más tarde recibió el Gohonzon y asumió responsabilidad en él, y otra compañera procedente de Colombia. Seguíamos creciendo.
Mientras tanto, decepcionada por mi trabajo, retomé un proyecto que llevaba en el cajón casi siete años: escribir un guion cinematográfico a partir de mi libro, aquel que hablaba del duelo por la muerte de mi papá, que me había impulsado a practicar el budismo.
En septiembre de 2023 nos comunicaron que unos periodistas del Seikyo Shimbun [4] participarían en nuestra reunión de diálogo. Desde ese momento mi estado vital empezó a cambiar. ¡En esa reunión fuimos veintiún participantes! Ahí empezó de verdad mi cambio. Recordé el principio budista de la inseparabilidad entre el sujeto (o la vida) y el medio ambiente,[5] según el cual todo empieza por nuestro cambio interior: al cambiar uno, cambia el entorno. Determiné entonces que el cambio tenía que empezar por mí, por cuidarme y por sentirme suficiente. Allí estaba la oportunidad para mi crecimiento, en fortalecer mi autoestima.
En enero de este año se me propuso asumir responsabilidad en el distrito de la SGEs al que pertenece nuestro grupo. Acepté sin dudar.
Paralelamente, hice la petición para entrar en la asociación nacional de mi sector profesional. Me aceptaron en el cargo más alto de mi categoría.
Y en la primera reunión de diálogo de este año fuimos 23 personas. No nos lo podíamos creer, ¡habíamos superado todos nuestros récords!
Ikeda Sensei dice:
Necesitamos pensar cómo traducir la energía y la inspiración que obtenemos en nuestras reuniones de diálogo a otros campos de nuestra vida, para obtener logros positivos y victorias en la sociedad. Debemos pensar cuánto somos capaces de avanzar y de superar en nuestra vida como practicantes de esta filosofía, entre una reunión de diálogo y la siguiente.[6]
Consciente de que en mi día a día lo había dado todo, sentí que ya había superado el agobio y el no sentirme suficientemente apta. Por supuesto, siempre se puede aprender más, pero ya quería empezar a aprender desde el disfrute.
Además, junto con una colaboradora, terminamos de escribir la película del libro. Ahora mismo la estamos presentando a productoras de cine.
Considero que tomé el impulso que necesitaba gracias al crecimiento del grupo: sin la fuerza de abrir nuestra casa cada mes para la reunión de diálogo, sé que no habría podido sostener la situación. Mi marido también fue fundamental en todo este proceso; todos los meses fue un faro y un apoyo para recordarme lo mucho que valía y para que pudiera recibir con una sonrisa a cada persona que venía a nuestra reunión.
Ahora vuelvo a empezar por mí: por respetarme, valorarme. Esta es la base. Sé que aún hay camino por delante, pero ya lo estoy recorriendo.
En mi nuevo escenario de lucha, el distrito, estoy determinada a crear fuertes lazos con mis compañeras, para que en cada grupo surjan responsables y sucesoras con una firme determinación.
Como nos recuerda Sensei:
Cuando las mujeres de la Soka se ven ante obstáculos, con su postura resuelta de empezar por la oración, ante todo se sientan a entonar Nam-myoho-renge-kyo profundamente frente al Gohonzon como primera medida. Alinean su vida con la Ley Mística y corporifican el gran principio de «iluminar y manifestar nuestra verdadera naturaleza». Eso las convierte en personas invencibles y fuertes, siempre capaces de encontrar el camino a seguir. Todos los budas y bodisatvas del universo sin falta las elogiarán y protegerán a cada instante.[7]
[1] ↑ IKEDA, Daisaku: «Nuestro gran movimiento de reuniones de diálogo», Seikyo Shimbun, 11/12/2009.
[2] ↑ La asamblea citada se realizó el 16 de marzo de 2008 para celebrar el cincuentenario de la llamada «ceremonia del kosen-rufu», que tuvo lugar en Japón y que desde entonces el movimiento Soka conmemora anualmente en todo el mundo.
[3] ↑ En la SGEs, la Alianza Brillante es el movimiento de unión entre las miembros de los departamentos de Mujeres y Mujeres Jóvenes. Al respecto, véase p. ej. la revista CG, n.º 230, junio 2024, sección «Mi historia».
[4] ↑ El Seikyo Shimbun es el diario que la Soka Gakkai publica en Japón.
[5] ↑ En relación con el principio citado (en jp., esho funi), Nichiren Daishonin escribió: «El ambiente es como la sombra; nuestra vida, como el cuerpo. Sin cuerpo, no puede haber sombra. Y sin vida, tampoco puede haber ambiente. De igual modo, la vida adquiere forma a través del ambiente» (Sobre los presagios, en END, pág. 675). Esto no sugeriría una jerarquía en cuanto a que el cuerpo es superior y la sombra inferior; la clave del símil es que cuando el cuerpo se mueve, la sombra responde al instante.
[6] ↑ IKEDA, op. cit.
[7] ↑ Véase la revista CG, n.º 2030, junio 2024, sección «Estudio».