Establecer la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra en el siglo XXI


Orientación para la SGEs


Establecer la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra» constituye un principio medular del budismo Nichiren. Como observó Nichikan Shonin (1665-1726), «todas las enseñanzas expuestas por el Daishonin durante su vida empiezan y terminan con el tratado Sobre el establecimiento de la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra» (1260). No es exagerado decir que, si se olvidara la lucha enfocada en los objetivos de dicha tesis, el budismo de Nichiren Daishonin dejaría de existir. Y, en la época que estamos viviendo, la relevancia de este principio se ha tornado aún más evidente: es indispensable para lograr la paz mundial, el anhelo siempre presente en el corazón humano.

En todo el mundo se están produciendo con frecuencia creciente desastres naturales, relacionados en muchos casos con el cambio climático; las crisis económicas globales se encadenan; y, en el momento de escribir este artículo, la devastación de la guerra –que sigue golpeando fuertemente también en otros países– se intensifica en Ucrania, provocando tremendas pérdidas humanas y forzando a millones de personas a abandonar sus hogares, algo que sume a Europa y el mundo en el dolor y la incertidumbre.

En este contexto, más personas están buscando una base filosófica y espiritual sólida, que les permita hacer frente a una realidad tan difícil con lucidez y entereza. De pleno acuerdo con la constatación de que cuanto más oscura es la noche más se puede apreciar la claridad de la luna,[1] el brillo del principio de establecer la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra ilumina el camino hacia el futuro.

En este contexto, más personas están buscando una base filosófica y espiritual sólida, que les permita hacer frente a una realidad tan difícil con lucidez y entereza. […] El brillo del principio de establecer la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra ilumina el camino hacia el futuro.

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«Establecer la enseñanza correcta» significa enunciar lo correcto y mantener en alto, así, las banderas de la verdad y de lo que es justo; significa adoptar como base el respeto sincero a la dignidad de la vida. Nuestra actividad cotidiana por el kosen-rufu responde directamente a ello.

A su vez, «tierra» –según escribió Nichikan Shonin– «abarca el mundo entero y el futuro».[2] En otras palabras, se refiere a todos los lugares y a todas las épocas futuras. Mientras que las fronteras nacionales, así como los regímenes políticos y las estructuras sociales, están sujetas a cambio, «establecer la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra» constituye un principio universal, aplicable a todas las culturas y personas del planeta. De ahí que «paz en la tierra» no se refiera a preservar una realidad sociopolítica determinada, sino a asegurar las condiciones de paz y seguridad para todas las personas, dondequiera que vivan, como cimiento para su felicidad.

Debemos establecer la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra en nombre del conjunto de la humanidad y, en particular, de los jóvenes. El carácter chino que usó el Daishonin para escribir «tierra» en este tratado representa al «pueblo» contenido en un recuadro. De esto modo, definió la tierra como el lugar donde vive la gente.[3]

Lo que cuenta son las personas. Las personas, los seres vivos, son –deben ser– el principio y la finalidad. Necesitamos construir una sociedad en la cual cada persona pueda vivir una vida pacífica y segura. Y, para eso, debemos establecer firmemente el principio de respeto a la dignidad humana y a la vida. Cada existencia es infinitamente preciada; no podemos permitir que prevalezcan las funciones que devalúan la vida, que aceptan cercenarla como medio para lograr un fin determinado. Tenemos que dar lo mejor de nosotros en la construcción de una sociedad que valore absolutamente la vida y la felicidad de cada ser humano. Esta es la práctica de establecer la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra en el siglo XXI.

Cada existencia es infinitamente preciada; no podemos permitir que prevalezcan las funciones que devalúan la vida, que aceptan cercenarla como medio para lograr un fin determinado. Tenemos que dar lo mejor de nosotros en la construcción de una sociedad que valore absolutamente la vida y la felicidad de cada ser humano.

El Daishonin advierte: «Este mundo es el territorio del Rey Demonio del Sexto Cielo».[4] En el mundo actual abundan las funciones destructivas que denigran y hacen sufrir a las personas y provocan división y conflictos. Establecer la enseñanza correcta para asegurar la paz de la tierra es la lucha para vencer tales funciones perniciosas, basados en la Ley Mística, y de este modo hacer realidad un mundo de paz y felicidad. En otras palabras, se trata de una contienda entre la budeidad y las fuerzas demoníacas que se libra en la vida de cada individuo, en su corazón y en su mente; todo parte de ahí. Por eso, el establecimiento de la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra avanza con el diálogo de vida a vida.

De hecho, el tratado Sobre el establecimiento de la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra está escrito en forma de diálogo, entre un anfitrión y un visitante. El Daishonin escribe, en el tramo final del mismo:

Debe modificar enseguida los principios que abriga en su corazón y abrazar el único vehículo verdadero, la única buena doctrina [del Sutra del loto]. Si lo hace, los tres mundos se convertirán en tierra de Buda [o sea, un mundo de paz y de felicidad], y ¿dónde se ha visto que una tierra de Buda decline? Cada región de las diez direcciones podrá ser un reino de tesoros, y ¿dónde se ha visto que un reino de tesoros sufra daños?[5]

Aquí se encuentra la fórmula para establecer la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra. Si nos interesan la paz y la prosperidad del lugar donde vivimos, tenemos que trabajar para asentar un sólido cimiento de bondad y justicia en los corazones; todo comienza con la transformación interior de los seres humanos. Asimismo, debemos construir una sólida fuerza humana de paz en de la sociedad. De otro modo, la naturaleza demoníaca de la autoridad predominará y perpetuará el ciclo de sufrimiento.

Para los miembros de la Soka Gakkai, establecer la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra involucra llevar a la gente a una comprensión más profunda sobre los valores presentes en el budismo Nichiren y el movimiento Soka, expandiendo el círculo de personas que entienden y comparten esta filosofía y las iniciativas basadas en ella. Para nosotros, la forma de difundir el respeto a la dignidad de la vida y elevar el estado vital de la humanidad es el diálogo sincero y valiente con la mayor cantidad posible de personas, dirigido a tejer una alianza dedicada al bien. De ahí el indiscutible valor de la actual campaña de la SGEs, «El uno es madre de diez mil».

También son expresiones contemporáneas de la lucha por establecer la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra el movimiento de paz de la Soka Gakkai y sus actividades en apoyo de las Naciones Unidas, entre las cuales se cuenta una intensa y sostenida labor por la abolición de las armas nucleares.

La forma de difundir el respeto a la dignidad de la vida y elevar el estado vital de la humanidad es el diálogo sincero y valiente […]. También son expresiones contemporáneas de la lucha por establecer la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra el movimiento de paz de la Soka Gakkai y sus actividades en apoyo de las Naciones Unidas.

En Sobre el establecimiento de la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra, Nichiren Daishonin escribe: «Pero si queremos, ante todo, establecer la seguridad en el país y orar por nuestras existencias presentes y futuras, debemos observar y analizar la realidad con premura, y tomar medidas lo antes posible para remediar la situación».[6]

Una práctica budista genuina es indesligable del compromiso con la paz, y de la consecuente toma de iniciativas en bien de la misma. Esto es clave para el logro la budeidad en esta existencia y para la transformación del karma. Esta clase de acciones abren rutas hacia una felicidad inamovible, tanto para nosotros mismos como para los seres que nos rodean.

La Soka Gakkai ha revivido en la época contemporánea el espíritu, largamente olvidado, de establecer la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra. Mientras continuemos practicando la fe basados en el compromiso mancomunado de maestro y discípulo, y en relación directa con el Daishonin, estaremos avanzando sin falta en la concreción de este noble ideal, que es el gran sueño de la humanidad.

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Fue un mes de abril –el 28 de abril de 1253– cuando Nichiren Daishonin enunció públicamente su enseñanza.

En el mismo mes, el 2 de abril de 1958, falleció Josei Toda. Daisaku Ikeda escribió: «Cuando pienso en aquellos momentos, me doy cuenta de que cada palabra, cada acción de Toda Sensei fue un precepto final. Su propósito era instruirnos y guiarnos para que pudiéramos llevar a cabo la tarea del kosen-rufu cuando él ya no estuviera con nosotros; todas sus palabras y acciones fueron nuestro entrenamiento para el futuro».[7]

Hagamos de este nuevo mes de abril una oportunidad para renovar nuestro propio juramento como discípulos, poniendo en práctica la enseñanza del Daishonin y la orientación de Ikeda Sensei dirigidas a establecer la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra.


[1]Véase IKEDA, Daisaku: «Como la luna llena que irradia su luz en lo más frío del invierno», Daibyakurenge, febrero 2022.

[2]Nichikan Shonin: Rissho Ankoku Ron Guki (Comentario acerca de Sobre el establecimiento de la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra), citado por IKEDA, Daisaku: «El estandarte de “establecer la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra”–Parte 1/2», Seikyo Shimbun, 29/4/2010.

[3]La elección del carácter por parte del Daishonin es sumamente significativa, puesto que lo más común habría sido el uso de otro carácter que, para significar «tierra», representa un «rey» contenido en un recuadro, denotando los territorios de un monarca.

[4]Carta a los hermanos, en END, pág. 519.

[5]END, pág. 26.

[6]Ib., pág. 25.

[7]IKEDA, Daisaku: «El 2 de abril y el juramento de lograr el kosen-rufu», Seikyo Shimbun, 2/4/2000.

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