Por Daisaku Ikeda · Septiembre de 2021
Han pasado cuatro décadas desde que hice mi llamamiento: «¡Jóvenes, escalen la montaña del kosen-rufu del siglo XXI!», en un poema con ese mismo título que escribí en Oita, Kyushu, lugar tan cercano a mi corazón.[1]
Desde entonces, hemos conquistado numerosas montañas de retos y adversidades, elevándonos por encima de las nubes, y hoy se extiende ante nosotros, tan lejos como alcanza la mirada, la visión del kosen-rufu mundial y del «establecimiento de la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra».
Las proezas doradas de cada uno de nuestros nobles miembros, que, en ese ascenso, han luchado junto a mí con dedicación infaltable, están vivamente grabadas en mi corazón. Estos queridos camaradas han superado los formidables escollos de la juventud como practicantes que «abrazan este magnífico budismo del sol»,[2] siempre «dialogando con palabras consideradas».[3] Nada deseo tanto como celebrar cada una de sus brillantes victorias en la revolución humana. Ese es mi anhelo más grande.
Escalar la montaña del kosen-rufu es participar en «la lucha jubilosa e infinitamente satisfactoria en nombre de la Ley budista» y experimentar que «no hay en la vida un camino más sublime».[4]
Nichiren Daishonin declara que fue capaz de superar las múltiples persecuciones que pusieron en riesgo su vida porque cada día recitaba pasajes del Sutra del loto y porque fue siempre fiel a la promesa que había hecho a los budas y deidades celestiales:[5]
Mientras un practicante del Sutra del loto mantenga una fe inquebrantable y se abstenga de falsas alianzas, mientras confíe con todo su corazón en el sutra y practique de acuerdo con las palabras de oro del Buda, sin falta podrá evitar el desastre y prolongar su vida en la existencia actual, y, por supuesto, también en la siguiente. Obtendrá una espléndida recompensa y cumplirá su gran juramento de proclamar y difundir ampliamente el Sutra del loto [el gran juramento del kosen-rufu].[6]
Desde los tiempos de nuestros dos presidentes fundadores, Tsunesaburo Makiguchi y Josei Toda, los maestros y discípulos de la Soka nos hemos esforzado con «una fe inquebrantable, absteniéndonos de cualquier falsa alianza»,[7] en concordancia exacta con esta cita y tal como el Buda enseña. Hoy, en cada lugar nuestros miembros siguen dando pruebas visibles de buena fortuna y de beneficios en su vida cotidiana y gozando de la «espléndida recompensa» de su victoria interior.
Este es, de manera incuestionable, el camino de la «fe para lograr la victoria absoluta», sustentado por encima de todo en las experiencias personales de cada uno de nuestros miembros que han adquirido infinitos beneficios practicando el budismo Nichiren.
El gran juramento del kosen-rufu, como decía el maestro Toda, es el desafío de elevar hacia la budeidad el estado de vida de todo el género humano.
Llevando en el corazón el apasionado espíritu juvenil de los Bodisatvas de la Tierra, cualquiera sea nuestra edad, pido a los integrantes de toda la familia Soka que invitemos a nuestros amigos y a otras personas a que nos acompañen en este gran movimiento de esperanza, plenitud y felicidad. Juntos, una vez más, escalemos una nueva montaña del kosen-rufu, «para hacer que en el mundo resuene la campana de la paz y para izar en la sociedad el estandarte de la justicia».[8]
¡Escalen triunfalmente
una nueva montaña del kosen-rufu
haciendo que se abran,
en toda su gloria,
las «flores humanas»
de incontables Bodisatvas de la Tierra.
(Traducción del artículo publicado en la edición de septiembre de 2021 de Daibyakurenge, revista mensual de estudio de la Soka Gakkai).
[1] Daisaku Ikeda dio a conocer este poema el 10 de diciembre de 1981. Las citas en este texto están traducidas desde IKEDA, Daisaku: Journey of Life: Selected Poems of Daisaku Ikeda (La travesía de la vida: Poemas escogidos de Daisaku Ikeda), I. B. Tauris, 2014, págs. 62-76.
[2] La estrofa completa dice: «Para construir una vida rica y plena de sentido / necesitamos una filosofía profunda / y tener fe en ella. / ¡No hay mayor gloria / que abrazar este magnífico budismo del sol / mientras viven su juventud / con pasión y alegría! / ¡En ello se encuentra / la esencia misma del ser joven!».
[3] La estrofa completa dice: «Mis jóvenes amigos, / espero que cada uno de ustedes, / futuros líderes del nuevo siglo, / vivan comprometidos con el pueblo, / caminando con la gente común / cada jornada, / dialogando con palabras consideradas, / compartiendo solidariamente sus desvelos, / respirando a cada instante / al unísono con sus congéneres».
[4] La estrofa completa dice: «Cuando hayan llegado a la cumbre / el mundo entero / que se extiende frente a ustedes / será suyo. No hay en la vida / un camino más sublime que este / una juventud consagrada a la lucha jubilosa e infinitamente satisfactoria / en nombre de la Ley budista. Consciente de ello, / todo se lo confío a ustedes».
[5] En el pasaje que precede inmediatamente a la cita siguiente, el Daishonin escribe: «Yo mismo, desde el primer día que abracé la fe [en el Sutra del loto] he recitado estos pasajes a diario, haciendo un juramento y orando a los budas y a las deidades. Aunque me he visto ante grandes dificultades de toda índole, pude sobrevivir hasta hoy gracias a la profunda influencia de los beneficios concedidos por el Sutra del loto y por las palabras de oro del buda Shakyamuni». Letter Sent with the Prayer Sutra (Carta enviada con el sutra de la oración), en The Writings of Nichiren Daishonin, Tokio: Soka Gakkai, 2006, vol. 2, pág. 460.
[6] Ib.
[7] Véase, ib.
[8] La estrofa completa dice: «¡Jóvenes, discípulos míos! ¡Vivan más y más…! / ¡Por esta gran Ley / eterna, absoluta e indestructible…! ¡Vivan más y más…! / ¡Para cumplir la noble misión / con la cual han nacido en este mundo…! ¡Vivan para hacer que en el mundo resuene la campana de la paz y para izar en la sociedad / el estandarte de la justicia, / las metas que atesoramos como ideales!