Orientación para la SGEs
Eran las siete de la tarde del 3 de julio. Unas pocas personas miraban fijamente desde el exterior las gruesas puertas de hierro de la prisión de Toyotama, en Nakano (Tokio). […]
A la derecha de la entrada principal, se abrió una portezuela de hierro. Asomó un hombre enjuto, de mediana edad, cargando un gran bulto de tela. […] Era nada menos que Josei Toda.[1]
Estas líneas forman parte de «El amanecer», el capítulo inicial de La revolución humana. En esta obra en doce volúmenes, Daisaku Ikeda narró el desarrollo de la Soka Gakkai a partir de la liberación de su maestro aquella tarde de julio de 1945, poco antes del fin de la Segunda Guerra Mundial, hace ahora ochenta años. El tema central de la novela –común a su continuación, La nueva revolución humana– lo resume el propio autor: «La gran revolución humana de un solo individuo puede generar un cambio en el destino de un país y, más aún, propiciar un cambio en el rumbo de toda la humanidad».[2] Se trata de una expresión de la determinación compartida con su maestro.
A lo largo de la década de 1930, el belicismo japonés, con un trasfondo nacionalista e imperialista, se había ido intensificando. Fue una de las principales causas de la mundialización del conflicto armado en 1941, cuando una serie de ataques ordenados por las autoridades militaristas del país desencadenaron la Guerra del Pacífico.
Internamente, se impuso a la población japonesa el culto sintoísta, como parte de un proyecto ideológico que buscaba justificar y glorificar tales agresiones y sofocar cualquier disidencia. La firme negativa de Tsunesaburo Makiguchi y el propio Josei Toda a transigir en sus convicciones y ser cómplices del régimen determinaron la detención de ambos el 6 de julio de 1943 y su encarcelamiento como «delincuentes ideológicos». La represión gubernamental significó el desmantelamiento de la Soka Kyoiku Gakkai, la asociación de educadores que habían fundado juntos, predecesora de la Soka Gakkai. Además, la salud de Makiguchi Sensei no pudo soportar las condiciones del cautiverio; falleció en prisión el 18 de noviembre de 1944, a los 73 años.
Cuando, al año siguiente, Toda Sensei dejó atrás los muros de Toyotama aquel 3 de julio, se puso de pie con el mismo compromiso que su maestro. Lo hizo en una ciudad en ruinas y en una sociedad espiritualmente devastada por la guerra, pero, tras haber experimentado en su celda una profunda revelación, su decisión era firme: se sustentaba en la conciencia de ser uno de los Bodisatvas de la Tierra, los discípulos que –según se expone en el Sutra del loto– juran proclamar las enseñanzas del Buda en la época posterior a su muerte para así transformar el mundo, atravesado por sufrimientos y disputas, y guiar a las todas personas hacia la felicidad. Ese fue el punto de partida del tremendo avance de la Soka Gakkai hacia el logro del kosen-rufu y el ideal de «establecer la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra», postulado por Nichiren Daishonin en la tesis que presentó a las autoridades de su época el 16 de julio de 1260.[3]
Doce años después de la liberación de su maestro, un joven Daisaku Ikeda fue arrestado en un nuevo 3 de julio (de 1957) con el pretexto de cargos fraguados. Este hecho es conocido como el Incidente de Osaka, y marcó el inicio de un proceso judicial que, culminando años más tarde con su absolución, evidenció su inocencia, así como la voluntad de diversos actores sociales de contrarrestar el crecimiento del movimiento popular de la Soka Gakkai, incluso por medios ilegítimos. Resulta muy significativo que unos días antes, el 30 de junio de 1957, se hubiera fundado el Departamento de Estudiantes de la organización; y que, con espíritu de noblesse oblige, sus miembros hubieran asumido el compromiso de proteger al pueblo.
Junto con lo expuesto hasta aquí, en la Soka Gakkai cada mes de julio conmemoramos también la fundación de los departamentos juveniles,[4] integrados por sucesores de los tres presidentes fundadores. Como se ha venido anunciando en meses anteriores, este año los jóvenes de la SGEs escogieron celebrarlo en las asambleas #DespiertaPaz, el 28 de junio.[5]
La conjunción de efemérides este mes y, sobre todo, la determinación de hacer de ellas una oportunidad para comprender mejor su significado y su relevancia en el momento presente nos permiten dar respuesta a interrogantes muy actuales. Y es que en los tiempos que corren, de guerra, inestabilidad e incertidumbre, muchas personas se preguntan si de verdad su revolución humana puede contribuir a cambiar el curso de los acontecimientos.
En un contexto en que las desigualdades parecen acentuarse, y en que incluso el diálogo constructivo se ve amenazado por ideas y visiones polarizadas y por la violencia y la imposición, ¿cómo podemos promover una transformación positiva de las circunstancias? Y, si logramos profundizar nuestra convicción en el poder transformador, individual y colectivo, ¿cómo podemos transmitírsela a otras personas cuando les hablamos de la Soka Gakkai como movimiento por la paz?
Durante un curso realizado recientemente en Japón, estas inquietudes fueron compartidas con el director general de la SGI Yoshiki Tanigawa, quien inició su respuesta regresando al Sutra del loto. Las enseñanzas provisionales, que precedieron a este sutra, planteaban que las personas de los dos vehículos[6]eran incapaces de manifestar la budeidad; pero el Sutra del loto revela lo contrario. De hecho, aclara que no solo ellas, sino todos los seres de los diez estados pueden lograr la iluminación.
Si los bodisatvas y los budas no pudieran manifestar la budeidad, no existiría el budismo. La iluminación de los que escuchan la voz y los que toman conciencia de las causas es la piedra angular del budismo.
Los que escuchaban la voz eran discípulos muy cercanos a Shakyamuni; estaban constantemente a su lado. Si no hubiese podido hacer que lograran la budeidad, cabría preguntarse sobre el propósito real del budismo.
Pero, en aquellas enseñanzas anteriores, se afirmaba que las personas de los dos vehículos habían quemado las semillas de la iluminación en sus vidas. El hecho de que Shakyamuni les permitiera asumirse como budas revela el poder del Sutra del loto de permitir a todas las personas lograr la budeidad. De ese modo, se rompe la apatía y la desesperanza de la asamblea y se abre el camino hacia la iluminación de todas las personas: incluso la gente malvada, personificada en el sutra a través de Devadatta, puede lograr la budeidad, el mismo estado que el Buda. Esto hace surgir una alegría inmensa, inimaginable…[7]
El espíritu de nuestro movimiento por la paz es el mismo. Implica luchar contra el sentimiento de que las cosas no pueden cambiar; contra el descreimiento, la resignación y el estancamiento. Al igual que el sol o la luna iluminan la oscuridad, podemos crear un mundo de paz disipando la oscuridad en el corazón de la gente: este es el budismo Nichiren y la base del movimiento del kosen-rufu impulsado por los Bodisatvas de la Tierra de la Soka Gakkai.
Ikeda Sensei afirmó:
Promover el kosen-rufu no se trata simplemente de difundir ideas o terminologías del budismo. Significa que cada uno de nosotros se ponga en acción dondequiera que se encuentre, y valientemente se esfuerce en transformar su karma basado en las enseñanzas del Daishonin. Es tomar conciencia de nuestra noble misión como Bodisatvas de la Tierra y crear entendimiento, confianza y alegría a nuestro alrededor.
La única forma en que se logrará el kosen-rufu mundial es alentando y forjando personas que tengan el valor de levantarse solas y de actuar por propia iniciativa.[8]
Este mes de julio, desafiémonos a abrir nuevos horizontes de esperanza sin límites.
[1] ↑ IKEDA, Daisaku: La revolución humana, vol. 1, cap. 1. Por el momento, esta obra no está publicada en España.
[2] ↑ Véase IKEDA, Daisaku: La nueva revolución humana, vol. 30, parte II, Rivas-Vaciamadrid: Ediciones Civilización Global, 2021, pág. 293.
[3] ↑ Véase la sección «Orientación» de este número.
[4] ↑ Los departamentos de Mujeres Jóvenes y de Hombres Jóvenes se fundaron en Japón el 19 y el 11 de julio de 1951, respectivamente.
[5] ↑ Dado que el 28 de junio es posterior a la fecha de entrega de este número de la revista CG a la imprenta, se prevé informar ampliamente sobre dichas asambleas en el número de agosto.
[6] ↑ Esta expresión alude a «los que escuchan la voz» y «los que toman conciencia de las causas», es decir, a personas en las que priman los estados de aprendizaje y comprensión intuitiva.
[7] ↑ Puede leerse más sobre el tema en IKEDA, Daisaku et. al.: La sabiduría del «Sutra del loto», vol. 1, Rivas-Vaciamadrid: Ediciones Civilización Global, 2016, pág. 351 y ss.
[8] ↑ IKEDA, Daisaku: La sabiduría para ser feliz y crear la paz. Parte 3: El «kosen-rufu» y la paz mundial, Rivas-Vaciamadrid: Ediciones Civilización Global, 2024, pág. 25.