Lo que sigue es un extracto del discurso de Daisaku Ikeda retransmitido durante la reunión de la sede central del 6 de febrero, pronunciado originalmente el 17 de octubre de 1995 en el mismo lugar de reunión.
[…] El budismo de Nichiren Daishonin es una filosofía de esperanza ilimitada. […]
El Daishonin declara: «El maravilloso medio para poner fin, de verdad, a los obstáculos físicos y espirituales de los seres humanos no es otro que Nam-myoho-renge-kyo».[1] No hay escollos que no podamos superar cuando entonamos Nam-myoho-renge-kyo.
En el budismo no hay situaciones sin salida. Nam-myoho-renge-kyo es el «medio maravilloso» para despejar todos los obstáculos y arremeter libremente en la vida, con valentía y aplomo. Por eso, el Daishonin exhorta: «Utilice la estrategia del Sutra del loto antes que ninguna otra».[2] Cuando basamos nuestra vida en la «estrategia del Sutra del loto» –es decir, la fe en la Ley Mística– no hay problema que no podamos revertir.
La Ley Mística es eterna. Por lo tanto, el beneficio y la buena fortuna de quienes creen en la Ley Mística y la practican también son imperecederos. Pase lo que pase, la Soka Gakkai seguirá prevaleciendo eternamente. La Ley Mística es el «medio maravilloso» para crear paz, felicidad y esperanza. Esto es lo que hoy quiero declarar.
*
Arnold J. Toynbee, uno de los grandes historiadores del siglo XX, falleció un 22 de octubre, hace veinte años [en 1975].
Vivamente interesado en el budismo Mahayana, el profesor Toynbee me escribió expresando su deseo de conocerme. En consideración a su salud, dada su avanzada edad, viajé a Londres para visitarlo, y fue allí donde mantuvimos nuestras conversaciones.
Nuestras profundas conversaciones se extendieron a lo largo de varias jornadas. Hubo días en que conversamos durante ocho horas.
Uno de los temas que abordamos fue que el desarrollo de una civilización depende, en buena medida, de la forma en que quienes la integran responden a los retos y dificultades del entorno. En su monumental estudio de la historia, una de las conclusiones a las que el profesor Toynbee había llegado era su teoría de los «retos y respuestas».
Había percibido sagazmente cómo nuevas civilizaciones se habían desarrollado a partir de sociedades tenaces cuyas gentes, al verse ante retos impuestos por la naturaleza o por otros factores, respondían al desafío en lugar de dejarse vencer. […]
El profesor Toynbee dijo que «una civilización está decidida por el tipo de religión sobre la que ella se basa».[3] También señaló: «Una futura religión, que haga nacer una civilización nueva y que sea capaz de mantenerla con vida, tendrá que ser una religión que permita a la humanidad afrontar y superar los males que hoy amenazan gravemente a la supervivencia del hombre».[4]
Este gran historiador entendía el inmenso significado de la religión en el marco de su gran teoría de la civilización. Precisamente por ello, depositaba grandes expectativas en nuestro movimiento de paz, cultura y educación basado en el humanismo budista. […]
*
Casi hacia el final de nuestro diálogo en 1973, le pregunté si tenía algún consejo personal para mí. Comenzó su respuesta diciendo: «Me parece algo impertinente de mi parte darle consejo personal, pues yo soy un académico y usted es un hombre de acción». Y luego siguió: «Creo que ambos coincidimos en lo que debe hacer un ser humano con su vida. El Camino Medio –como usted ha dicho– es el camino a seguir. Estoy seguro de que la Soka Gakkai está avanzando enfocada en el futuro distante. Es lo que todos deberíamos hacer».[5] […]
La esperanza es fortaleza; nace del coraje y la sabiduría, no del mero conocimiento. Y la fe es sabiduría que produce esperanza ilimitada y eterna.
Como miembros de la SGI, iluminemos siempre al género humano con la luz de la esperanza, y construyamos una civilización creadora de valor que destelle con el fulgor de una esperanza infinita.
(Traducción del artículo publicado el 16 de febrero de 2022 en el Seikyo Shimbun).
[1] ↑ El maravilloso medio para superar los obstáculos, en END, pág. 884.
[2] ↑ La estrategia del «Sutra del loto», en END, pág. 1046.
[3] ↑ TOYNBEE, Arnold y Daisaku IKEDA: Elige la vida, Buenos Aires: Emecé Editores, 2002, pág. 315.
[4] ↑ Ib., pág. 321.
[5] ↑ De la transcripción del diálogo.