Lo que sigue es un extracto de la orientación brindada por Daisaku Ikeda en una reunión nacional de responsables de los departamentos juveniles de la Soka Gakkai celebrada en el Auditorio en Memoria de Josei Toda en Sugamo, Tokio, en enero de 1997. El vídeo de este discurso se retransmitió en la última reunión de la sede central para responsables de la organización, el 11 de enero pasado.
La Soka Gakkai es una organización maravillosa, que concuerda con el propósito del Buda. Abrazando una gran filosofía, sus diez millones de miembros contribuyen activamente a la paz y la cultura. Se esfuerzan en bien del kosen-rufu, la paz duradera, basándose en los profundos principios del budismo Nichiren. En ningún otro lugar encontraremos una organización tan extraordinaria de personas comunes. Nunca ha existido un movimiento igual, ni volverá a surgir otro igual. Vosotros, mis jóvenes amigos, sois los auténticos sucesores de la Soka Gakkai. El gran escenario del siglo XXI os pertenece.
Estoy orando cada día para que podáis asumir el liderazgo y llevar a cabo vuestras actividades libremente, en vuestras respectivas áreas y en cualquier lugar del mundo. Y estoy trabajando con todo mi ser para sentar los cimientos que os permitan hacerlo.
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¿En qué consiste la verdadera felicidad? Son muchas las personas que creen saber la respuesta, pero muy pocas las que realmente la conocen.
Un dicho tailandés afirma: «La felicidad ficticia nos vuelve altivos y arrogantes, mientras que la felicidad real nos da alegría y nos llena de sabiduría y amor compasivo».1
Parecen palabras simples, pero, en realidad, son muy profundas. La falsa felicidad es superficial y deriva de fuentes externas. En cambio, la verdadera felicidad es la que surge del interior, de lo más profundo de nuestro ser, y su expresión suprema es la manifestación de nuestra budeidad.
Un dicho tailandés afirma: «La felicidad ficticia nos vuelve altivos y arrogantes, mientras que la felicidad real nos da alegría y nos llena de sabiduría y amor compasivo». Parecen palabras simples, pero, en realidad, son muy profundas.
La felicidad genuina proviene del deseo de ser mejores personas. En otras palabras, es la revolución humana.
Creo que la estabilidad, la paz y la felicidad verdaderas serán inalcanzables para las personas de este país a menos que se decidan a buscar la felicidad absoluta; es decir, la revolución humana.
Vosotros, jóvenes de la Soka, que tomáis acción con la insuperable filosofía de la Ley Mística como guía, sois los pioneros de ese cambio. Daréis lugar a una época en la que todas las personas podrán gozar vidas llenas de alegría, sabiduría y amor compasivo.
Somos los únicos que conocemos el camino para lograrlo.
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La juventud se caracteriza por tener infinita esperanza, infinita fortaleza e infinitos tesoros. Ser joven, de por sí, implica poseer la riqueza más grande, aunque no se tenga un céntimo.
La juventud está colmada de esperanza y de futuro; tiene un potencial ilimitado. No hay necesidad de que os apresuréis en busca de éxito o de riqueza. Si os dedicáis seriamente a cumplir vuestra misión, todo lo que necesitéis llegará a vosotros a su debido tiempo.
Si continuáis esforzándoos con perseverancia, vuestra vida se verá adornada de buena fortuna y beneficios, tan naturalmente como los frutos maduran.
Lo importante es que adquiráis conciencia. De ese modo ampliaréis vuestro mundo y disfrutaréis de una vida más profunda y significativa.
En mi juventud, consciente de lo afortunado que era por tener un maestro como Josei Toda, decidí que pondría en acción todas sus palabras y me enfocaría en recibir su capacitación y sus enseñanzas.
Porque avancé con esa conciencia, con ese compromiso, hoy no tengo nada que reprocharme.
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Se dice que el Buda posee un cuerpo adamantino. Podemos interpretar que ese término describe un estado de vida tan fuerte como el diamante, rebosante de buena fortuna y beneficios indestructibles, que emite el brillo de una noble personalidad.
¿Cómo construir un estado de vida así? Este es el tema que recorre los escritos de Nichiren Daishonin. Su conclusión es que debemos denunciar exhaustivamente cualquier falta o calumnia contra la Ley. En otras palabras, el quid está en el shakubuku, en refutar lo erróneo y revelar lo verdadero. Es nuestra lucha continua por el kosen-rufu.
Impugnar los actos contra la Ley es clave para adquirir un cuerpo adamantino, para llegar a ser budas: he ahí la esencia del budismo. Shakyamuni la enseñó y el Daishonin la puso en práctica.
En La apertura de los ojos, el Daishonin cita el siguiente pasaje [del Sutra del nirvana, donde Shakyamuni dice a uno de sus principales discípulos]:
Kashyapa, yo pude adquirir este cuerpo adamantino porque fui un defensor de la enseñanza correcta. Kashyapa, como [en el pasado] me consagré a la enseñanza correcta, he podido adquirir este cuerpo adamantino que perdura eternamente y jamás se destruye. […] Los monjes [de los cuales hablas] predican diversas doctrinas, mas aún no pueden proferir el «rugido de león». […] Tampoco pueden refutar y convertir a las malas personas que actúan contra la enseñanza correcta. Los monjes de esta clase no pueden generar beneficios para sí mismos ni para el pueblo.2
El Daishonin enseña este principio reiteradamente; podemos encontrarlo una y otra vez en sus escritos. Por ejemplo, en uno señala: «Pretender lograr la budeidad sin denunciar los actos contra la Ley es tan inútil como buscar agua en el fuego, o fuego en el agua».3
Este pasaje, muy conocido, afirma que la forma de adquirir beneficios, de manifestar la budeidad y de lograr un cuerpo adamantino es rebatir los actos contra la Ley y contra la enseñanza correcta. La verdadera grandeza de la Soka Gakkai yace en que siempre hemos actuado de acuerdo con estas palabras de oro.
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El budismo es estricto. Nadie puede engañar a la Ley Mística, que desenmascara cualquier impostura, cualquier falsa apariencia.
El Sutra del loto afirma: «Este sutra es difícil de mantener».4 Quienes aceptan sus enseñanzas inevitablemente enfrentarán dificultades.
Nadie puede manifestar la budeidad sin batallar contra los obstáculos. Sería una lástima renunciar a adquirir un cuerpo adamantino, que es fuente de una felicidad insuperable, absoluta. Pase lo que pase, uno brillará como un diamante, vivirá con alegría y avanzará erguido, con dignidad indómita. Espero que todos lo logréis, sin excepción. Este es el propósito de nuestra práctica budista, de nuestra fe y de nuestros esfuerzos.
Quienes perseveran en la fe con dedicación y sinceridad […] llegan a ser felices. Esta es mi conclusión tras haber observado a innumerables personas durante […] décadas.
Nichiren Daishonin proclamó con audacia: «Seré el pilar del Japón. Seré los ojos del Japón. Seré el gran navío del Japón».5
Inspirado en la gran convicción del Daishonin, Toda Sensei declaró: «¡Hoy, la Soka Gakkai es el pilar de Japón!».
Las autoridades del gobierno militar de Kamakura pretendían derribar al Daishonin, el «pilar del Japón». Durante la persecución de Tatsunokuchi, que desembocó en el exilio del Daishonin a la isla de Sado, el gobernante de facto Hei no Saemon-no-jo encabezó un regimiento de varios centenares de guerreros armados para arrestarlo a él solo.
El país entero trataba al Daishonin como si fuese la persona más despreciable. Sin embargo, él dijo a sus captores «en voz alta»: «¡Qué espectáculo! ¡Miren cómo enloquece Hei no Saemon! Caballeros, acaban de derribar al pilar del Japón».6 Estas palabras transmiten su monumental convicción.
Vivimos tiempos turbulentos e inciertos. La Soka Gakkai es la única esperanza del mundo; lo han afirmado destacados intelectuales de todo el mundo. Con esta gran conciencia, ¡pongámonos de pie y demostremos la verdadera fuerza de nuestra práctica budista como genuinos discípulos del Daishonin!
¿Quiénes son los vencedores últimos en la vida? Quienes trabajan duro y triunfan sobre las dificultades. Quienes evitan el esfuerzo, a la larga, terminan sufriendo. En cambio, las personas que practican la esencia del budismo de acuerdo con los escritos del Daishonin y con el espíritu de la Soka Gakkai triunfan al final. Quienes perseveran en la fe con dedicación y sinceridad obtienen grandes beneficios. Llegan a ser felices. Esta es mi conclusión tras haber observado a innumerables personas durante las últimas cinco décadas.
¡Espero con impaciencia su victoria!
(Traducción del artículo publicado el 27 de enero de 2025 en el Seikyo Shimbun).
- Ngeakhit khamkhom lea khamuayphon (Proverbios y máximas tailandesas), comp. y edit. por Anusorn, Bangkok: Ruamsan, 1993, pág. 207.
- La apertura de los ojos, en END, pág. 302.
- Las bases para manifestar la budeidad, en END, pág. 785.
- SL, cap. 11, pág. 179.
- La apertura de los ojos, en END, pág. 297.
- El comportamiento del devoto del «Sutra del loto», en END, pág. 804.