Por Daisaku Ikeda · Junio de 2021
Quienes practican el budismo Nichiren tal como enseña el Daishonin tienen asegurada la felicidad, así como el triunfo en la vida. Esta es la esencia de la «fe para lograr la victoria absoluta»[1] que postula la Soka Gakkai.
Nuestro presidente fundador, Tsunesaburo Makiguchi, subrayó este pasaje de los escritos de Nichiren Daishonin para destacar su importancia: «Con respecto a la enseñanza, la práctica y la prueba, […] el Último Día de la Ley posee las tres».[2] El Daishonin declara que todas las personas, si practican la enseñanza de la Ley Mística, tienen la certeza de obtener la prueba, o efecto benéfico, de la budeidad.
La eficacia de un buen remedio solo se demuestra comprobando la curación de quienes lo han recibido. Por eso el maestro Makiguchi dedicó su vida a enseñar a los miembros que podían ofrecer una «prueba real imbatible» —como él solía llamarla— del poder extraordinario que tenía el gran remedio de la Ley Mística, haciendo brillar la naturaleza de Buda en su vida y en la de los demás. Su mayor felicidad era escuchar las experiencias que contaban los miembros entre lágrimas y sonrisas; estos testimonios eran, para él, valiosos «diamantes», nobles pruebas reales de la eficacia de practicar el budismo Nichiren.[3]
El Daishonin escribe: «la entidad de Myoho-renge-kyo[4] es el cuerpo físico que, al nacer, recibieron de su padre y de su madre los discípulos y seguidores de Nichiren, quienes creen en el Sutra del loto».[5]
Hace sesenta y cinco años [durante la campaña de Osaka de 1956], los miembros de Kansai y yo estudiamos este pasaje de La entidad de la Ley Mística. Nos propusimos dialogar con la gente, con el deseo de contribuir al ideal del Daishonin de «establecer la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra», y cada uno de nosotros emprendió esta iniciativa con el orgullo y la satisfacción de ser «entidades de la Ley Mística».
Todos tenemos nuestros problemas, y lo mismo ocurre con la sociedad, cuyas incontables dificultades debemos resolver juntos. En ese trasfondo, el cálido resplandor del budismo del sol se refleja en la autenticidad de nuestros miembros de la familia Soka, entregados a una labor tan valerosa como resuelta y sincera por la felicidad de los semejantes y de la sociedad. Mientras avanzamos juntos en nuestra revolución humana, acercamos una luz revitalizante a quienes viven abrumados por el sufrimiento.
Las flores humanas de la Soka, audaces a la hora de afrontar obstáculos y entusiastas a la hora de brindar aliento mutuo, hoy crecen exuberantes en cada rincón del mundo.
Cada vez más personas descubren el valor de nuestra inspiradora red de Bodisatvas de la Tierra; y esta expansión representa, en sí misma, una esperanza en el posible cambio del destino de toda la humanidad.
Este mes de junio señala el 150.° natalicio de Makiguchi Sensei,[6] quien murió en la cárcel como prisionero de conciencia. Hagamos que su legado de aprecio y respeto por cada persona perviva en nuestras brillantes interacciones con los demás. Y, armados del coraje de un rey león —la inseparabilidad de maestro y discípulo que nos une a todos— ¡trabajemos con mayor ahínco y arrojo aún, con la certeza de que «tenemos la victoria asegurada»![7]
Vidas profundamente impregnadas
en la Ley Mística,
que proclaman exultantes su victoria
sobre todas las dificultades,
junto a sus amigos del alma.
(Traducción del artículo publicado en la edición de junio de 2021 de Daibyakurenge).
[1] La «fe para lograr la victoria absoluta» es una de las cinco guías eternas de la Soka Gakkai.
[2] Enseñanza, práctica y prueba, en Los escritos de Nichiren Daishonin (END), Tokio: Soka Gakkai, 2008, pág. 505.
[3] MAKIGUCHI, Tsunesaburo: Makiguchi Tsunesaburo Zenshu (Obras completas de Tsunesaburo Makiguchi), vol. 10, Tokio: Daisanbunmei-sha, 1987, pág. 144.
[4] El Daishonin a menudo usa Myoho-renge-kyo como sinónimo de Nam-myoho-renge-kyo en sus escritos.
[5] La entidad de la Ley Mística, en END, pág. 441.
[6] Tsunesaburo Makiguchi nació el 6 de junio de 1871.
[7] Verso de la canción de la Soka Gakkai de Tokio «Nuestros inspiradores miembros».