Las personas que se esfuerzan sinceramente por el kosen-rufu son tesoros de la Soka


A continuación  presentamos un extracto del discurso pronunciado por Daisaku Ikeda en la 12.ª reunión de la sede central para responsables, celebrada en el Centro en Memoria de Tsunesaburo Makiguchi en Hachioji, Tokio, el 16 de junio de 1997. El vídeo de este discurso fue retransmitido en la última reunión de la sede central para responsables, el pasado 7 de septiembre.

Como expresión de mi honda gratitud a todos los integrantes de nuestro grupo Muchos Tesoros, me gustaría compartir la historia de una de ellos.

Esta practicante ingresó en la Soka Gakkai en noviembre de 1959, motivada por un problema de salud. A sus cuarenta y tantos años, sufría de un agrandamiento cardíaco. Un pronóstico le había dado solo dos o tres años más de vida.

Una miembro del Departamento de Mujeres de la Soka Gakkai le aseguró que podría recuperar la salud si practicaba el budismo Nichiren, que enseña que ninguna oración queda sin respuesta.

El aliento de las personas de fe pura conmueve profundamente los corazones…

Transmitir el budismo a alguien supone llevar a Nichiren Daishonin a su hogar. Es algo increíblemente noble, verdaderamente maravilloso. Por eso no hay nadie más admirable que las personas que se dedican seriamente a las actividades de la Soka Gakkai, orgullosas de ser miembros de nuestra organización.

Quienes trabajan por el kosen-rufu con compromiso incansable son más grandiosos que cualquier académico, celebridad o autoridad. Sin ninguna duda, el Daishonin dedicaría sus más francos elogios y abrazaría cálidamente a estos sinceros y laboriosos miembros.

Lo que caracteriza una vida de honor genuino es la consagración seria e infatigable a la fe. Quienes viven de este modo son tesoros del kosen-rufu y de la Soka Gakkai.

El nuestro siempre será un reino de personas comunes. El pueblo es la tierra y el cimiento de todas las cosas.

Daisaku Ikeda, en un momento de su discurso del 16 de junio de 1997 | Foto: Seikyo Shimbun

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Aunque al principio el marido de esta integrante del grupo Muchos Tesoros se opuso a su fe, ella ayudó a muchos otros a iniciar la práctica del budismo Nichiren. Su enfermedad cardíaca fue mejorando de manera sostenida, dando prueba del principio budista de «prolongar la vida a través de la fe»,[1] que expone el capítulo «La duración de la vida de El Que Así Llega» (16.º) del Sutra del loto. Ha dado una prueba real a través de extender su vida cuatro décadas más.

Ella dice: «En el budismo Nichiren, todo es muy claro y nada cae en saco roto. Los esfuerzos que uno hace podrán quedar sin recompensa en la sociedad, pero eso jamás ocurre en el mundo de la fe».

Su convicción es impresionante; hasta hoy, continúa participando con alegría en las actividades de la Soka Gakkai. Ha creado una red de centenares de amigos, y sigue ayudando a muchas personas a relacionarse con el budismo.

El nuestro siempre será un reino de personas comunes. El pueblo es la tierra y el cimiento de todas las cosas.

«Cada vez que he dado todo por el kosen-rufu –señala–, he podido transformar mi karma, recibir beneficios y construir la vida de la cual hoy disfruto. Cuando me he consagrado sin reservas, dejando a un lado mis preocupaciones y antojos, mis oraciones se han cumplido de manera natural».

Su actitud es realmente admirable. El auténtico espíritu de la Soka Gakkai y la verdadera esencia de la fe se encuentran en hacer un gran juramento y dedicarse a cumplirlo.

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Una de las frases predilectas de los escritos del Daishonin de esta miembro de Muchos Tesoros es la siguiente: «Haga surgir el inmenso poder de la fe, para que todos los habitantes de Kamakura, de alta y de baja estirpe, y todo el pueblo del Japón, cuando hablen de usted lo llamen “¡Shijo Kingo, Shijo Kingo de la escuela del Loto![2]”».[3]

Grabando estas palabras en su corazón, ha avanzado con fortaleza y determinación. Y, tal como juró, hoy está dando espléndidas pruebas tangibles de la bondad de su fe. Su vida es un canto de victoria.

«Cuando ingresé en la Soka Gakkai –cuenta esta gran pionera–, algunas personas trataron de ridiculizarme por adoptar una religión de “clase baja” y hablaron mal de mí. Me he esforzado con la resolución de mostrarles cuán equivocadas estaban».

Si no decimos lo que hay que decir, no lograremos nada. Solo podremos demostrar la validez del budismo Nichiren hablando a otros sobre la verdad de nuestro movimiento y rectificando los errores.

La historia del mundo está llena de relatos sobre grandes personalidades con vidas sobresalientes. Pero más maravillosas aún son las vidas de «grandes personas comunes» como los practicantes del budismo Nichiren, los miembros de la Soka Gakkai, los integrantes del grupo Muchos Tesoros.

¡Sigamos avanzando con la convicción de que el kosen-rufu es vencer y vencer es el kosen-rufu!

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Durante la Segunda Guerra Mundial, en medio de una tormenta de persecuciones, el primer presidente de la Soka Gakkai, Tsunesaburo Makiguchi, habló sobre la realización del kosen-rufu.

Como resultado de sus esfuerzos, el número de miembros de la organización comenzó a crecer sostenidamente alrededor de 1940.

Esto se debió al enfoque revolucionario que había adoptado para propagar el budismo Nichiren. Se centraba en visitar un hogar tras otro, en dialogar con una persona tras otra. Había llegado a la conclusión de que esa era la única forma de hacerlo, la forma en que debe hacerse.

Makiguchi Sensei, un gran estudioso, al principio había tenido la esperanza de que sus escritos fueran un medio de propagación eficaz, pero no fue así. Entonces, probó dirigirse a grandes grupos en conferencias y reuniones numerosas. También eso resultó poco efectivo.

Los libros no habían servido, y las grandes reuniones tampoco. Así que tomó la iniciativa de encontrarse con un individuo tras otro. Esto lo llevó a comprender que «el único camino es encontrar unos pocos amigos de pensamiento afín».

A partir de entonces, la propagación avanzó significativamente. Poco a poco empezaron a sumarse valores humanos.

El enfoque de Makiguchi Sensei siempre fue experimental; ponía sus ideas a prueba. Intentaba las cosas por sí mismo para llegar a la conclusión más fiable. Fue una persona realmente extraordinaria. Puedo entender por qué Toda Sensei se consagró a apoyarlo de la manera en que lo hizo.

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Para terminar hoy, me gustaría citar un pasaje de un escrito de Nichiren Daishonin titulado Los cuatro niveles de la fe y los cinco niveles de la práctica:

[E]xhorto a los habitantes de este país: ¡no desprecien a mis discípulos! Si indagan en su pasado, verán que ellos son grandes bodisatvas, que han dado ofrendas a budas durante ochocientos mil millones de kalpas […]. Y si hablamos de su futuro, ellos poseerán el beneficio de la quincuagésima persona [que se regocija al escuchar el Sutra del loto],[4] mayor aun al de aquel que hizo ofrendas a innumerables seres vivos durante ochenta años.[5] Son como un emperador infante arropado en pañales, o como un gigantesco dragón recién nacido. ¡No los desprecien! ¡No los traten con desdén![6]

No hay personas más nobles que los Bodisatvas de la Tierra que trabajan por el kosen-rufu. El Daishonin declara que nadie debe denigrarlos. «¡No los desprecien! ¡No los traten con desdén!».

La historia del mundo está llena de relatos sobre grandes personalidades con vidas sobresalientes. Pero más maravillosas aún son las vidas de «grandes personas comunes».

El universo es vasto, como lo es el mundo del budismo. El capítulo «La duración de la vida» del Sutra del loto señala que hay «quinientos, mil, diez mil, un millón de nayutas de asamkhyas de grandes sistemas planetarios».[7] La budeidad es un estado de vida en el que podemos abrirnos paso con perfecta libertad a través de este inmenso universo. Elevémonos serenamente por encima de los asuntos pequeños y triviales, y avancemos con corazones amplios y generosos, llenos de confianza.

Estoy orando cada día para que todos ustedes, mis queridos compañeros de fe, vivan con salud, protección y prosperidad, recorriendo sin desvío el camino del kosen-rufu.

Oro mañana y tarde para que cada uno de ustedes sea feliz, cumpla su gran juramento y construya una vida verdaderamente significativa y plena.

(Traducción del artículo publicado el 22 de septiembre de 2024 en el Seikyo Shimbun).


[1] ↑ El principio de «prolongar la vida a través de la fe» se basa en el siguiente pasaje del Sutra del loto: «¡Te pedimos que nos cures y nos permitas seguir viviendo!» (SL, cap. 16, pág. 226). Este corresponde a la parte donde se explica la parábola del médico excelente, quien da un «buen remedio» a sus hijos, que han bebido un «veneno» (es decir, han sucumbido a la ilusión) y le suplican que los cure de su intoxicación. Cuando aceptan y beben la medicina (es decir, cuando adoptan la fe en la Ley prodigiosa del Sutra del loto) se curan y pueden disfrutar de una larga vida.

[2] ↑ El término «escuela del Loto», en su origen, se aplicaba alternativamente a la escuela Tendai, que se basaba en el Sutra del loto. Tiempo después pasó a indicar, específicamente, al budismo establecido por Nichiren Daishonin.

[3] ↑ Los deseos mundanos son la iluminación, en END, pág. 338.

[4] ↑ Beneficio de la quincuagésima persona: Alusión al beneficio incalculable obtenido incluso por la quincuagésima persona sucesiva en una cadena de transmisión que se regocija al escuchar el Sutra del loto.

[5] ↑ Véase SL, cap. 18, pág. 245.

[6] ↑ Sobre los cuatro niveles de la fe y los cinco niveles de la práctica, en END, pág. 829.

[7] ↑ SL, cap. 16, pág. 224.

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