Orientación para la SGEs
Durante la reciente Conferencia Europea del Kosen-rufu, el responsable de Jóvenes de la SGI, Mitsuo Nishikata, compartió en una sesión reflexiones sobre el momento actual y el papel de la juventud, basadas en el estudio de la orientación de Daisaku Ikeda, particularmente de La nueva revolución humana. Siendo marzo un mes en el que, en la Soka Gakkai, se otorga máximo protagonismo a los jóvenes, basamos el contenido de esta entrega en esa sesión.
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En la segunda parte del volumen 30 de La nueva revolución humana se recrea el impulso del kosen-rufu por la Soka Gakkai entre 1981 y 2001. Esas dos décadas constituyen, precisamente, el período en que la Soka Gakkai se desarrolló como religión global. Con este objetivo, Ikeda Sensei había estado construyendo los cimientos del kosen-rufu mundial, centrándose siempre en alentar y nutrir a la juventud, tal como se describe al comienzo del capítulo «Juramento», donde leemos:
Quienes abren las puertas de una nueva era son los jóvenes. Para que una organización, las sociedades y las naciones muestren un desarrollo sostenido, es esencial el surgimiento de un flujo constante de jóvenes que desplieguen sin restricciones su potencial. Fue esto lo que llevó a Shin’ichi Yamamoto a dirigir permanentemente su atención y sus esfuerzos a la forja de la juventud.[1]
Por otro lado, al estudiar la novela, vemos que en esos 20 años se otorgaron a Ikeda Sensei títulos como los de «Poeta laureado» y «Poeta laureado del mundo», así como otras órdenes y condecoraciones y títulos honoríficos de distintas universidades de todo el globo. Refiriéndose a tales reconocimientos, escribió: «Todas estas distinciones representaban el reconocimiento a los esfuerzos de la SGI para promover la paz, la cultura y la educación, y expresaban la aceptación y la confianza que la sociedad dirigía a sus integrantes».[2]
En este último tomo de La nueva revolución humana –que, recordemos, es una obra de historia novelada–, Shin’ichi Yamamoto –personaje que representa al propio Ikeda Sensei– vuelca sus energías en reunirse y conversar con líderes de diversos países. «[E]stos esfuerzos permitirían allanar el camino hacia un mundo de paz y dar a conocer cabalmente la Soka Gakkai para, de ese modo, proteger a los miembros en aquellos países».[3]
Europa, en particular, había sido un escenario de división desde el inicio del siglo XX, durante las dos guerras mundiales y también durante la Guerra Fría. En ese tramo final del siglo, Sensei viajó por todo el continente, además de a otros países, para continuar sembrando las semillas de la paz, dando todo de sí. Como se expresa en «Juramento»:
La división no hace más que generar más división. De ahí que sea importante establecer una filosofía unificadora que nos lleve a retornar al terreno común de nuestra condición humana.
El mundo se encuentra en proceso de cambio constante. […] De la misma manera, aun en aquellas situaciones que aparentan estar irremediablemente congeladas, finalmente puede haber deshielos.
Shin’ichi confiaba en que la historia de la humanidad evolucionaría sin falta en dirección a la paz y la unión; es más, estaba decidido a hacer lo que fuera para que esto ocurriese.[4]
En un momento en que Europa y el mundo entero ven cómo las divisiones no parecen sino acentuarse, esta orientación resulta de gran importancia para la construcción de una paz genuina.
La última escena del capítulo «Juramento» recrea la reunión de la sede central para responsables de la Soka Gakkai celebrada el 12 de noviembre de 2001. Y expone el clamor en el corazón de Shin’ichi, dirigido a los jóvenes: «¡Pongámonos en marcha juntos! Mientras vivamos, ¡luchemos! Avancemos con confianza y vigor mientras hacemos sonar vibrantemente la segunda serie de las Siete Campanadas!».[5]
Dicha segunda serie de Siete Campanadas (véase tb. el recuadro) comenzó justo ese año, con una primera «campanada».[6]
Durante la segunda –es decir, el período de siete años a partir de 2008–, se completó la Sede del Gran Juramento del Kosen-rufu (en noviembre de 2013) y se abrió el telón de una nueva era del kosen-rufu en todo el mundo.
En el período de siete años que comenzó en 2015, cuando se hizo sonar la tercera campanada, se revisaron los Estatutos de la Soka Gakkai, estableciendo claramente que los tres presidentes fundadores son y serán los eternos maestros del kosen-rufu. Asimismo, se revisó la liturgia para el gongyo, consolidando a la Soka Gakkai como organización global.
También en ese período se completaron los 30 volúmenes de La nueva revolución humana y se publicó, en japonés, una nueva edición de los escritos de Nichiren Daishonin bajo la supervisión de Ikeda Sensei. El impulso del kosen-rufu mundial se fue fortaleciendo progresivamente.
2025 marca un importante hito al representar el ecuador de esta segunda serie de Siete Campanadas que comenzó con el siglo XXI. No es exagerado decir que es un año decisivo para determinar el futuro del kosen-rufu con miras al centenario de la fundación de la Soka Gakkai en 2030 y, más aún, hacia 2050.
En un mundo sobre el que penden las amenazas del cambio climático y la crisis global, huelga decir que la humanidad se encuentra en una encrucijada. Debe escoger entre la cooperación y la división. Este es precisamente el motivo por el cual nuestra misión se está volviendo más y más importante. Nuestra práctica de la filosofía humanista del budismo conecta a las personas y les permite trascender todo tipo de barreras de división.
En aquella escena final del capítulo «Juramento», Shin’ichi Yamamoto cita unas palabras de su maestro, Josei Toda: «Mientras haya un núcleo de jóvenes… ¡No! Mientras haya un discípulo verdadero, podremos lograr el kosen-rufu».7
Y expone sus propios sentimientos:
Es mi deseo que los integrantes del Departamento de Jóvenes mantengan este solemne espíritu de los primeros tres presidentes de la Soka Gakkai, unidos por los lazos eternos de maestro y discípulo. Quienes lo hagan serán supremos vencedores. Este será también el camino esencial que conducirá a la Soka Gakkai hacia sucesivas victorias en el siglo XXI. La senda que nos llevará a cumplir nuestro gran juramento del kosen-rufu y a construir una paz duradera en el mundo.[8]
Todo comienza con una persona seria y sincera. Inmediatamente después del fallecimiento del maestro Toda, Ikeda Sensei convocó una reunión especial con representantes de sus discípulos jóvenes, y en ella transmitió su determinación de asombrar a la sociedad mostrando la clase de discípulos que Toda Sensei había forjado y el avance de la Soka Gakkai. Este fue el juramento del discípulo. Los jóvenes fueron los primeros en ponerse de pie. En palabras de Sensei:
Para nosotros, los practicantes del Sutra del loto, la oración debe estar imbuida de un juramento: el juramento de llevar a cabo nuestra propia revolución humana y transformar nuestro karma. Es el compromiso de lograr la felicidad para nosotros mismos y para los demás, y de hacer realidad el ideal de «establecer la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra».[9]
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Este mes conmemoraremos el 16 de marzo, Día del Kosen-rufu, en cada grupo de diálogo de la SGEs. A propuesta del Departamento de Jóvenes, el lema de estas asambleas es «El legado del maestro, el vuelo del discípulo».[10] Unidos todos y todas en torno a ellos, con espíritu juvenil independientemente de la edad, aprovechemos estos encuentros para expandir el círculo de felicidad en nuestro entorno. ¡Volemos aún más alto!
EL PUNTO DE PARTIDA DE LAS SIETE CAMPANADAS
Un mes después del fallecimiento de Josei Toda (el 2 de abril de 1958), en la asamblea con la que se conmemoraba aquel 3 de mayo, Daisaku Ikeda compartió una novedosa visión de las «Siete Campanadas». De acuerdo con este planteamiento, cuyo origen se remonta a Josei Toda, el avance del kosen-rufu había estado pautado por períodos de siete años, con hitos que lo caracterizaban:
La primera campanada resonó en el período de siete años desde 1930 hasta 1937, cuando se estableció oficialmente la Soka Kyoiku Gakkai.
La segunda aludía al siguiente período de siete años, hasta la muerte de Tsunesaburo Makiguchi, en 1944.
La tercera campanada había concluido, en 1951, con la asunción de Toda Sensei de la segunda presidencia de la organización, ya como Soka Gakkai.
Durante la cuarta campanada se había logrado la meta de llevar la membresía a 750 000 familias, anunciada por él. El período finalizó con su fallecimiento.
Pero el joven discípulo propuso que esta pauta no solo permitiera interpretar el desarrollo previo de la organización, sino también inspirarlo en el futuro. Ikeda Sensei alentó a todos los miembros, aún abatidos por el fallecimiento de Toda Sensei, a alzar la mirada y avanzar con coraje y convicción hacia la culminación, en 1979, de una serie que llegaría a sumar siete campanadas.
A partir de entonces, la Soka Gakkai alcanzó la cifra de tres millones de familias miembros, que se había planteado como meta para la quinta campanada. Durante la sexta campanada, se expandió hasta 7,5 millones de hogares. Y, cuando el período correspondiente a la séptima campanada llegó a su fin, en 1979, se había completado la base del kosen-rufu en Japón.
Sensei amplió la visión de las Siete Campanadas con la propuesta de nuevas series, la segunda entre 2001 y 2050.
(Volver a la mención en el texto principal).
[1] ↑ IKEDA, Daisaku: La nueva revolución humana, vol. 30, parte 2, Rivas-Vaciamadrid: Ediciones Civilización Global, 2021, pág. 137 («Juramento», 1).
[2] ↑ Ib., pág. 167 («Juramento», 27).
[3] ↑ Ib., pág. 168 («Juramento», 28).
[4] ↑ Ib., pág. 179 («Juramento», 39 y 40)
[5] ↑ Ib., pág. 287 («Juramento», 139).
[6] ↑ N. de E.: Para los integrantes de la comunidad hispanohablante, el año con que concluyó ese período, 2008, tuvo el especial significado de ser aquel en que se publicaron Los escritos de Nichiren Daishonin, con un importante prefacio de Daisaku Ikeda.
[7] ↑ IKEDA, op. cit., pág. 286 («Juramento», 139).
[8] ↑ Ib.
[9] ↑ IKEDA, Daisaku: «Este es mi juramento y jamás lo abandonaré», editorial de Daibyakurenge, enero de 2016.
[10] ↑ Véase tb. la sección «Jóvenes 2030» de este número.