Por Daisaku Ikeda · Marzo de 2023
Es una gran buena fortuna poder viajar a través de las tres existencias –pasado, presente y futuro– junto con Nichiren Daishonin, la Ley Mística y nuestros compañeros, recorriendo por siempre el camino de la eternidad, la felicidad, la verdadera identidad y la pureza.
En una carta dirigida a Soya Doso, quien practicaba la fe junto a su padre, Soya Kyoshin,[1] el Daishonin escribe: «Lo del difunto Acharya Daishin[2] ha sido un asunto de lo más lamentable, sin duda alguna. Pero pensemos que lo sucedido servirá para extender más la propagación del Sutra del loto».[3] A la vez que transmite su hondo pesar por el fallecimiento de este practicante asiduo, quien tenía una estrecha relación con los Soya, y ora por su felicidad eterna, el Daishonin brinda aliento a su joven discípulo.
Quien dedica su vida al kosen-rufu es «un buda en la vida y sigue siéndolo en la muerte»,[4] colmado de incalculables tesoros del corazón y envuelto en infinita gratitud y aprecio de sus amigos. Y, con total confianza, también traspasa el testigo de su noble misión a los jóvenes Bodisatvas de la Tierra que, en un fluir constante, seguirán sus pasos.
Cuando atesoramos profundamente a nuestros seres queridos que han fallecido y están en el Pico del Águila de nuestro interior, somos capaces de armarnos de una fortaleza sublime e invencible.
En relación con el pasaje de los escritos del Daishonin citado, el maestro Toda decía que la esencia de la fe yace en perseverar y en seguir arremetiendo siempre, con la firme confianza de que todo lo que nos sucede en la vida servirá «para extender más la propagación del Sutra del loto».[5] Exactamente de esta manera, los maestro y discípulos de la Soka hemos convertido cada obstáculo interpuesto en nuestro camino en una oportunidad para ampliar mucho más aún nuestro movimiento por el kosen-rufu y para elevar nuestra condición de vida. Hemos superado todos los escollos con la poderosa convicción de transformar el veneno en medicina. Seguros de que triunfaremos, pase lo que pase, hemos redoblado nuestro esfuerzo por ayudar a los demás a crear y afianzar los vínculos con el budismo Nichiren y, así, hemos concretado un crecimiento dinámico y renovado. Debemos salir victoriosos con esta misma postura a lo largo del futuro.
En la misma carta destinada a Soya Doso, el Daishonin dice: «El relincho de los caballos blancos [en la historia del rey Rinda][6] es el sonido de nuestras voces que entonan Nam-myoho-renge-kyo».[7] Con estas palabras, nos urge a recitar un potente daimoku, que fortalezca con su resonancia la vitalidad y la intensa protección de las funciones universales, para que podamos entonar un inspirador canto triunfal a la verdad y la justicia.
Mi mayor orgullo y mi honor supremo es saber que, a la hora de enfrentar numerosas dificultades –como los incidentes de Osaka,[8] de la libertad de expresión[9] y las dos cuestiones con el clero–, mis maravillosos discípulos, que son la prueba cabal de que «del índigo se obtiene un azul mucho más intenso»,[10] se pusieron en pie para luchar a mi lado.
Durante el tempestuoso año de 1978 [mientras se fraguaba el primer incidente con el clero], escribí la letra de la canción «Abanderados de la justicia» para nuestros jóvenes leones del Departamento Futuro. Ese tema no ha dejado de cantarse hasta hoy, y en todos estos años las sucesivas promociones de graduados de esta agrupación han contribuido sustancialmente al kosen-rufu y a la sociedad.
La época actual entraña una oportunidad única para hacer realidad el ideal del Daishonin de «establecer la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra» y para concretar la eterna transmisión de la Ley.
¡Con renovada determinación y energía, trabajemos juntos para expandir nuestro magnífico círculo de amistad!
La sabiduría de los
campeones de la filosofía
es ilimitada.
Cultivemos el diálogo positivo
para disipar la penumbra de este mundo.
(Traducción del artículo publicado en la edición de marzo de 2023 de Daibyakurenge, revista mensual de estudio de la Soka Gakkai).
[1] Soya Kyoshin fue uno de los principales creyentes de la provincia de Shimosa, cuyo territorio hoy correspondería a las prefecturas de Chiba y de Ibaraki. El Daishonin le confirió el nombre budista de Horen.
[2] Acharya Daishin fue un sacerdote y discípulo de Nichiren Daishonin. Acharya (en jap.: ajari) era un título de dignidad dentro del clero.
[3] El rey Rinda, en Los escritos de Nichiren Daishonin (END), Tokio: Soka Gakkai, 2008, pág. 1035.
[4] El infierno es la Tierra de la Luz Tranquila, en END, pág. 478.
[5] El rey Rinda, en END, pág. 1035.
[6] Referencia a la historia del rey Rinda, que recobraba la vitalidad cuando escuchaba el relincho de caballos blancos, aunque esto solo ocurría cuando los corceles veían cisnes blancos.
[7] El rey Rinda, en END, pág. 1035.
[8] Incidente de Osaka: Episodio en el cual Daisaku Ikeda, por entonces responsable del grupo directivo del Departamento de Jóvenes de la Soka Gakkai, fue arrestado e injustamente acusado de violar la ley electoral, en 1957, durante las elecciones de renovación parcial de la Cámara de Senadores (Cámara Alta) de Osaka. A ello siguió un juicio, que duró casi cuatro años, al cabo de los cuales fue exonerado de todos los cargos el 25 de enero de 1962.
[9] Incidente de la libertad de expresión: Nombre de una controversia surgida en 1970, cuando la Soka Gakkai intentó defenderse de libelos. Para conocer más detalles, véase el capítulo «Vientos feroces» de La nueva revolución humana, vol. 14.
[10] Véase Offerings in the Snow (Ofrendas en la nieve), en The Writings of Nichiren Daishonin, Tokio: Soka Gakkai, 2006, vol. 2, pág. 809. La expresión «del índigo se obtiene un azul mucho más intenso» aparece citada en Gran concentración e introspección de T’ien-t’ai. Nichiren Daishonin a menudo se vale de esta comparación con la planta del índigo, no solo para denotar el avance en la práctica budista, sino también para indicar el crecimiento de los sucesores.