Una balada de esperanza
Lo puso de relieve uno de los ponentes: el segundo de los bloques que estructuran Cantos de mi corazón, poemario de Daisaku Ikeda, se titula «El alma de la luna»; y la luz de esta protagoniza uno de los poemas y una de las fotografías, también del autor, con las que se alternan. Por eso resultó idónea la hora, ya nocturna, escogida para la presentación de la reedición del libro por Ediciones Civilización Global el miércoles 6 de noviembre en el Centro Cultural Soka.
El acto, que se emitió en directo, contó con la moderación de Simona Perfetti, coordinadora de la revista CG; con una introducción por parte de Enrique Caputo, director de la editorial; y con las intervenciones de J. Francisco Peña, quien firmó el prólogo a la anterior edición y el prólogo complementario que –a raíz del fallecimiento del autor– se ha incluido en la nueva, y de María G. Zambrano, reconocida poeta.
Peña, que es profesor honorífico de la Universidad de Alcalá, definió la poesía de Daisaku Ikeda como una balada de esperanza, capaz de ir de lo humilde hacia lo eterno. Fue él, por cierto, quien subrayó la significación de las alusiones a la figura de la luna, en un recorrido temático que cubrió el conjunto del libro.
Zambrano, discípula de Ikeda, calificó la poesía de su maestro como sencilla y trascendente al mismo tiempo. E hizo referencia a la capacidad de la escritura de corporeizar la gratitud y de abrazar al otro.
El acto en su conjunto fue un homenaje al autor, convencido de que la poesía es crucial para hacer frente de manera cabal a un contexto incierto. Esto se recordó ya al inicio con una cita de uno de sus escritos, en este caso en prosa, pero dedicada a la poesía: «El espíritu poético tiene el poder de afinar el sentido de recomponer al mundo de la discordia y la división».